Son y están

"La wikiplaza será el espacio público de la ciudad digital"

  • Cosmopolita con querencia al Pumarejo, es uno de los principales animadores de los movimientos de innovación social con espíritu colaborativo y pone en práctica con experiencias dentro y fuera de España las teorías sobre la hibridación de lo virtual y lo físico para ejercitar la plena ciudadanía en la nueva vecindad con y sin internet

SE siente más realizado en la Sevilla contestataria que en la de los apellidos a la que pertenece por cuna y con la que coincide viendo toros en la Maestranza. Nació hace 47 años, estudió en el Colegio Alemán, vive en El Porvenir y es hijo de José Ramón Pérez de Lama y Concha Halcón. Su padre fue el director del proyecto Canal Sevilla-Bonanza, y alcalde de Sevilla en la Transición, sustituyendo a Fernando de Parias en el interregno de 1978-79 hasta que se constituyó la primera Corporación democrática tras la promulgación de la Constitución.

-La arquitectura en la que usted destaca no es de cimientos y vigas, sino de relaciones sociales y culturales a través de internet.

-Pronto vi que lo mío no era tener un convencional estudio de arquitectura ni meterme a promotor. Doy clases de Composición Arquitectónica y profundizo en la hibridación entre arquitectura y medio ambiente. E imparto una asignatura de nueva configuración, "El yo ciborg y la ciudad red", la creé con Manuel Gutiérrez de Rueda. Lo que más me interesa es la interrelación entre lo digital y lo urbano.

-¿Qué le marcó más de sus años como estudiante de arquitectura?

-Jaime López de Asiaín, profesor mío, el introductor de la arquitectura bioclimática en Andalucía, recibió el encargo de elaborar el plan director para hacer de la Expo un recinto que soportara mejor el calor habitual en Sevilla. Trabajé en la elaboración de ese plan, que dio pie a un planteamiento con técnicas nuevas del espacio urbano, a las pérgolas diseñadas por Félix Escrig, a las edificaciones que Jaime diseñó y ahora ocupa Urbanismo en la Cartuja, etcétera. Me fui a Los Ángeles en 1987-88 para hacer un máster sobre arquitectura y medio ambiente. Estudié en UCLA con el israelí Baruch Givoni, quien dio la idea de las torres cónicas erigidas en la Avenida de Europa como elemento de sombra y refrigeración.

-¿California le cambió el chip?

-Hice la tesis sobre la enorme transformación de Los Ángeles, de ciudad provinciana a ciudad global, de población de raza blanca a ser totalmente multirracial. Es una de las heterópolis, como lo denomina Charles Jencks, donde la enorme variedad aporta riqueza y valor añadido a la vida urbana.

-¿Qué le lleva a crear en Sevilla el grupo Hackitectura.net?

-Con Sergio Moreno y Pablo de Soto somos tres socios, en régimen de cooperativa. Arquitectos volcados hacia proyectos culturales y sociales, de comunidad y participación vecinal. Trabajamos juntos para experimentar sobre la incidencia de las tecnologías digitales en la vida cotidiana y cómo hacen a ésta diferente. Lo virtual es real y da pie a generar otro tipo de relaciones, experiencias, ámbitos de libertad, campos de belleza. Cada vez es más fuerte la interacción entre lo virtual y lo físico, y la sociedad tiene que saber desarrollarse en ese ámbito, de lo contrario será rehén de las ofertas tecnológicas por parte de las grandes empresas.

-¿Cómo se produce la innovación social?

-Casi todos los avances y cambios proceden de entornos informales, ligados a la juventud, a los creadores de software por su cuenta y riesgo, a los artistas alternativos. La innovación social no se crea desde las estructuras corporativas. Son jóvenes fuera del sistema los que crean las herramientas y las nuevas formas de relación. En las estructuras corporativas tienen gran dificultad para incorporar lo imprevisto, son mundos rígidos y normativos, ya sea un ayuntamiento o una universidad.

-La paradoja está en que desde las instituciones no cesan de crearse estructuras burocráticas para fomentar la innovación.

-Así es. Y Facebook, Tuenti o Twitter no se crean ahí. Un ejemplo positivo de estímulo institucional a la creatividad es el Medialab del MIT en Estados Unidos, por favorecer que estén juntos, para producir innovaciones impredecibles, expertos de todo tipo de materias técnicas o humanistas que habitualmente no están trabajando juntos.

-¿Qué han propuesto para los espacios públicos de Sevilla?

-El proyecto Wikiplaza, ligado a la creación de la Plaza de las Libertades, el proyecto urbanístico junto a Santa Justa cuyo concurso municipal ganó en 2006 el estudio de José Morales y Sara Giles, más la intervención de la artista Esther Pizarro. Nosotros aportamos todo el concepto de plaza tecnológica para reinventar el espacio público como lugar vivido por la comunidad a través de múltiples pantallas donde los propios ciudadanos aportaban sus grabaciones, compartían experiencias e información. Un territorio a la vez físico y digital de convivencia, que incluye un centro social, una mediateca, un archivo de lo que allí se suscita y exhibe, talleres de formación, etc. Pero se ha quedado de momento sin ejecutarse. Creo que no es sólo por la crisis financiera del Ayuntamiento, sino también por ser un ámbito que, en el reparto de papeles dentro del Gobierno local, dependía más de Izquierda Unida, y eso hace que el PSOE lo considere menos suyo.

-Lo de wikiplaza suena bien, pero ¿cómo hacerlo realidad?

-Vinculado a las experiencias de software libre, como el conjunto de hechos que se pueden suscitar favoreciendo las redes sociales, el espíritu colaborativo, las organizaciones horizontales. El espacio como producción social, idea planteada por Henry Lefebvre, investigador francés de los años 60-70. El espacio no es algo estático, geométrico, sino que es algo continuamente reconstituido por la acción de sus habitantes. Plantear una arquitectura que comparta las cuatro libertades del software libre: que pueda ser usada por todos; que el código fuente pueda ser leído por todos; que pueda ser modificada por sus usuarios / habitantes, y que las modificaciones puedan a volver ser distribuidas.

-Participaron en la tercera Biacs con un proyecto para crear en Sevilla un Medialab. ¿Se va a hacer?

-Llevamos años propugnándolo. Hemos promovido la creación de la Asociación Átomos y Bits para unir en Sevilla a todos los que participan activamente en experiencias tecnológicas de innovación social. Conectamos con el Ministerio de Ciencia para un proyecto de I+D+i que permitiera crear un Medialab ligado a asociaciones científicas y al equipamiento urbano. Nuestro primer afán era crear el Medialab en la Cartuja, en el antiguo Pabellón de la Comunidad Europea. A priori, los dos lugares más factibles para un primer centro de ese tipo en Sevilla son el sector norte del casco antiguo, donde ya hay mucho tejido social y cultural ligado a los modelos colaborativos; y la isla de la Cartuja, relacionando a la Escuela de Ingenieros, al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y a empresas y profesionales del parque tecnológico.

-¿Y en los barrios de Sevilla, donde la brecha digital es sólo una más de las barreras sociales?

-Sería muy bueno crear una red de espacios para la cultura y la innovación social, a los que incorporar a la población juvenil, permitiendo así que se relacionen y rompan su aislamiento, que se relacionen con múltiples experiencias en España y el extranjero, exportando su creatividad. Una de las opciones de prosperidad para Sevilla es multiplicar su capacidad creativa, y hay que hacerlo en el mundo digital, un entorno sobre todo de jóvenes.

-¿Son antagónicas las dos Sevillas de su biografía?

-No se conocen entre sí. Sevilla es de las ciudades de España más interesantes en movimientos sociales, superando sus leyendas negras. Me preocupa la fuga de cerebros que padecemos, por creerse otra leyenda negra: la obligación de irse para desarrollar mejor tus inquietudes. Es primordial viajar, vivir fuera y relacionarse. Pero, después de eso, me parece bueno revertir tu bagaje en tu tierra, donde ahora , gracias a las redes tecnológicas, puedes estar conectado con el mundo entero y que el mundo sea partícipe de lo que estás haciendo.

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