Calle Rioja

La prosa del padre de los poetas

  • Formó parte del equipo fundador y 25 años después, este bancario 'afrancesado' y gastrónomo por amor preside en calle Jimios la Fundación Machado.

Hay en la historia de la Fundación Machado una continuidad que conmueve. 25 años después de su puesta en marcha, sigue estando en la misma sede de la calle Jimios. Su actual presidente, Manuel Cepero, fue gerente la etapa fundacional, con Pedro M. Piñero como primer presidente. Éste continúa todavía a cargo del área de Literatura Oral y pronto verán la luz los Romanceros de Sevilla y Córdoba, después de haberlo hecho ya los de Cádiz, Arcos, Huelva y Extremadura.  

Es una historia de amistad y locura. Los locos eran José María Pérez Orozco y Alberto Fernández Bañuls, compañeros de clase de Carmen Romero, socia fundadora de la Fundación. Alumnos los tres de las clases de Literatura de Pedro M. Piñero. Los amigos eran el propio Piñero y Manuel Cepero. "Lo conozco desde que Pedro estaba en el Seminario", dice Cepero de Piñero.

Manuel Cepero nace en Sevilla en 1939, el mismo año que muere Antonio Machado en Colliure, ciudad francesa a la que ha ido en tres ocasiones. "Fui con Alberto a Soria a llevarle claveles a Leonor. En todos esos sitios, en Soria, en Baeza o en Colliure, reivindican a Demófilo. Y en Sevilla ni lo conocen". Y eso que murió en Triana.

Antonio Machado y Álvarez fundó la revista El Folk-Lore Andaluz cuyos pasos siguió Demófilo, revista que han dirigido sucesivamente Salvador Rodríguez Becerra, Cristina Cruces, Antonio Rodríguez Almodóvar y Enrique Baltanás. Es el nombre que reciben los premios que desde hace 23 años entrega la Fundación. Los primeros fueron para la familia Font de Anta, Carrasquilla y la cuadrilla de costaleros del Cristo de los Estudiantes.

Antes que Cepero presidieron la Fundación Piñero, Salvador Rodríguez Becerra y Juan Manuel Suárez Japón. El actual presidente responde a un perfil distinto al resto. "Yo soy de números". Toda su vida profesional la dedicó a la banca. Con el Banco Exterior marcha a París muy joven. "Allí descubrí a Lorca, Dalí, Buñuel". Volvió para casarse y en París nació Natalia, su hija, que trabaja de administrativa en la Fundación. "Me vine tras el mayo del 68. Voy de vez en cuando a París. No ves las estrellas porque siempre está gris, pero me hace falta ver su color de tristeza".

Quizás esas vivencias parisinas le han servido para muy machadianamente sublimar las trampas de tristeza que la vida le tendió. Cuando a su mujer le diagnosticaron un cáncer "esperábamos  lo que iba a venir, no sabíamos de qué hablar y le pedí que me dictara su colección de recetas". Así surgió el libro Los guisos de Chari Díaz, emotivo homenaje culinario. Ya viudo, fue el propio Cepero quien convivía con un esquivo inquilino. "Empecé el tratamiento y tras cada sesión de quimioterapia escribía un relato. Ocho sesiones, ocho relatos". Le ganó la batalla a su alien particular y el resultado narrativo, Sueños de esperanza, lo editará la Asociación Española de Lucha contra el Cáncer que preside Julio Cuesta.

La Fundación tiene un Patronato que se reúne dos veces al año. Alberto Fernández Bañuls fue el primer secretario y convocó en su casa de los pinares de Alcalá la reunión fundacional. Sus amigos editaron un número de Demófilo como homenaje a este loco genial que con José María Pérez Orozco recopiló más de veinte mil coplas flamencas entre festivales y discos de pizarra. La Fundación ha reeditado Alma de Barco, coplas de José el de la Tomasa, flamante Compás del Cante. Su última cruzada fue encontrar el certificado de defunción de Demófilo, enterrado en la misma fosa común donde moran los restos de Silverio Franconetti, de cuyo café-cantante era asiduo el padre de los poetas.

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