Los futbolistas no pagaban entradas (1-3)

Córdoba-sevilla

El Sevilla se muestra tremendamente superior al Córdoba y suma tres puntos más para dedicárselos a sus aficionados ausentes. El gol inicial de Bacca desbroza el camino, aunque la goleada debió ser mucho mayor.

Foto: J. Martinez
Foto: J. Martinez
Francisco José Ortega

22 de septiembre 2014 - 05:02

El Sevilla sumó tres nuevos puntos en su excelente arranque liguero y ya contabiliza diez en su casillero. Los blancos no tuvieron mayores problemas para rendirles homenaje a esos seguidores que optaron por no pagar los 70 euros que le exigía el presidente del Córdoba por ingresar al Nuevo Arcángel y lo hicieron a través de una superioridad que llegó a ser insultante en algunos tramos del encuentro. Claro que estaba en su derecho el dirigente local para exigir semejante pago, por supuesto que sí, de la misma manera que lo estaban los espectadores sevillistas para quedarse en sus casas y no gastar ni un solo euro en su desplazamiento hasta la maravillosa localidad cordobesa.

Eso fue lo que hicieron unos y otros, así que hasta ahí nada que objetar a decisiones tan correctas como discutibles. El problema, para el dirigente cordobesista, radicó en que a los futbolistas que defendían el escudo del Sevilla no les podía exigir el pago de esas entradas y Bacca, Aleix Vidal y compañía sí estuvieron sobre el campo para evidenciar las tremendas distancias que, a día de hoy, existen entre un equipo y otro. Y, además, estuvieron particularmente motivados por el aliento que sus aficionados, los que no viajaban, les brindaron a la hora de partir hacia ese partido de rivalidad regional que tanto tiempo hacía que no se disputada en Primera División.

El Sevilla, compuesto por los mismos once hombres que afrontaban hace siete días el encuentro contra el Getafe, salió al campo particularmente motivado, tal vez por la razón anteriormente citada de querer darle una satisfacción grande a sus seguidores. Emery, además, había deshecho los siete cambios que presentaba en su alineación inicial del jueves contra el Feyenoord y sólo volvían a repetir en el equipo Sergio Rico, Carriço, Krychowiak y Bacca. La frescura física, por tanto, estaba garantizada para que los futbolistas que ayer vestían completamente de rojo arrancaran con toda la cuerda dada.

Tanto fue así que a los 30 segundos ya se le presentaba la primera opción real de gol a Vitolo tras un centro de Coke. Al canario le salió el disparo centrado y no tuvo mayores problemas Juan Carlos para atajarlo, pero era el primer aviso de lo que estaba por llegar. El Sevilla no estaba dispuesto a dejar respirar al Córdoba y presionaba sin cesar para que salir en estampida cada vez que recuperaba el balón de mediocampo hacia arriba. La consecuencia era que el propio Juan Carlos realizaba un paradón espectacular a Bacca en el minuto 5 cuando sacó una mano increíble junto al poste para evitar el cero a uno. Era cuestión de tiempo, sin embargo, pues el dominio de la situación era absoluto. Hasta que Aleix Vidal metió el turbo tras otro robo de balón y vio perfectamente a Bacca para que el colombiano pusiera el pie con calidad para golpear la pelota dentro.

El cuadro de Emery comenzaba el trabajo de una manera espectacular y hasta debió rematarlo bien temprano cuando una nueva contra dejaba absolutamente solo a Bacca delante de Juan Carlos. Esta vez el delantero intentó regatear para marcar luego a placer y el portero supo leer la situación para robarle el balón. Olía a match ball a pesar de la gran cantidad de minutos que restaban aún, pero Bacca lo desaprovechó. Eso sí, el Sevilla siguió con el mismo plan ese brioso arranque y el Córdoba se veía completamente desbordado.

Pero no podía ser tan fácil, estaba claro que el Córdoba tenía que reaccionar y lo hizo en torno al ecuador del primer periodo. Ocurrió, además, como consecuencia del error del Sevilla de pensar que en cada jugada podía dejar liquidado aquello. Los visitantes arriesgaban en exceso el balón en busca del último pase y la consecuencia fue que el balón lo tenían muy poco en sus pies. Lógicamente, el equipo de Ferrer comenzó a sentirse más cómodo con la recuperación de la pelota y hasta llegó a trazar algunos acercamientos hasta la meta de Sergio Rico. Sobre la media hora, Aleix Vidal tuvo que anticiparse a Crespo para evitar un remate en solitario de éste y después tendría un cabezazo Borja García con opciones para haber establecido las tablas.

El aire había virado, indudablemente, y al Sevilla le iba a venir el intermedio de perlas para que Emery reseteara las ideas de sus futbolistas. Dicho y hecho, el Sevilla volvía a ejercer un dominio absoluto tras ese tiempo de descanso e incluso se incrementaría el número de opciones de gol. Además, ya no eran sólo fruto de contragolpes, pues Denis Suárez se hizo con el mando del juego y comenzó a surtir de balones a sus hombres más avanzados. Primero fue un tirazo de Krychowiak desde la frontal del área; después una frivolidad de Bacca cuando lo acompañaban Tremoulinas y Vitolo; más tarde Bacca no aprovechaba un gran pase de Denis Suárez porque Juan Carlos lo impedía y el cabezazo posterior de Aleix Suárez ya sin portero era repelido por un defensa; otra opción de Bacca tras un robo de Tremoulinas; un córner de estrategia maravillosamente ejecutada que acababa con disparo de Aleix Vidal...

Tuvo que sufrir un susto Sergio Rico en una falta ejecutada por Abel para que el Sevilla plasmara en el marcador las distancias en el juego. La estrategia, otra vez, volvía a decidir con un remate de M'Bia completamente en solitario en un lanzamiento de Denis Suárez. El Sevilla tenía el partido en sus manos y debió liquidarlo, pero apareció la versión más frívola de Bacca, que erró goles impropios de él por recrearse, y hasta pudieron sufrir los visitantes con el gol de Borja García. Pero no, todo volvía pronto a su cauce y los sevillistas que acudieron, los profesionales, pudieron brindarles el triunfo a los que no fueron, sus aficionados.

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