Del Pilar y Pascual Javier, al hule

El novillero madrileño resulta herido grave en la axila derecha · El valenciano, probable fractura de costilla · El pacense Tulio Salguero resuelve una difícil papeleta con dignidad tras quedarse solo ante cuatro novillos

Instante en el que el segundo novillo hiere de gravedad en la axila derecha a Gómez del Pilar.
Instante en el que el segundo novillo hiere de gravedad en la axila derecha a Gómez del Pilar.
Luis Nieto

18 de junio 2012 - 01:00

GANADERÍA: Novillada de El Cahoso, en trapío prácticamente una corrida de toros. En comportamiento, en conjunto, sin emplearse en los primeros tercios, muy complicada y sin clase alguna. TOREROS: Pascual Javier, que se presentaba, de grana y oro. Dos pinchazos y media estocada (silencio). Cayó lesionado tras estoquear con un espadazo al segundo, que había herido a Gómez del Pilar (silencio). Gómez del Pilar, de azul y oro. Herido en la faena de muleta. Tulio Salguero, de sangre de toro y azabache. En el tercero, tres pinchazos y un descabello (silencio). En el cuarto, casi entera (silencio). En el quinto, casi entera (palmas). En el sexto, casi entera (saludos tras ovación). Incidencias: Plaza de la Real Maestranza de Sevilla. Domingo 17 de junio de 2012. Menos de un cuarto de entrada en tarde calurosa. Los novilleros Gómez del Pilar y Pascual Javier, que fueron cogidos por el segundo novillo de la tarde, presentan los siguientes partes facultativos. Gómez del Pilar, "una herida por asta de toro en región axilar derecha, que se extiende desde vértice de axila en dirección posterior afectando pediculo del dorsal ancho y serrato, alcanzando cara interna de omoplato derecho. Se reparan las lesiones musculares, hemostasia de vaso del dorsal ancho, colocación de drenaje y cierre de la piel. Pronóstico: grave". Pascual Javier, "fuerte contusión región dorso lumar izquierda con probable fractura de costilla. Es trasladado al hospital para estudio radiológico. Pronóstico: reservado". Ambos partes facultativos están firmados por el doctor Octavio Mulet Zayas. Duración excesiva: dos horas y media.

A punto de que la canícula nos clave sus dientes, el paisaje de la Maestranza ofrecía un rostro que no corresponde a esta plaza de belleza inigualable a la que se asoma en tarde de toros, como fiel vigía, la Giralda. Desde la mirada de la singular torre, a la altura del Giraldillo, más arriba de su escote almohade, la visión de los tendidos debía resultar muy triste: abundancia de cemento, un puñado de guiris que ganaban en número a los habituales cabales y una nube de mosquitos para un festejo en el que se anunciaba una novillada de El Cahoso para Pascual Javier, Gómez del Pilar -único que se había presentado con picadores en esta plaza- y Tulio Salguero.

La novillada de El Cahoso fue prácticamente una corrida de toros por su trapío y resultó muy complicada. De hecho, el segundo novillo, un castaño berrendo, de imponente presencia, que acabó orientándose, envió a Gómez del Pilar y a Javier Pascual a la enfermería. Quedó vivo Tulio Salguero, que liquidó dignamente cuatro novillos.

Abrió plaza un ejemplar serio, de pinta negra, que convirtió la apertura en oscuridad para el valenciano Pascual Javier, que concretó una labor porfiona ante un animal que lanzaba tornillazos y salía con la cara alta tras la tela encarnada.

Gómez del Pilar, el más placeado de la terna, pechó con un animal que resultó un toro por su seriedad, Prostestón y sin clase, acabó distinguiendo el bulto. El madrileño lo recibió con agallas, frente a toriles, con una larga cambiada de rodillas. De pie, ganó terreno a la verónica. Y en un quite por lopecinas fue cogido, sin mayores consecuencias. Muleta en mano, en un natural, fue cogido nuevamente en un violento derrote del animal. Tras intentar seguir -se quitó la chaquetilla- Gómez del Pilar fue ingresado en la enfermería, con una herida en la axila derecha de pronóstico grave. Pascual Javier pidió permiso para estoquear al novillo, se escurrió tras el primer muletazo y el novillo hizo por él. Acusó la voltereta, con probable fractura de una costilla. Pese a ello mató al novillo. Posteriormente, pasó a la enfermería, para no salir de ella.

En el festejo, por tanto, quedó un solo diestro: Tulio Salguero, que dio la sensación de torero reposado. Ante el peligroso tercero, que acometía con la cara por las nubes, demostró valor. Sin probaturas, lo intentó por el izquierdo y por el derecho aguantó mucho, sin inmutarse en alguna colada peligrosa.

Ante el cuarto, alto y con dos generosos puñales, que resultó manso y que se paraba a mitad de viaje, el extremeño se justificó con creces en el trasteo. Muy meritoria la estocada al volapié, en la que el toro le esperó para cazarle.

En vista de lo acontecido, al quinto, otro buen mozo, bien armado, negro, burraco, largo, le zurraron bien la badana -tres charcos de sangre en la arena delataba el castigo-. El novillo, mirón y manso, acabó echándose antes de la suerte suprema.

Al sexto, Alamito, le sobraba el diminutivo: otro novillo-toro, que resultó el menos complicado del duro encierro, aunque con el inconveniente de que fue muy tardo. Salguero quiso levantar el espectáculo, cuando la tarde se despedía. El torero pacense volvió de nuevo a hincarse de rodillas a portagayola para una larga cambiada. Con la muleta aguantó una colada escalofriante en el primer muletazo. En el trasteo, entonado, destacó una serie por cada pitón.

El escaso público que acudió ayer a la Maestranza vivió el espectáculo con atención por el peligro y la dureza de la novillada, en la que lamentablemente cayeron dos toreros: Gómez del Pilar y Pascual Javier, quienes acabaron en la enfermería o en el hule -como decían los críticos de antaño, por aquello de que era la tela con la que se cubrían los quirófanos-.

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