Salir al arte: El lado más racional del proceso creativo

Colectiva. Los trabajos de Antonio Alvarado, Queralt Lencinas, Juan Antonio Lleó, Malab, Susan Nash y Mayte Santamaría descubren en 'Cibernesia' las cualidades que convierten a ciencia y arte en dos procesos hermanos.
Colectiva. Los trabajos de Antonio Alvarado, Queralt Lencinas, Juan Antonio Lleó, Malab, Susan Nash y Mayte Santamaría descubren en 'Cibernesia' las cualidades que convierten a ciencia y arte en dos procesos hermanos.

19 de diciembre 2013 - 01:00

GALERÍA WEBER-LUTGEN

La exposición que acoge estos días la Galería Weber-Lutgen pretende demostrar que arte y ciencia forman parte de un mismo proceso que pasa por descubrir e interpretar la realidad para después enriquecerla. A través de los trabajos de diversos artistas, Cibernesia se planta ante los más escépticos para descubrirles tanto el lado más racional del arte como el más artístico de la ciencia.

La colectiva plantea la idea de que a lo largo de la historia, todo avance en la ciencia ha producido un cambio en el arte y viceversa. Para ello, se vale de los trabajos de diferentes artistas, como el que expone Antonio Alvarado, comisario también de la muestra. Bajo el título de Obsoletos, la obra de Alvarado -de estreno absoluto- parte de la obsolescencia programada para mostrar al espectador tres objetos que indican el tiempo que les queda antes de convertirse en inútiles.

Con Diálogo, Queralt Lencinas presenta una instalación que simula un diálogo fílmico en el que la tecnología permite al espectador ocupar en la pantalla el lugar de uno de los personajes. Esta obra se presentó en Electrocuciones, en Fiart (Madrid).

El sonido protagoniza la obra que Juan Antonio Lleó expone en Cibernesia y que lleva por título Paisajes Granulares. En ella, el artista propone al espectador un recorrido por un espacio bidimensional constituido por imágenes y sonidos.

Con La Palabra, Malab propone un juego y, como tal, un espacio de libertad para el que se acerque a él. Grabar, oírse y mezclar forma parte de este proceso creativo que adquiere diferentes dimensiones con cada espectador.

De la voz a lo sorprendente que puede ser lo cotidiano, de la mano de Susan Nash y su instalación Memoria de la luz II. En ella, explora la forma en que procesamos la materia prima para producir nuestras percepciones y nuestra experiencia vital sin que siquiera aceptemos ser conscientes de ello. Su objetivo es recontextualizar nuestro entorno para que nos provoque una reacción distinta a la habitual.

Por último, en su instalación interactiva sonora UTM (X:570074/ Y:3874602), huso 53, Mayte Santamaría recrea un bosque de bambú de Kyoto con la ayuda de materiales vivos e inertes.

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