Mel y su gente, al rescate del Betis

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El equipo, casi lo único fiable de la entidad desde la llegada del técnico madrileño, busca ante la Real un triunfo cauterizador. Adrián parte con ventaja sobre Fabricio y Álex Martínez podría ser la gran sorpresa en la izquierda.

Mel y su gente, al rescate del Betis
Mel y su gente, al rescate del Betis
Javier Mérida / Sevilla

06 de octubre 2012 - 05:02

El Betis vive agitado. Su día a día es una polvareda que va dejando un poso sucio en la entidad. Cada vez más recuerda al de épocas muy recientes. Si otrora vivía instalado en la sinrazón, el oprobio y hasta la golfería, por qué no, hogaño es continua fuente de enojo y de mohína. Si hace unos años la desfachatez y la pillería eran reconocibles en él, hoy la impericia futbolística y la negligencia son moneda de uso tan común que hasta quienes la propician acaban por admitirla, mas no su incapacidad para abortarla.

Sea como fuere, desde que por las puertas del Betis, hace ya dos años largos, apareciese José Mel Pérez, éste respira con cierta naturalidad. El club, pese a sus desmanes más o menos contundentes, se ha acostumbrado a ir a rebufo del equipo, que ascendió, se mantuvo, navega en la mitad de la tabla... Y el equipo se ha habituado también a ser casi el único pilar fiable de este Betis.

En una época en que se discute sobre las señas de identidad de éste, rara es la semana en la que no se ve obligado a abstraerse de un entorno viciado e imbuirse en su trabajo pertrechado entre cuatro muros de hormigón en Los Bermejales. Era lo que se pedía a los entrenadores en esas etapas felizmente pasadas y es lo que ha conseguido Mel. ¡Casi nada!

En éstas, asoma la patita por Heliópolis la Real Sociedad. Un equipo que, precisamente, puso en un brete hace un año la estabilidad de este proyecto. Las calculadoras de los concursales echaban humo para ver qué hacer con Mel en el mediodía del 27 de noviembre de 2011 merced a un gol antológico y postrero de Íñigo Martínez que, de paso, salvó la cabeza de Philippe Montanier.

La situación del Betis hoy es envidiable respecto a aquélla. Cierto que el juego del equipo está por definir, pero no lo es menos que la balanza está equilibrada más allá de las sensaciones que pueda arrojar. Y si esta noche el Betis es capaz de derrotar a una Real Sociedad que ha perdido en sus tres visitas anteriores, afrontará el nuevo parón en una posición notable, con 12 puntos de 21, y la posibilidad de volver a funcionar como una orquesta a su regreso.

Tiene Mel bajas y a sus tres centrales principales entre algodones. Beñat, para quien ya es costumbre alternar con los mejores de Europa y del mundo, no pasa por su mejor tercio. Rubén Castro no deja atrás esas molestias de San Mamés que lo mantienen con el piloto de reserva activado... Pero, bueno, en el rival no ha viajado Agirretxe y, además, el Betis, merced a esa grada que exige más al equipo que a los de la chaqueta, arriba al partido muy obligado. Y eso, casualmente, tampoco se le da nada mal desde que el madrileño lo gobierna.

La Real se parece en demasía al Betis de este año. Es un equipo joven, valiente y dinámico y rápido arriba, con sus dosis de calidad en hombres como Xabi Prieto y Griezmann, fundamentalmente, y que juega al contraataque pero que blandea atrás. Quizá por ello marcar primero se antoje principal esta noche para el Betis. Porque si encaja un gol deberá echar mano de arcanos desconocidos a la fecha.

Los donostiarras vienen de ganar el derbi vasco y su alineación apenas presentará novedades aparentes, salvo la entrada de Carlos Vela, quizá más difícil de defender que el citado Agirretxe. En el Betis, por contra, hay regresos esperados, como el de Paulao en la zaga o el de Rubén Castro, reservado unos minutos en Málaga, en el ataque. Pero cambios, en definitiva, para aproximarse más al once ideal que hoy tiene Mel en su cabeza que por tratar de revolucionar el equipo ni nada parecido. En la portería, las pistas apuntan a Adrián y, en la banda izquierda, Álex Martínez se antoja con más opciones de desbancar a Juan Carlos que Jonathan Pereira.

Sea como fuere, Mel alineará un once con mucho empaque. Rápido, agresivo, ofensivo, dispuesto, profesional... Sin duda, lo más fiable en aras del buen concierto que otros no saben mantener.

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