A todo esto, el Real Madrid

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El Sevilla necesita centrar las energías en intentar meterle el diente a un león herido que además ansía el liderato. Desde la Junta a Reyes, la cita llega más emboscada de lo adecuado.

Negredo conduce el balón entre Spahic y Campaña durante la sesión preparatoria de ayer.
Negredo conduce el balón entre Spahic y Campaña durante la sesión preparatoria de ayer.
Eduardo Florido / Sevilla

17 de diciembre 2011 - 05:02

Llega la segunda cita que, cuando sale el calendario en verano, el aficionado señala en rojo. La primera es el derbi, pero últimamente casi más que el duelo de máxima rivalidad el sevillista espera al Real Madrid con un cosquilleo especial. Entre otras cosas porque el equipo de la capital de España suele sufrir en el Ramón Sánchez-Pizjuán, un estadio que no se le da particularmente bien. O sufría, hasta el aterrizaje de José Mourinho, que en su primer año ha ganado cuatro veces al Sevilla, aunque lo de las semifinales de la Copa, con dos arbitrajes polémicos, merecería un capítulo aparte. Lo cierto es que este Madrid al que muchos, entre ellos el propio Marcelino, califican como el equipo más potente físicamente del orbe llega con la patita enharinada, pese a esos nefastos precedentes entre los que escuece al aficionado aquel ignominioso 2-6. Factores externos al partido en sí lo han emboscado de forma inconveniente, de ahí que el Sevilla necesite centrar sus energías, y convencer a los suyos para que también lo hagan, en meterle mano a este Madrid que llega como un león herido.

Se le preguntaba a Marcelino tras el encuentro en Lepe si era mejor o peor que el Real Madrid llegara a Nervión después de haber perdido con el Barcelona. "Quizá vendría más relajado si hubiese ganado,... no lo sé. Qué se yo". Contestó el asturiano. ¿Quién puede saberlo? Lo cierto es que el equipo de Chamartín parece incluso más peligroso cuando está herido en su orgullo. Baste recordar el precedente liguero del Bernabéu del curso pasado, en el que un buen Sevilla terminó cediendo, por la mínima, eso sí, al ímpetu de un Real Madrid crecido tras la expulsión de Carvalho.

Ahora, la ocasión no es igual pero sí se puede hacer un paralelismo con lo del orgullo. El repaso futbolístico y táctico del Barcelona en el Bernabéu ha enfurecido a un equipo cuyo potencial físico se vio beneficiado el curso pasado por los permisivos Undiano Mallenco, Fernando Teixeira Vitienes y Mateu Lahoz. Con Clos Gómez, el que pita hoy, le fue algo mejor al Sevilla, aunque también terminó hincando la rodilla en el mencionado encuentro liguero. La realidad es que, con permisividad o sin ella, el Madrid de Mourinho sacará hoy toda su agresividad porque atisba ese liderato que, momentáneamente, le ha birlado el Barcelona con su rotundo triunfo y también con el adelantamiento de la jornada por el malhadado Mundial de clubes. O sea, que el león herido olisquea sangre..., como para distraerse por otras cuestiones.

La noticia del nuevo acercamiento por Reyes le hizo sombra ayer no sólo al encuentro, sino también a esa Junta General de Accionistas que la cúpula dirigente fijó para un día susceptible de ser vísperas de uno de los grandes partidos del curso. Cuestiones de calendario. Entre ambas cosas, el ambiente del encuentro parece no haber tenido la rampa de lanzamiento adecuada para que el ambiente sea el de las grandes noches de Nervión. Hoy se verá si la afición responde como debiera para aunar esfuerzos ante el complicadísimo empeño del Sevilla. Con el Pizjuán soplando a favor parece menos milagroso poder ganarle a este Madrid vigoroso y vertical. La tarea no es nada sencilla, aunque tampoco lo era salir airoso del Camp Nou y este mismo Sevilla lo consiguió, así que...

Afortunadamente para Marcelino, y como reconoce él mismo, a los profesionales no hace falta darles una motivación extra ante este encuentro. La labor del técnico ha ido más encaminada a buscar la fórmula para volver a disponer un equipo sólido atrás y acertado delante. El sistema, el propio técnico lo reconoció, no lo va a tocar un ápice. No lo tocó ante el San Roque y no va a hacerlo ante este atlético y potente rival que, además, también va a reforzar su medular, porque Mourinho teme al Sevilla en el Sánchez-Pizjuán, y eso que aún no sabe lo que es ni empatar con este rival.

Mourinho se ha encargado de aclarar que va a disponer su "triángulo de presión adelantada", es decir, que saldrá con Khedira y Lass Diarra como escoltas de Xabi Alonso. Más músculo en su columna vertebral en detrimento de Özil. Las cartas parecen claras en ambos bandos y lo lógico es que Negredo, la referencia ofensiva de la Liga, sea titular en esta ocasión en lugar de Kanoute, que podría esperar en el banquillo a que el encuentro esté maduro, si es que llega esa oportunidad ante este rodillo blanco que lleva 15 victorias, 15, en 16 partidos, ante todo tipo de rivales. La tarea se le presenta ardua, pero si el Sevilla salió vivo del Camp Nou...

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