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Una excepción que confía en ser norma

Una excepción que confía en ser norma

Una excepción que confía en ser norma

María Marquina es una de esas mujeres empeñadas en abrir puertas que aún muchos prentenden mantener cerradas. Por eso, cuando le ofrecieron convertirse en la directora deportiva del Osuna Bote Club, cuyo primer equipo militó la pasada temporada en la Primera Andaluza, no se lo pensó ni un momento.

Esta sevillana de 36 años, que siempre se sintió atraída por el fútbol, hizo sus pinitos con el balón siendo bastante joven. "Pero nunca fui una crack, así que pronto lo dejé y me centré en los estudios", cuenta. Quizá su desempeño sobre el césped no fuera muy prometedor, pero su pasión por el balompié, lejos de diluirse, siguió creciendo con el paso de los años.

Tanto que, de la mano de RGFootball, una agencia de representación de futbolistas surgida en 2007 y con sede en Valencia, empezó a trabajar con jóvenes promesas. Así fue labrándodose una agenda de contactos cada vez más extensa, y su nombre empezó a aparecer con cada vez más frecuencia tanto en los despachos como en los campos.

En una de éstas, el club de su localidad le pidió ayuda para confeccionar la plantilla del equipo sénior, y lo que comenzó como una colaboración esporádica acabó convirtiéndose en entrega diaria.

"Me metí hasta las orejas", reconoce María, que tras dos temporadas como directora deportiva del Osuna Bote hace balance del tiempo que desinteresadamente dedica a su labor y de las veces que su inquebrantable compromiso ha adelantando a otras prioridades no menos importantes. "Aquí estoy, a menos de una semana para mi boda, y perfilando ya la plantilla del primer equipo para la próxima temporada. Tengo que dejarlo todo más o menos listo, si no estaría cogiendo el teléfono durante mi viaje de novios", cuenta.

Pese al estrés, las jornadas maratonianas y la responsabilidad que conlleva su cargo, a Marquina le basta un motivo para concluir que todo el esfuerzo merece la pena, y mucho. "El Osuna Bote Club es el equipo de mis amores", sentencia con energía. "Para mí es un orgullo formar parte de un proyecto tan bueno, que mira por los chicos del pueblo y que cada vez cuenta con más apoyos", añade.

Lo cierto es que en relativamente poco tiempo, el Osuna Bote ha experimentado un crecimiento más que notable. "El equipo alevín ha ascendido, el infantil acabó tercero, el cadete fue cuarto y el juvenil, pese a que muchos jugadores tuvieron que jugar con el sénior, consiguió el objetivo de la permanencia", resume María.

Lo anterior evidencia que en Osuna hay cantera para rato: "Ésa es mi prioridad, pero yo sólo me he dedicado a continuar la idea de los integrantes del equipo de veteranos, que llevan más años que yo esforzándose para que el Osuna Bote crezca en todos los sentidos. Cuando vives a 80 kilómetros de una gran ciudad no queda otra que enganchar a los chavales del pueblo".

Otra tarea pendiente de la directora deportiva es conseguir que las chicas de la localidad se interesen por el fútbol. Ella, que ya sintió la curiosidad tiempo atrás, valora positivamente que hoy en día los prejuicios contra las futbolistas hayan perdido seguidores. "En mi época cualquier chica que jugase al fútbol tenía que escuchar cosas como que era un macho. Ya parte de eso se ha perdido, pero aún queda mucho trabajo por hacer y lo más difícil: conseguir que el futbol femenino sea mucho más visible".

María Marquina confía en que el mundo del fútbol cada vez sea más igualitario, y se basa en su experiencia para creer en esa evolución: "Nunca un jugador, un entrenador o un directivo me ha dicho nada por ser mujer y desempeñar un cargo que en teoría es sólo para hombres. En el pueblo sí que hay gente que no termina de verlo bien, pero son pocos en comparación con todas las personas que me han apoyado en este tiempo".

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