Un homenaje a la valentía

Montanier sigue fiel a sus intenciones en una Real Sociedad que mejora su última versión con más experiencia · Griezmann lidera un ataque de gran nivel técnico.

Philippe Montanier da instrucciones a sus jugadores durante un encuentro liguero.
Philippe Montanier da instrucciones a sus jugadores durante un encuentro liguero.
Daniel Lagos / Sevilla

06 de octubre 2012 - 05:02

El segundo proyecto realista con Philippe Montanier al mando de las operaciones arrancó con las mismas premisas que ilusionaron en el inicio del curso pasado para dar paso a un miedo que terminó siendo irrelevante.

La base sigue siendo la misma y las incorporaciones han dado un margen de mejora al global de una plantilla más hecha, más competitiva y más inteligente. Parece extraño mejorar sin nuevas piezas de primer nivel, pero la Real Sociedad posee a futbolistas que han crecido a través del sufrimiento y aportan más solvencia en términos de fiabilidad.

Los objetivos no varían. La ilusión por Europa puede ser costosa y la permanencia es una obligación imperiosa que nadie quiere olvidar. Precisamente ese marco de necesidades marca el devenir de un grupo atrevido en el terreno de juego hasta que los miedos invadan sus intenciones. Eso sí, si el premio al atrevimiento es más consecuente que en el pasado, ningún límite puede establecerse en un conjunto que sueña con alcanzar una mayor regularidad.

SIN BALÓN

Las intenciones de la Real Sociedad se centran en el control de los espacios. El dinamismo de todos sus futbolistas impide que haya zonas de peligro extremas, mientras que la rápida recuperación proporciona más vías para las salidas al contragolpe.

Markel Bergara se ha consolidado como la pieza que equilibra el centro del campo realista. Su buena fiabilidad táctica ayuda a los demás a moverse con más libertad, sea quien sea su compañero en el habitual sistema 4-2-3-1.

Estrada es un portento físico en el carril derecho, mientras que De la Bella gana la partida a José Ángel en el zurdo, ambos valientes en sus incorporaciones al ataque.

En el centro de la zaga, momento para la confirmación de Íñigo Martínez, que gana en contundencia pese a su excesiva confianza en algunas acciones. Su compenetración con Mikel González otorga más nivel a la pareja.

CON BALÓN

La velocidad es constante en todas las líneas, desde los laterales a los medios y al punta. El juego de banda está muy presente en las intenciones de Montanier, consciente del poderío en los pases de hombres como Xabi Prieto o Zurutuza, magos a la hora de buscar a un compañero desmarcado.

Illarramendi da hilos de mejora al bloque por su mejor salida de balón y su capacidad para llegar al área, aunque las tareas de Markel se multiplican con él. Rubén Pardo otorga más pausa al sistema, aunque pierde en desequilibrio. También Cadamuro es una variante en dependencia a las circunstancias concretas del choque.

Las líneas de ataque tienen más variantes que nunca. Chori Castro entra por cualquiera de los costados, aunque Zurutuza sigue siendo una pieza fija en esa línea de tres creativos. Griezmann puede jugar en ella o como delantero y parece que nuevamente está confiado en dar el salto de calidad a través de la regularidad.

Carlos Vela aporta más dinamismo como punta, mientras que Agirretxe, que será baja hoy en el Villamarín, e Ifrán resultan más eficaces de cara a buscar el juego directo. Ahí, nadie manda más que Xabi Prieto, que convierte cada aparición en una acción resolutiva del encuentro.

LO MEJOR

La intención de mover el juego con variantes tácticas valientes y detalles de calidad técnica.

LO PEOR

La falta de contundencia en defensa suele ofrecer a los adversarios muchas ocasiones de gol.

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