"Una patada mal dada te condiciona luego"

Chechu Dorado

Chechu Dorado (10-07-1982, Córdoba) vive un presente de éxito. De vuelta al once, forma junto a Amaya el tándem perfecto. Admiraba a Matthäus, Hierro y Baresi y rechaza al defensa agresivo, aunque él no se considere un blandito.

"Una patada mal dada te condiciona luego"
"Una patada mal dada te condiciona luego"
Javier Mérida / Sevilla

01 de diciembre 2012 - 05:02

-¿Cómo se siente, de nuevo en liza y siendo elogiado por su buen hacer?

-Me hubiese gustado que hubiese sido por otra situación, no por la lesión de compañeros, pero estamos al servicio del equipo y, ahora, con muchas ganas de ayudar porque se pasa mal cuando no juegas todo lo que te gustaría.

-¿Y cómo se logra que no se note una larga inactividad?

-Yo vengo cada lunes, al primer entrenamiento de la semana, con ganas e ilusión por trabajar y estar disponible para el míster. Somos profesionales y trabajamos por nosotros, porque si te dejas ir va en perjuicio tuyo. La verdad es que pensaba que, físicamente, me iba a costar más, sobre todo el partido del sábado, pero me encontré bien, quizá fruto precisamente de entrenarme bien.

-¿Y ahora hasta cuándo?

-Cuando se recuperen los compañeros será el míster el que tenga que tomar decisiones; yo mientras trato de ponérselo difícil.

-¿Tienen ventaja Mario, Paulao e incluso Perquis?

-Yo confío en mí, pero no soy quien tiene que responder a esa pregunta. Si nos atenemos a lo que ha pasado hasta ahora, parto en desventaja, pero trato de ponérselo difícil para cuando tenga que escoger a dos, porque Antonio también lo está haciendo impresionante. En principio, éramos los dos que más difícil lo teníamos para jugar y ahora estamos ayudando al equipo a ganar.

-Por Amaya le quería preguntar: ¿Qué tiene el dúo que ambos forman que siempre responde a la perfección? ¿Quizá que son complementarios? Recuerdo un partido excelso de ambos en el Calderón, amén del más reciente frente al Real Madrid...

-Los resultados pueden decir algo de eso, pero los otros compañeros también tienen un nivel altísimo y, aunque sabía de nuestra efectividad, el otro día me dijo Antonio que sólo habíamos perdido jugando juntos en el Bernabéu. Ojalá sigamos así porque los beneficiados vamos a ser él y yo.

-¿Se ha sentido poco valorado e incluso menospreciado en algún momento por la prensa, por la afición...?

-Lo que diga la gente me entra por un oído y me sale por el otro. Yo sé mis virtudes y mis defectos y los trato de poner al servicio del equipo. Si algo no se me puede reprochar es que doy el cien por cien. Está claro que si lo hiciera todo bien igual no estaría aquí.

-¿Le puede perjudicar su perfil humilde y siempre correcto incluso a la hora de darse a valer ante los entrenadores?

-Allá cada cual. Cada uno tiene una cara oculta que en cualquier momento puede aparecer. De momento, yo no me puedo quejar y estoy contento con mi forma de ser. De todos modos, no puedo contestar del todo porque esa situación no se ha dado hasta ahora, aunque igual llega el momento en que te hierve la sangre y tienes que saltar. Pero esperemos que no llegue esa situación.

-¿Ha llegado a arrepentirse cuando apenas jugaba de no haberse ido en verano al Zaragoza?

-Cuando no estás jugando se te pasan muchas cosas por la cabeza. Al final estoy contento aunque a priori era complicado. Pero el jugador es egoísta, quiere jugar siempre y el mundo no termina aquí... Tengo una buena edad para seguir jugando y me gustaría hacerlo el máximo posible de minutos.

-Retrocedamos. No pudo debutar con el Zaragoza, que lo cedió a Lleida y Huesca, y luego el Betis en Segunda... ¿Llegó a pensar que no jugaba en Primera?

-Sí, claro que lo pensé. Pero la esperanza es lo último que se pierde y, de hecho, tuve la suerte de venir al Betis, en el que tenía muchas posibilidades de pelear por el ascenso; lo logramos y jugué muchos partidos. Logré ese sueño que se tiene de pequeñito de jugar en Primera División y ahora sólo quiero seguir haciéndolo, a ser posible aquí y si no en otro equipo, que hay muchos por ahí.

-Ahora que se ha demostrado que es central de Primera, ¿le costaría dar un paso atrás?

-Al final juegas donde te quieran y si no te quiere ningún equipo de Primera, será en Segunda o Segunda B. A mí no se me van a caer los anillos por bajar una o dos divisiones porque lo que quiero es jugar muchos partidos. ¡De qué me sirve estar en Primera como si fuera un cono! Yo lo que quiero es sentirme útil y participar.

-¿Hasta dónde cree que puede llegar con este Betis?

-Vamos progresando adecuadamente y el equipo está en una situación mejor que la temporada pasada, pero los balances al final, porque ahora todo es de color de rosas y no hace ni dos semanas...

-Hábleme del puesto de central. ¿Cuál es la principal cualidad que debe tener un defensa?

-Seguridad defensiva, sobre todas. Al fin y al cabo, a cualquier defensa lo primero que se le pide es que defienda, porque de qué sirve que un defensa meta goles si luego es un coladero atrás.

-Usted es técnico, se coloca bien, se anticipa... ¿Qué echa de menos?

-Siempre he reconocido que me gustaría tener la velocidad que tienen algunos de mis compañeros, aunque se intenta suplir con otras virtudes y la mayoría de las veces se consigue, pero es normal que con delanteros de tanta velocidad y calidad algunas veces se vean las carencias.

-La velocidad de Mario, la agresividad de Perquis, el aplomo y la seguridad de Paulao, el juego aéreo de Amaya, la colocación y la técnica de Dorado... ¿Estaríamos ante el central perfecto?

-¡Hombre! Eso sería la hostia. Pero hoy en día es imposible encontrar a un jugador que responda a todos esos requisitos, valdría millones y millones. Por eso en los equipos se trata de tener futbolistas diferentes que se puedan complementar, porque dos muy agresivos sin salida de balón o dos que la jueguen bien pero sean blanditos... Lo ideal en un equipo es compensar.

-Ya que habla de blandito, ¿le falta mala leche a Dorado?

-No. Además, yo no soy de los que piensa que los defensas tengan que ser agresivos al punto de pegar patadas por pegar, porque al final una patada mal dada te condiciona, te cuesta una amarilla y luego cuando necesitas cortar un contraataque o dar un agarrón no puedes o dejas al equipo con diez porque te sacan una segunda amarilla.

-Da la impresión de que va mejor por arriba en ataque que atrás...

-No estoy de acuerdo con eso. Igual que a nosotros nos cuesta defender las jugadas a balón parado, al resto de equipos también les pasa, por eso se ofrece esa sensación y, a la vez, se marcan tantos goles a balón parado en faltas y saques de esquina. No me pasa a mí, sino a todos los defensas.

-Antes dibujábamos al defensa ideal. ¿No piensa que en Sergio Ramos se dan practicamente todas las cualidades?

-Puede ser. Está convirtiéndose, si no lo es ya, en el mejor central del mundo. España, la verdad, es que tiene un gran nivel; ahí están Puyol y Piqué, que también son de talla mundial y lo demuestran en sus equipos y con la selección.

-¿Cuál fue su modelo?

-Me acuerdo de Matthäus cuando se fue retrasando, Fernando Hierro, Baresi... Los veía de pequeño y me fijaba en ellos, ahora ya no lo hago, no sigo a nadie.

-Todos los que me cita eran buenos con el balón. Por ejemplo, de Xavi Aguado, en el Zaragoza, nada de nada...

-Cuando fui allí ya era mayorcito y, además, lo tuve de compañero. Pero Xavi era un pedazo de central, igual que el entrenador del Rayo, Paco Jémez, con el que también hice pretemporadas.

-¿Le gusta ver el fútbol y analizarlo o sólo jugarlo?

-Me gusta más jugarlo, porque soy de los que piensa que hay que desconectar y estar con la familia, porque no sabes qué te puede pasar mañana y son momentos que hay que aprovechar, sobre todo ahora que hace poco que he sido padre. Los momentos que me pierda con mi hijo no los voy a recuperar.

-Vamos, que entrenador, no será cuando se retire...

-A día de hoy no, quizá trabajar con niños. Pero ser entrenador no me gusta.

-¿Y el futuro?

-Mi futuro es el partido frente al Deportivo, aunque algo siempre se tiene en mente...

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