El último baile en ACB

betis energía plus | iberostar tenerife

El Betis, sin nada en juego más que el poco orgullo que le quede a la plantilla, recibe a un Tenerife que se juega el 'play off'

Franch es baja en los locales y San Miguel en los visitantes

Golubovic, Nelson y Schilb se ejercitan sobre el parqué de la pista principal de San Pablo durante un entrenamiento del Betis Energía Plus.
Golubovic, Nelson y Schilb se ejercitan sobre el parqué de la pista principal de San Pablo durante un entrenamiento del Betis Energía Plus. / Víctor Rodríguez
Pablo Salvago

24 de mayo 2018 - 02:34

Adiós. Después de 29 campañas en la élite, toca decir adiós. El adiós más triste para el baloncesto sevillano, que se despide de la Liga Endesa vestido de verdiblanco y con el nombre de Betis Energía Plus. Si el club heliopolitano quiso entrar en el baloncesto para hacer historia en verdad lo ha conseguido, ya que si ninguna rocambolesca situación lo impide (de todo se puede esperar en la ACB), firmará por segundo año consecutivo su descenso deportivo a la LEB Oro. El bagaje en estos dos años es paupérrimo. Ha perdido abonados, la división entre la afición es más que evidente y está en duda el modelo de club y lo que quiere hacer la entidad bética con una sección que ni ha dado los réditos esperados ni se han puesto todos los recursos para que los dé.

Y para despedirse toca recibir en un San Pablo que dictará sentencia a los suyos a un equipo que bien podría ser el reflejo en el que mirarse. Un Iberostar Tenerife que ascendió hace unos años a la ACB y se ha asentado de una forma admirable, ganando el año pasado un título europeo y siendo un habitual desde que llegó a la máxima categoría en la lucha por lo Copa y los play off.

El Tenerife puede ser quinto ganando, aunque dependiendo de otros marcadores, o noveno

El conjunto de Fotis Katsikaris llegará a Sevilla con mucho que jugarse, al contrario que los locales, sentenciados desde hace una semana por mucho que las redes sociales del Betis, muy activado y que lo publicitan todo, mantengan el silencio al respecto. Como si no pasara nada. Los insulares deben sellar aún su participación en los play off y, aunque aun perdiendo pueden hacerlo, no querrán arriesgar para nada. El plantel canario puede ser quinto o quedarse a las puertas en caso de derrota, poco probable ante un equipo que encadena ocho tropiezos seguidos y ha entregado la cuchara ya hace días. Que saque el orgullo ahora y se despida con una victoria de poco servirá. El 80 por ciento de los jugadores saben que no seguirán, el barco se hundirá sin ellos, por lo que parece improbable que un conjunto en caída libre saque al final la vergüenza que se necesitaba hace semanas para superar a un rival con hambre que sabe que la victoria le permitirá entrar en las eliminatorias por el título.

Katsikaris llega a la capital andaluza sin San Miguel, su referente en la dirección, pero tiene piezas de sobra y recursos para lograr su objetivo. Cuenta con uno de los jugadores revelación como Ponitka, uno de esos todoterrenos que gustan tanto en la ACB. Lo que se esperaba de Kelly o Schilb, que se quedaron en el camino. La experiencia de Fran Vázquez es un grado del que ha carecido el Betis todo el curso, Abromaitis es ya pieza codiciada por otros clubes y Vasileiaidis, que no vino al Betis por la negativa del técnico en verano, está demostrando lo importante que es en la ACB contar con un líder que conozca la Liga. Pero sobre todo el Iberostar es un equipo, un bloque que defiende unido y ataca con cabeza moviendo la bola hasta encontrar la mejor opción. Un equipo, lo que no ha sido el Betis el último año y medio y lo ha llevado a la LEB Oro tras años coqueteando con el infierno.

Pese a todo, pese a que pocos béticos quieran jugar este encuentro, toca ser profesionales y apechugar. Será la ocasión para ver quién puede ser válido el año que viene y bien haría Javi Carrasco, el técnico de la casa que se comió el marrón de coger un equipo muerto (le faltó suerte para ganar los dos primeros partidos y cambiar su destino), en dar opciones a un Mikel Úriz que ha ido a más cuando entendió sus limitaciones y empezó a jugar para el equipo, a un Txemi Urtasun que ha notado la inactividad y que ahora está a tope, un Alfonso Sánchez que podría marcar diferencias en LEB, un Cizmic que debe tener oportunidades o a Iván Cruz. Evidentemente el resto, los máximos culpables del desastre, también deben someterse al juicio de la afición: Kelly y su nula defensa, la irregularidad de Schilb y Nelson, el miedo de Booker en los partidos clave, Golubovic con sus manos blandas y poca sangre o Anosike, un pívot al que suele compensar hacerle personal. Todos, como los entrenadores y los mandamases de los despachos son culpables de un doloroso descenso que al menos debe ser la oportunidad para crecer desde abajo.

Pero aunque ya se esté pensando en el futuro, toca pasar el último trago de la mejor forma posible. Ganar o perder, bien es cierto, a estas alturas ya no importa, y el encuentro sólo servirá para medir el orgullo de la plantilla bética. No estará Franch, aún convaleciente del esguince de tobillo que se produjo hace una semana ante el Real Madrid. Tampoco en el cuadro tinerfeño estará un motor como es San Miguel que, con una sobrecarga, se une a los ausentes conocidos ya Richotti, White y Allen.

Lo mejor de todo, sin duda, es que la peor temporada del club sevillano, con cualquiera de sus nombres, toca a su fin. Dependiendo de cómo se encare la caída a los infiernos, ésta será una ocasión para crecer o el principio del fin. En las manos del Betis estuvo, dicen, que no se acabara el baloncesto en Sevilla y en sus manos está ahora que tenga un futuro, aunque ahora toque decir adiós a la ACB como colista. Ay, C.D.B. Sevilla SAD (nombre con el que está inscrita la sociedad en la ACB), quién te ha visto y quién te ve.

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