Chaves ataca al PP y fija objetivos

El presidente del PSOE asegura que los populares sólo ven en la situación económica "un instrumento" para dañar al Gobierno · Defiende que el Ejecutivo de Zapatero saldrá de la coyuntura con diálogo social

Chaves ataca al PP y fija objetivos
Chaves ataca al PP y fija objetivos
Jorge Bezares / Madrid / Jorge Bezares

05 de julio 2008 - 05:03

Al presidente de los socialistas españoles, Manuel Chaves, a la sazón máximo mandatario del Gobierno andaluz, le tocó en el arranque del XXXVII Congreso Federal transmitir confianza sobre la competencia del Gobierno para afrontar la crisis económica y darle cera al PP y a Mariano Rajoy.

Así, tras realizar una retrospectiva de un PSOE que está a punto de cumplir 130 años, Chaves proclamó que los socialistas "somos la fuerza del cambio", y dio por cumplidos los objetivos que el partido se marcó cuatro años atrás, en el XXXVI Congreso Federal. Entre los logros acumulados, barrió para casa y destacó uno en el que el Gobierno andaluz fue avanzadilla: "Estos años nos han permitido establecer un terreno propicio para la investigación en células madre, para que pueda encontrarse solución a enfermedades que hoy son incurables y que afectan a millones de personas, en España y en todo el mundo". Y subrayó el prestigió internacional, que nos hace "más queridos y más respetados en todo el mundo y que nos situemos a la cabeza en cooperación para el desarrollo y en el impulso al diálogo entre las civilizaciones y las culturas, la única forma realista y democrática de solucionar los conflictos que se viven el mundo".

Una vez cubierto el expediente del elogio a la gestión del primer Gobierno de ZP, Chaves le dio un primer toque al PP, al que atribuyó "la oposición más irresponsable que nunca ha existido en los 30 años de democracia". "Una oposición a la que no le importó dividir y crispar, una oposición que, apelando a la unidad de España, lo que pretendió fue enfrentar a unos ciudadanos con otros, a unas Comunidades de España con otras", explicó.

De inmediato, el presidente del PSOE planteó el reto de construir "una nueva identidad" para "el socialismo del siglo XXI, manteniendo los viejos valores de igualdad, justicia, libertad y solidaridad, pero incorporando otros nuevos:

"El respeto a la diversidad de la sociedad; el respeto de la identidad de las personas y sus derechos y aspiraciones como individuos; la conciencia ecológica; la condena radical de la violencia y de las guerras; la igualdad plena y efectiva entre hombres y mujeres; el aprecio por la cultura y la innovación como virtudes públicas; la participación política y social".

Y, una vez fijado los nuevos problemas del mundo y subrayado el papel del PSOE como "referente del socialismo europeo", Chaves se confesó en tono severo: "Si hablamos de problemas de hoy, tenemos que hablar de la situación económica por la que estamos atravesando, una etapa en la que hay y habrá serias dificultades".

Sin embargo, el presidente de los socialistas españoles se mostró convencido de que el Gobierno, con la experiencia acumulada en crisis más duras, como la del 92, "ha cogido el toro por los cuernos y ha tomado y, está tomando las medidas adecuadas para hacer frente al menor crecimiento económico, aliviar sus efectos y conseguir que podamos salir cuanto antes y en las mejores condiciones de futuro".

Entonces, el máximo mandatario arremetió de nuevo contra el PP de forma más virulenta para rechazar los recortes sociales que forman parte de "la receta de la derecha". "Cuando dirigentes del PP dicen que hacen falta medidas tremendas, decretos brutales y, como ha dicho Pizarro El Malo (Manuel), "sangre, sudor y lágrimas", todos recordamos lo que eso significa", explicó.

Según Chaves, las críticas del PP hacia la situación económica son para los dirigentes populares sólo "un medio, un instrumento para hacer daño al Gobierno".

Tras comprometerse a no congelar el salario mínimo, no provocar pérdida de poder adquisitivo a los pensionistas y no recortar derechos y servicios básicos, el dirigente andaluz subrayó que "saldremos con el diálogo con sindicatos y empresarios".

En su arremetida final, Chaves destacó que "especialistas en perder elecciones" -Rajoy, Cospedal y Arenas- estén al frente de un "partido que quiere ganar" y cuestionó la moderación que pregona el presidente del PP.

NORMALMENTE, cuando un partido está en el Gobierno, los congresos son ordinarios, demasiado ordinarios. Está todo tan tasado que la avalancha de enmiendas suele acabar siendo papel mojado. En el 37 del PSOE no va a ser diferente. El secretario de Organización, José Blanco, intentó darle algo de emoción cuando preguntó, inocente de él, si había una lista alternativa a la presentada para la mesa del congreso. En el fondo, Pepiño es un cachondo, y de vez en cuando exhibe su peculiar sentido del humor.

Pero la verdad del cuento es que está atado muy atadito en coto. Así, para actuar como dique de contención de ocurrencias e inconveniencias de temas escabrosos -eutanasia, aborto, laicidad e inmigración-, ZP y Blanco han elegido a un grupo de notables, entre los que destacan el vicepresidente económico del Gobierno andaluz, José Antonio Griñán; el secretario general del Grupo Socialista en el Congreso, Ramón Jáuregui, y la diputada del PSOE de Jaén y ex consejera de Obras Públicas, Concha Gutiérrez, que tiene como principal objetivo que las ponencias no perturben el programa electoral que el Gobierno tiene que llevar a cabo. Así, salvo el voto a los inmigrantes en las elecciones locales, poca cosa se puede esperar en este congreso. Quizás algún guiño, pero sin compromiso en las otras materias.

En este congreso, sin embargo, la novedad serán la mujer o mujeres que Zapatero integrará en la ejecutiva socialista para dar respuesta, de entrada, al efecto Cospedal que ha provocado Rajoy con la elección como secretaria general de la presidenta de los populares castellano-manchegos. En cuanto a los discursos de Zapatero, Chaves y Blanco, poco que destacar. E l presidente de la Junta interpretó su papel de telonero aventajado. Dijo lo que tenía que decir, repartió la cera que tenía que repartir y es de esperar que mañana reciba la recompensa que merece.

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