la nueva política exterior Las relaciones con Cuba vuelven al primer plano de la agenda

Mano dura con el castrismo

  • El regreso del PP al poder acaba definitivamente con la política de acercamiento hacia el régimen de la isla impulsada por Moratinos y aparcada por Jiménez

Las relaciones con el Gobierno de Raúl Castro en Cuba, un tema que en los últimos años enfrentó duramente a socialistas y populares en España, apenas fueron mencionadas en la campaña de las elecciones generales. Con el triunfo de Mariano Rajoy llega al poder un partido cuyo interés declarado, más que profundizar en las relaciones con La Habana, sería forzar cambios políticos en la isla. Se pone fin así a ocho años de acercamientos por parte del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero al régimen comunista de la isla.

Una de las grandes apuestas fallidas del Gobierno saliente en materia de política exterior fue la de intentar eliminar la llamada Posición Común de la Unión Europea (UE) frente a Cuba, impuesta en 1996 por iniciativa de José María Aznar y que condiciona una mejora en las relaciones con la isla a que se produzcan cambios en materia de democracia y derechos humanos.

En contraposición a la dura línea seguida por Aznar y su apoyo a la disidencia cubana, el ex ministro de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos trabajó a favor de un "diálogo constructivo" con Fidel y Raúl Castro y abogó por la firma de un "acuerdo bilateral" que sustituiría a la Posición Común.

En la línea de gobiernos tradicionalmente hostiles a la Cuba socialista como Alemania, Suecia o República Checa, la cúpula del PP rechaza eliminar o suavizar la actual política comunitaria al considerar que la isla no ha dado los pasos exigidos.

"En Cuba se han producido algunas tímidas reformas económicas, cuyo resultado está por ver, y ninguna reforma política. Si no se ha producido ese cambio, no entendemos por qué debe modificarse la Posición Común", aseguró en una entrevista el coordinador de Política Internacional del PP, Jorge Moragas.

En el marco de un inédito diálogo con la Iglesia Católica, el Gobierno de Castro excarceló hasta abril pasado a 126 reclusos considerados presos políticos por organizaciones de derechos humanos, 114 de los cuales se exiliaron en España. Además, conmutó por penas de cárcel las últimas penas de muerte vigentes en el país.

Al mismo tiempo, Raúl Castro ha conferido mayor libertad empresarial a los cubanos permitiéndoles fundar pequeños negocios, y ha flexibilizado la compraventa de vehículos y viviendas entre particulares, hasta ahora prohibida.

Ninguna de dichas medidas ha tenido sin embargo contraposición alguna por parte de la UE. De hecho, después de que Moratinos abandonara el cargo hace un año, su sucesora, Trinidad Jiménez, dejó de tener la reforma de la "posición común" entre sus prioridades. "Oficialmente, la política del Gobierno español frente a Cuba no ha cambiado, pero Jiménez no ha trabajado contra la Posición Común con el mismo entusiasmo que Moratinos", explica a la agencia Dpa un diplomático latinoamericano en Madrid.

Por el momento, no está claro qué política frente a Cuba adoptará el gobierno de Rajoy. Cuba es uno de los pocos países citados en el área de acción exterior del programa electoral del PP, en el que se expresa el "compromiso" con que "el pueblo cubano pueda decidir libre y democráticamente su futuro", pero no se citan medidas concretas a adoptar en las relaciones. "En Cuba yo quiero democracia, quiero libertad, quiero derechos humanos. Bueno yo no, lo quiere todo el mundo. Y esperemos en la inteligencia de los que allí siguen mandando desde tiempo inmemorial para propiciar un cambio de verdad, porque así no se puede continuar mucho tiempo", afirmó Rajoy.

El diplomático citado anteriormente prevé un deterioro en las relaciones de Gobierno a Gobierno: "El turismo español, los intercambios académicos y culturales y la cooperación económica siempre van a ser buenos, pero las relaciones políticas empeorarán gravemente. También habrá que olvidarse de mejoras en la relación con Europa y se mantendrá la Posición Común".

No obstante, estima poco probable que se produzca una ruptura total, ante los importantes intereses económicos españoles en Cuba. En la isla hay más de 200 representaciones de empresas y medio centenar de empresas mixtas, sobre todo en el sector turístico, en el que mantienen una fuerte presencia las principales cadenas hoteleras españolas.

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