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El frente antisecesionista

  • Trabajo colectivo. Rajoy cuenta con un equipo liderado por Sáenz de Santamaría para analizar la problemática catalana y tomar decisiones extremas si en Barcelona optan por otro referéndum

El frente antisecesionista

El frente antisecesionista

La jefa es Soraya Sáenz de Santamaría, a quien Mariano Rajoy ha encargado en esta legislatura las relaciones con los gobiernos autonómicos, y a la vicepresidenta corresponde el peso de las negociaciones con la Generalitat. Diálogo que Puigdemont niega y, cuando se le menciona su almuerzo con Rajoy en La Moncloa o los mantenidos por Soraya con su vicepresidente, Oriol Junqueras, dice que son conversaciones, no negociaciones.

Dos ministros forman parte también del grupo que tiene como prioridad analizar, supervisar y tomar decisiones respecto al problema del independentismo: el titular de Justicia, Rafael Catalá, que ya en el primer Consejo de Ministros al que acudió presentó un informe sobre una Cataluña que días después, el 9 de noviembre de 2014, celebró una consulta ilegal; y el de Interior, Juan Ignacio Zoido, a quien cabe la responsabilidad de dar las instrucciones para intervenir en el caso de que fuera necesario imponer la legalidad a través de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado.

A ese frente antisecesionista, o Estado Mayor antiindependentista, como lo llama un miembro del Gobierno, se han sumado el abogado general del Estado, Eugenio López; el fiscal general del Estado, José Manuel Maza; el secretario de Estado para las Administraciones Públicas, Roberto Bermúdez de Castro; el delegado del Gobierno en Cataluña, Enrique Millo y, en otro nivel, el jefe de gabinete del presidente, Jorge Moragas.

A través de iniciativas y encargos surgidos de las reuniones a las que convoca Sáenz de Santamaría, o bien porque la propia vicepresidenta encarga a uno de ellos una labor específica en un momento determinado, ese grupo lleva sobre sus hombros el peso de plantar cara al desafío independentista capitaneado por Artur Mas y por Carles Puigdemont.

el papel de junqueras

Hasta hace semanas pensaban que Junqueras no formaba parte del ala dura e inflexible del independentismo a pesar de que nunca ha renunciado a lo que ha sido prioridad absoluta en su carrera política; pero se le veía menos empecinado que Mas y Puigdemont respecto a la celebración del referéndum, que consideraba que podía dejarse temporalmente aparcado mientras se avanzaba en cuestiones que reivindican los catalanes desde hace años, como mayores competencias, trato diferenciado respecto a otras comunidades, o una política fiscal similar a la vasca.

Sin embargo, ha adoptado la misma actitud de intransigencia que el resto del Govern, priorizando la consulta, que antes defendía que debía ser pactada previamente para que fuera legal y que hoy ya acepta que se celebre aunque no exista ninguna posibilidad de que tenga cabida en las leyes o en la actual Constitución.

Ese grupo que dirige Sáenz de Santamaría ha analizado todos los escenarios posibles. Todos. Y tienen carpetas abiertas para cada uno de esos escenarios.

A través de Millo, ex portavoz parlamentario del PP en la Cámara autonómica con muy buenas relaciones con otros partidos y que conoce en profundidad la sociedad catalana, al despacho de la vicepresidenta llega información puntual de lo que se respira en Cataluña: la inquietud de Puigdemont ante una CUP imprevisible que lo tiene agarrado por el cuello, su temor a que un inevitable adelanto electoral convierta en presidente a Junqueras, con el que la relación política es muy tensa, de desconfianza; la maniobra que habían preparado Mas y Puigdemont para encargar a aquél la preparación del referéndum, lo que provocaría su inhabilitación; la ambición de Mas, que intenta recuperar la Presidencia de la Generalitat, el escaso entusiasmo de los empresarios catalanes a la CUP y al proyecto independentista si se hace por las bravas. Y un dato muy relevante que Puigdemont no ha tenido en cuenta: el 80% de los catalanes son propietarios de una vivienda, una empresa, un negocio... y empieza a calar la idea de que en contra de lo que dicen los dirigentes de la Generalitat, la independencia supondría la salida inmediata de la UE... con todo lo que eso significa para la economía.

respuesta del gobierno

La vicepresidenta quiere, entre otras iniciativas, echar por tierra la estrategia de los independentistas, que han utilizado con éxito mensajes muy repetitivos: España nos roba, España no quiere dialogar, España no respeta nuestra identidad. Ante esas acusaciones, los viajes de miembros del Gobierno son constantes a Cataluña, sobre todo los de Soraya, se entrevista allí -no en Madrid- con personalidades de muy distinto signo, mantiene un diálogo fluido con Junqueras... y no pierde ocasión ella y los ministros de recordar a los catalanes que España no sólo no les roba, sino que paga sus pensiones, a sus funcionarios, su sanidad y los servicios sociales. Y que si no fuera por el dinero que el Gobierno destina a Cataluña, estaría en quiebra.

Rajoy, que habla casi a diario con su vicepresidenta sobre cómo va el diálogo y conoce el contenido de la respuesta legal ante cualquier iniciativa independentista, preparó un encuentro con Puigdemont que éste quiso que fuera secreto. Almorzaron en La Moncloa y Rajoy sólo informó a Soraya de esa cita. El diálogo fue cordial, pero inútil desde el punto de vista del acercamiento, con uno empeñado en el referéndum y otro en no celebrarlo. La filtración se produjo desde Barcelona, según La Moncloa. Sin embargo, esa noticia no fue buena para Puigdemont: echaba por tierra su argumento de que Rajoy se negaba a dialogar.

¿Qué respuesta prepara el Gobierno a una convocatoria de consulta? Dan pocas pistas, excepto una: no se va a celebrar. En ninguna circunstancia. Por una cuestión legal y porque no quieren dar bazas a quienes critican a Rajoy -incluso desde el PP- acusándolo de debilidad por no bloquear el referéndum del 9-N.

Responderán con la ley, con el Constitucional de nuevo, pero saben que ya no es una medida suficiente, así que no descartan que haya que recurrir, en último extremo, a la aplicación del artículo 155 que en circunstancias especiales permite al Gobierno central asumir competencias que retira al Ejecutivo "rebelde".

No les temblará la mano, aunque intentarán otro tipo de actuaciones antes. Pero el adversario que tienen enfrente, y lo sabe Rajoy, lo sabe Soraya y lo sabe su Estado Mayor, es contumaz, y el Gobierno está convencido de que la Generalitat pondrá toda la carne en el asador para provocar que hagan lo que no quieren hacer, enviar las fuerzas de seguridad para obligar a cumplir la ley. Tienen otras opciones estudiadas, recogidas en los informes realizados por expertos en leyes, en crisis, en constitucionalismo, en mantenimiento del orden y la seguridad... y en estrategia política. Rajoy es un apasionado del deporte que no va a permitir que los independentistas metan un gol a los españoles.

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