Cristina Hoyos y Salvador Távora, miembros de honor de la Academia de Artes Escénicas

La bailaora y el director hacen memoria en un emotivo acto celebrado en el Ayuntamiento de Sevilla

Salvador Távora y Cristina Hoyos, ayer con la consejera de Cultura y el alcalde de Sevilla.
Salvador Távora y Cristina Hoyos, ayer con la consejera de Cultura y el alcalde de Sevilla. / Antonio Pizarro
B. Ortiz

17 de enero 2017 - 02:40

Sevilla/"Decía Cervantes en su Quijote que el mayor pecado que los hombres cometen es el no ser agradecidos", recordó ayer el dramaturgo y presidente de la Academia de las Artes Escénicas de España José Luis Alonso de Santos en el acto en el que la institución que coordina nombraba Miembros de Honor a los sevillanos Cristina Hoyos y Salvador Távora. "Hoy dejaré a un lado sus muchos méritos profesionales y me centraré en una sola palabra que resume el sentimiento de los académicos: el agradecimiento", declaró el autor de Bajarse al moro y La cena de los generales, que destacó de Hoyos y de Távora su mezcla de "fantasía y creatividad", su capacidad "para no rendirse nunca a pesar de las muchas dificultades" y su "inconformismo".

En un acto celebrado en el Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla, y al que acudieron el alcalde de la ciudad Juan Espadas y la consejera de Cultura Rosa Aguilar, fue el director José Carlos Plaza el que resaltó las virtudes de Cristina Hoyos. "En un mundo feo, rodeado de vulgaridad, de suciedad, bombardeado por la mentira", aseguró, "hablar de Cristina Hoyos es hablar de todo lo contrario: de una trabajadora. ¿Talento? Indudable. Trabajo, muchísimo", elogió Plaza, que reconoció haber entendido "lo que era el arte" cuando siendo un jovencito vio a la bailaora en el Teatro de la Zarzuela, mucho antes de llegar a convertirse en colaborador habitual de la artista. En su intervención, Hoyos agradeció a su "hada bienhechora, a la que yo llamo el baile flamenco", los deseos que le concedió a lo largo de la vida, como "hacerme pareja de baile de Antonio Gades, aprender o ser la primera bailaora en actuar en la Ópera de París".

Juan Ruesga, por su parte, subrayó el papel de Távora "en la historia del mejor teatro español" y estimó en "cerca de 4.500 funciones a lo largo de 40 años" su trabajo junto a La Cuadra de Sevilla. En su discurso, el director defendió ser "hijo de la Andalucía lorquiana" y rememoró su juventud en el Cerro del Águila, cuando imágenes como las de "los toros abiertos en canal del matadero" y el "atronador ruido de las máquinas de los talleres", además de ciertas lecturas prohibidas en la dictadura, fueron forjando ese imaginario único que posee su teatro.

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