La música teatral de Purcell bebe de muchas fuentes, primero de la propia tradición inglesa, con esos grounds (bajos ostinados) omnipresentes en casi todas las piezas vocales del recital de ayer, aunque en él también figuraban rastros franceses (por ejemplo, en las chaconas) e italianos, como en el famoso lamento de Dido, cuyo ground está marcado por esos intervalos descendentes cromáticos de clara ascendencia transalpina.

Marcados acaso por la personalidad de Stefano Barneschi , que actuó como concertino, los Solistas de la OBS enfatizaron notablemente el perfil italiano de la música, con acentos rítmicos muy afilados, articulaciones trazadas casi con escuadra y cartabón, tempi rápidos (la First Musicke de The Fairy Queen sonó frenética) y ornamentos de clara filiación italiana.

El contratenor Gabriel Díaz aportó su bello timbre y su exquisita sensibilidad

Gabriel Díaz aportó su bello timbre y su exquisita sensibilidad en unas interpretaciones acaso menos redondas que las que dejó con repertorio bachiano el día de Santo Tomás, que fueron de una expresividad más variada. Los lamentos (tanto el de Dido como el anónimo de Ana Bolena) resultaron el punto culminante de su actuación, por la perfecta adecuación entre fondo y forma, la precisión prosódica y la lacerante expresión sin excesos ni lacrimógenos ni ornamentales.

El Espacio Turina acaba de estrenar un nuevo equipo de iluminación, que permite cambiar la atmósfera y el color de la escena, con las interesantes posibilidades dramáticas que de ello se derivan, pero convendría hacer de él un uso algo más sutil.