ROSS. Gran Sinfónico 1 | Crítica
Popular y aséptico comienzo para la Sinfónica
Crítica de Cine
** 'Un reino unido'. Drama romántico, Reino Unido, 2016, 110 min. Dirección: Amma Asante. Guion: Guy Hibbert. Fotografía: Sam McCurdy. Música: Patrick Doyle. Intérpretes: David Oyelowo, Rosamund Pike, Jack Davenport, Laura Carmichael.
Un reino unido, tercer largo de Amma Asante (Belle), es una de esas películas que obligan a mirar la enciclopedia: se trata aquí de la -"inspiradora", que diría un cursi- historia real de la pareja interracial formada por Seretse Khama, príncipe heredero al trono de Bechuanalandia, hoy República de Botsuana, y la oficinista Ruth Williams, la mujer blanca de la que se enamoró y con la que se casó (1948) durante su periodo de formación en Inglaterra tras la Segunda Guerra Mundial.
Situados en el contexto de descolonización de la segunda mitad del XX, lo que nos queda (en claro) es el meollo romántico y el esfuerzo de una pareja que luchó contra viento, marea, geopolíticas y todos los prejuicios raciales imaginables (aquí y allá) no sólo por sacar adelante su relación, sino por escribir una página de conquistas democráticas, desarrollo y prosperidad en el corazón del África más pobre y olvidada.
El problema, claro, es que todo viene embutido en las formas académicas (los más optimistas dirían clásicas) y el esquematismo didáctico, lo que implica un sobreexceso de información dialogada, postales al atardecer y una flagrante falta de profundización en los matices y los personajes más allá de las correctas prestaciones de un David Oyelowo siempre creíble en su intensidad emocional y una Rosamund Pike a la que su esposa sufrida, comprometida y amorosa en tierra extraña le queda corta sobre el papel.
Por decirlo suavemente, Un reino unido no deja de ser, a pesar de sus mimbres históricos, un tibio y simplificado drama poscolonial para blancos, en su borrado de toda verdadera singularidad del otro y en su cándido mensaje anticolonial y de abnegación buenista sobre un país (un continente) que tiene en sus manos (y en la explotación de sus diamantes) el destino de una prosperidad siempre idealizada.
También te puede interesar
Lo último
La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El desgarro de la muerte en el Parlamento de Andalucía
VENGO DE MI EXTREMADURA | CRÍTICA
Guadiana y Juanfra Carrasco en la Bienal: El cante errante
Tribuna Económica
Carmen Pérez
É xito exportador