ROSS. Gran Sinfónico 1 | Crítica
Popular y aséptico comienzo para la Sinfónica
El insomnio puede acabar despertando grandes monstruos, también cinematográficos. Three stories about sleeplessness es uno de esos desastres que, con más frecuencia de la deseable, acaban apareciendo en todo festival que se precie, y éste no iba a ser una excepción.
La película del croata Tomislav Radic (que ha contado con la participación de dos actrices españolas, Rosana Pastor y María Almudéver) ya apunta mal desde su sinopsis: tres historias a cuento de la incomunicación y la soledad (lo que le deben a Michelangelo Antonioni, sin saberlo) que tienen como protagonistas a una chica a la que el llanto de su bebé y las reprimendas de su histérica suegra le impiden conciliar el sueño; a un matrimonio croata-español que no se entiende en la cama; y a una anciana croata que vive sola y se lamenta amargamente por sus amores pasados. La cosa se pone incluso peor cuando uno lee en el dossier de prensa que todo ese espeso entramado dramatúrgico a costa de las neurosis del hombre moderno terminará cruzándose, rindiendo pleitesía a esa nueva tiránica moda de los relatos corales en los que el azar (el autor, vaya) ejerce, látigo en mano, funciones de despótico demiurgo. El libreto está adobado con diálogos ortopédicos, interpretaciones inenarrables (la de María Almudéver es un puro despropósito, desde el primer al último plano) y psicología de parvulario, que vienen a ser los tres potros de tortura en los que Radic cimenta su despropósito.
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