La compañía Al Fresquito visita el Central con un cabaret sobre la soledad

'Ay Hafa Drim' reflexiona sobre el paso del tiempo a través del humor y de un repertorio de canciones de Ella Fitzgerald

Virginia Nölting interpreta a una mujer obsesionada con los sueños.
Virginia Nölting interpreta a una mujer obsesionada con los sueños.
Braulio Ortiz / Sevilla

06 de diciembre 2007 - 02:51

Producciones Al Fresquito propone en el Teatro Central, desde mañana hasta el domingo, Ay Hafa Drim, una reflexión sobre la soledad exenta de dramatismos, urdida desde el humor y con hechuras de cabaret. Un cabaret cómico-musical, tal y como lo definen sus creadores, que quiere ser también "un espectáculo muy cercano, que va a estar muy cerquita de la gente. Es como una invitación a casa, queremos que el espectador esté relajado", explica Virginia Nölting, la actriz protagonista.

Escrita y dirigida por Espe López, Ay Hafa Drim presenta a una mujer obsesionada con el desafío de desentrañar los sueños. "Ella tiene un consultorio desde el que analiza los sueños propios y los ajenos. Se pregunta, por ejemplo, qué significa soñar con las personas que ya no están aquí", cuenta Nölting, quien aclara que el título de Ay Hafa Drim es precisamente una adaptación de la frase inglesa I have a dream (Tengo un sueño). "Nos gustaba porque así estaba en clave andaluza, y sonaba como a árabe", desvela la intérprete, vista en obras de Laví e Bel -por Cabaret Caracol ganó el premio a la mejor actriz en Palma del Río- e Histrión, y más recientemente en el Marat Sade de Animalario.

El personaje de Nölting, una mujer que quería ser Ella Fitzgerald y canta sus temas, "pero fuma demasiado para llegar bien a los agudos", está acompañada por un pianista (Joaquín González) que en escenas aisladas decide tomar el protagonismo.

Ay Hafa Drim, que se estrenó el pasado año en el Teatro Cánovas de Málaga, es el primer montaje de Al Fresquito, una compañía que nació con el propósito de "ofrecer otra visión de lo que vemos habitualmente" y acuñar "espectáculos de aire fresco, para desmelenarnos". Para Nölting, esta meta consiste en "tener la predisposición de reírnos de nosotros mismos. Hablamos de la soledad o del paso del tiempo, pero todo está cargado de un humor irónico y barnizado con un punto musical", apunta. Así, la propuesta acaba escogiendo un mensaje positivo que transmitir a su público. "Que estamos solos, pero si lo asumimos no pasa nada", asegura Nölting con un atisbo de esperanza en su voz.

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