Rafael Padilla

Inocentadas

Postdata

28 de diciembre 2008 - 01:00

HOY, Día de los Santos Inocentes, es jornada propicia para todo tipo de bromas y sucedidos fantásticos que buscan sorprender nuestra candidez, sin más propósito que el de la burla amable y el de la sonrisa. Una tradición antigua que, arrancando de un hecho paradójicamente atroz, establece el paréntesis de unas horas en las que cualquier noticia, por disparatada que sea, se nos presenta como creíble. Una costumbre, por otra parte, cada vez con menos lógica y sentido en esta tierra nuestra de las ocurrencias perpetuas y de los disparates sin cuento ni mesura.

En los estertores del estrambótico 2008, la fecha -y bien que lo siento- llega tarde y sus pocos minutos se presumen incapaces para superar en ingenio y en mofa a las incontables patrañas y mamarrachadas que ya nos ha dejado el año. Inocentadas -hagan memoria- hemos asistido a muchas. Fuera de tiempo sí, pero algunas verdaderamente geniales, a veces con deslumbrantes puestas en escena y éxito indiscutible. Para troncharse, por ejemplo, el aplomo con el que, apenas anteayer, el mismísimo Zapatero, más serio que Keaton, nos aseguraba que la crisis económica era una patraña de los de siempre, de esos amargados que no querían reconocer los logros de un Gobierno instalado en la eterna abundancia. O la convicción con la que de nuevo él -este sujeto es un cachondo incorregible- nos prometía ese pleno empleo que señalaba cerca, ahí a la vuelta de la esquina. De antología, también, el cuajo de Solbes, su cachaza proverbial para rebatir, entre cabezada y cabezada, los razonamientos, tan exactos como desoídos, del malaje Pizarro.

Aun así, quedaban meses y a fe mía que no se desaprovecharon. De órdago a la grande y revolcón desternillante la humorada de los bancos, del dinero que se evapora y la basura envuelta en papel de regalo. Fue un hallazgo rompedor y un chiste casi perfecto el verles recibir, ante el pasmo general, millones y millones, mientras -palabrita del Niño Jesús- a ellos, "el sistema más sólido del mundo", la cosa -juraban- no podía afectarles demasiado. Un respeto oiga que esto es España, un país cabal que debe estar entre los grandes, aunque tengamos que colarnos en el convite por la gatera.

Para qué seguir. Aquí los chirigoteros nos nacen enseñados. Cuando no se gastan medio presupuesto en urinarios, se montan -¡qué arte!- un loft en la trasera del coche oficial. Como ésas las que gusten, que lo importante es que el esperpento y la risa no paren. ¿Y saben lo mejor? Que nos las tragamos todas, que nos pone este permanente 28 de diciembre, que nos halaga y despepita que nos llamen inocentes.

Lo dicho, el presente domingo sobra. Para chacotas, y de las talentosas, las vistas tan espectaculares, bien traídas y graciosas que uno no adivina cómo podrán superarse en el neblinoso 2009 que despunta.

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