Antonio / Sempere

Milllenium

Visto y Oído

26 de mayo 2014 - 01:00

LOS hábitos sociales andan tan desnortados que un espacio como Millenium tiene que colarse, de puntillas, en la madrugada de los domingos. Sin hacer ruido. Porque ni siquiera en un canal nada sospechoso de inculto como es La 2 puede tener cabida en un horario razonable.

Millenium es un programa donde se recupera el placer de la conversación. Un debate culto como los de antes. Ramón Colom Esmatges lo realizó años atrás en TV3, y ahora salta en castellano al segundo canal de la televisión pública. Nos tememos que por poco tiempo. No nos vayamos a empachar.

Las tres primeras entregas han estado dedicadas al Papa Francisco, a la Historia como ciencia y a la figura del Greco. No lo dudemos. Han sido debates de gran altura intelectual. Seguirlos ha supuesto un privilegio. Un privilegio similar al que supone asomarse a una de las salas del Palacio de la Magdalena de Santander para seguir una mesa redonda de un curso de verano de la UIMP.

Un programa en el que la protagonista es la palabra. Un formato en el que no se pierde el tiempo en las presentaciones (no hay buenas noches, el presentador no narra el vasto curriculum de los invitados) y en donde se va al grano, a la almendra de la cuestión. Y sin embargo, o tal vez por ello, un espacio completamente marginal que difícilmente va a tener continuidad en nuestras pantallas. Y pensar que desde que Elena Sánchez Caballero presentó Enfoque no ha habido ningún programa monográfico de debate no político en nuestra televisión! ¿Cómo es posible que se pueda prescindir de esta fórmula? Qué banales somos. Por cierto, que Millenium está patrocinado por Bankia. Algo que nos reconcilia con la entidad.

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