José Antonio Carrizosa

La caída

alto y claro

17 de abril 2011 - 01:00

HACE justo hoy dos años -los sevillanos contamos el tiempo por semanas santas- que trascendió la marcha a Madrid de Manuel Chaves y su sustitución al frente de la Junta de Andalucía, después de 19 años de poder, por José Antonio Griñán. Si aquel Domingo de Ramos de 2009 alguien nos llega a decir cuál iba a ser a estas alturas las dimensiones de la caída, hubiéramos tomado por un bromista a nuestro interlocutor. Vaya por delante que las razones de la salida de Chaves para ocupar una vicepresidencia del Gobierno que no hacía ninguna falta es una de las maniobras políticas con menos sentido que hemos visto en los últimos años. O por lo menos, peor explicadas. Pero lo cierto es que a partir de ahí se han desencadenado una serie de hechos que han dejado tan maltrecho al socialismo andaluz que hoy, a las puertas de las elecciones locales y a sólo un año de las generales y autonómicas, no hay encuesta que dé un duro por ellos. Haciendo un esquema de trazos gruesos se podría decir que a partir de la precipitada marcha de Chaves, que era el único referente en el Gobierno regional y en el partido, se produce una lucha por el poder real entre el que se fue y el que acaba de llegar sustanciada en un congreso extraordinario y cambios en la Junta que dejaron abiertas heridas muy difíciles de gestionar. La contestación interna a la nueva nomenclatura del PSOE y la inestabilidad perpetua del Ejecutivo andaluz, que en dos años tiene cuatro remodelaciones, son las consecuencias más claras. El último movimiento en el Gobierno, la dimisión de Luis Pizarro, es, por muchas razones, de una gravedad extraordinaria y sus verdaderas consecuencias se verán después del 22 de mayo.

Esta situación hace que no se dé una respuesta adecuada a los dos factores que de verdad están incidiendo en la percepción que la opinión pública tiene de los socialistas: el deterioro hasta extremos impensables de la situación económica y la aparición de casos de corrupción que implican al Gobierno andaluz y de forma muy particular al ex presidente Chaves. Si bien el primero es el que marca de verdad la marcha de las encuestas y de la realidad social y son pocos los factores para su resolución que se pueden activar desde la Junta, el daño que supone ya el segundo es algo que hay que tener muy en cuenta. Y el PSOE debería de reaccionar con más contundencia si no quiere volver a vivir la situación que en 1996 llevó a Aznar a la Moncloa. Aunque ello le suponga adoptar medidas que nunca hubiera pensado en tomar.

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