Javier Mérida

Cuatro lustros para el campeón de los campeones

Con efecto

23 de julio 2015 - 01:00

CUANDO yo aún era portero ya lo seguía. Posee condiciones innatas para ser un portero de categoría y destaca por su agilidad bajo los palos y por su fuerte personalidad". Con el copyright de Monchi, fue una de las primeras frases que pronunció, en mayo de 2000, como coordinador de la secretaría técnica del Sevilla, cargo con el que se estrenó cuando dejó sus funciones como delegado del equipo. Auxiliado por Joaquín Caparrós, el cañaílla cimentó no sólo el equipo que ascendería para no bajar jamás tras pasar su peor época sin contar la del albor de los años setenta, sino ese Sevilla campeón al que sólo llegaron él, David y, testimonialmente, aquel guardameta fichado del Granada, Pablo Alfaro e incluso Gallardo.

En cinco años, el hombre que en 2020 cumplirá cuatro lustros como responsable de la política de fichajes vistió de seda a una plantilla de arpillera. Refistolero por obligación, enseguida se vio obligado a traspasar a Marchena y hubo de aguantar, junto al prócer Del Nido, cómo al sevillismo le faltó un pelo para echarse al césped cuando la inopinada venta de Reyes. Pero Monchi salió de ésa y de algunas más en la escasas ocasiones en las que erró con los fichajes.

Porque, aunque huelgue decirlo, casi siempre dio el bocín. Y seguro que hoy mismo leen una retahíla de aciertos que a estas líneas desnudarían de toda prosa si es que tuvieran cabida todos, desde Daniel, como él lo llama, a un Konoplyanka que, junto a Riquelme, es de esos diestros que juegan como los zurdos y que ya alegra las pajarillas de los nervionenses sin haberse puesto aún la camiseta.

Sería ventajista, hoy, hablar de hacerle un monumento en los bajos del estadio o en los potreros de la carretera de Utrera; sería de oportunista destacar las virtudes no deportivas de Monchi... Quizá lo mejor sea disfrutar con su, una vez más, remozado Sevilla y ver cómo se eriza el vello en Nervión cuando a finales de agosto, frente al Atlético de Madrid, quizá se lea en Gol Norte: "Gracias, Monchi".

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