¿Se reanudará la luna de miel?

Reaparece el Betis ante su gente tras la cruz de Éibar y la cara de una Junta trascendental

25 de noviembre 2017 - 02:39

Después de la cruz del lunes negro en Ipurúa y de la cara del jueves gozoso en San Pablo, el Betis vuelve a escena para librar un partido de indudable importancia en su presente. Tras un efímero tiempo de vino y rosas, el Betis vuelve a la crudeza del muy cercano pasado. Esa especie de luna de miel que afición y equipo compartían se ha visto truncada por la infidelidad que ha supuesto la vuelta a las andadas del equipo sobre la yerba.

Sí, ha fallado el equipo y a ese equipo lo maneja un hombre que llevaba camino de convertirse en icono para el beticismo. Pero la cosa ha virado de forma negativa y resultados e imagen han hecho que el idilio atraviese por una crisis importante, si no es que se esté a punto de firmar el divorcio. Y llega esta cita con un recién ascendido que anda con mucha dignidad por la categoría. Mucha dignidad y también con una proeza como la que sostuvo al Betis, haber derrotado al Madrid.

Llega el Girona con unos números más que aceptables, de hecho adelantaría al Betis en la tabla si se da el 2 en la quiniela. Y llega a un recinto que era de fiesta incondicional, pero que cualquiera sabe cómo va a recibir a ese novio que cometió la infidelidad de tres partidos sin ganar y un ridículo impresentable ante 4.000 espectadores. Una incógnita corrosiva, pero también se sabe que a poco que haga ese novio infiel, la infidelidad va a ser perdonada una vez más.

Todo ocurre cuando los rescoldos de la junta general siguen vivos. Rescoldos que hablan de vilezas y ruindades que no por esperadas son menos dolorosas, pero así se escribe la historia de este club tantas veces alanceado y nunca totalmente abatido. Hoy aparece el Girona y espera un equipo que hizo concebir una montaña de ilusiones para abrir un tiempo de gozosa luna de miel que fue a quebrarse por la terrible infidelidad de hacer el ridículo en un campo de polvareda.

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