"No he conocido una ciudad con la identidad cultural de Sevilla"

Jorge monteiro Cónsul. general de portugal en sevilla

Su llegada a la ciudad ha supuesto un importante impulso de las relaciones entre el país luso y Andalucía

Ahora termina su mandato y pone rumbo a Bruselas

Jorge Monteiro, en el Consulado de Portugal, durante un momento de la entrevista.
Jorge Monteiro, en el Consulado de Portugal, durante un momento de la entrevista. / Fotos: Mj López
Luis Sánchez-Moliní

16 de abril 2017 - 08:00

Jorge Monteiro (Oporto, 1972) llegó a Sevilla en 2012 sin conocer a nadie en la ciudad. Ahora, cuando ya hace las maletas para partir hacia una nueva misión en Bruselas, es una persona muy conocida y apreciada en los sectores más variopintos del lugar: la cultura, el empresariado, las cofradías, la vida social. No hay duda de que la llegada de Monteiro a Sevilla como cónsul general de Portugal ha supuesto un impulso importante en la cooperación luso-andaluza. Firme partidario de la diplomacia cultural, gracias a él ha venido a nuestra ciudad lo mejor del fado y el cine portugués y se ha reforzado considerablemente la vinculación empresarial y tecnológica entre los dos países. Este diplomático que estudió Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad do Minho (Braga), es un decidido europeísta, como buen antiguo alumno del Colegio de Europa en Bélgica. Tras su paso por Angola fue asesor del presidente de la República Aníbal Cavaco Silva, quien le enseñó a tener siempre el estado portugués en la cabeza.

-Es un lugar común el que los diplomáticos no suelen decir la verdad...

-Al contrario. Como dice un compañero, hay que decir siempre la verdad, pero hay que hacerlo de forma prudente... Menos cuando hablas con tus autoridades; entonces no hay que ser prudente.

-Usted llegó de cónsul general de Portugal a Sevilla en 2012 y ahora termina su misión, pero nos da la sensación de que lleva mucho más tiempo en la ciudad. Se ha convertido en una persona muy conocida y apreciada.

-Nos sentimos ya parte de la cultura y de la sociedad sevillana. Estos años se nos han hecho cortos, porque queda mucho por hacer. Creo que esto tiene que ver con lo mucho que compartimos desde el punto de vista histórico, emocional... Eso facilita mucho la relación.

-Portugal y España han pasado demasiado tiempo de espaldas.

-Sí, históricamente hubo periodos en los que las relaciones tuvieron mayor intensidad, como en los siglos XVI, XVII y XVIII. Por contra, en el XX, pasamos un largo periodo de espaldas. Sin embargo, la entrada de ambos países en la Unión Europea ha permitido un fortalecimiento sin precedentes de nuestras relaciones gracias a la mejora de las infraestructuras de comunicación, la cooperación económica y cultural, el turismo... Ese es el camino en el que tenemos que seguir profundizando.

-¿Y a dónde le destinan ahora?

-A Bruselas, a la representación permanente de Portugal en la Unión Europea.

-A la gran diplomacia europea. Sevilla fue su primera experiencia consular y veo que, por ahora, la última.

-Hoy en día las representaciones consulares tienen una actuación transversal en la que se toca todas las áreas: la diplomacia económica, la cultural, la científica... Siempre en estrecha relación con las embajadas, pero con un margen de actuación muy amplio, lo que es muy seductor.

-Sé que es difícil, pero intente contestar esta pregunta de la forma más sincera. ¿Qué opinión se lleva de Sevilla como ciudad?

-Sevilla es una ciudad única. Como diplomático he tenido que viajar mucho y no he conocido una ciudad con una identidad cultural como Sevilla, con una forma de ser tan propia e intensa. Eso es un activo importantísimo. He escuchado a mucha gente criticar los excesos de la Semana Santa y la Feria, pero yo lo veo desde una perspectiva totalmente distinta. Creo que es positivo para Sevilla. La afirmación en un mundo cada vez más globalizado pasa por mantener una identidad cultural fuerte. Claramente, el activo de Andalucía y Sevilla es su cultura.

-¿Y una crítica?

-Por supuesto, como en todas las sociedades, hay mucho que mejorar. Sería importante compatibilizar esa identidad cultural con una apuesta más decidida para atraer a Sevilla más innovación y abrirla más a la cooperación internacional.

-¿Cuál ha sido su mejor momento en la ciudad?

-Claramente el nacimiento de mi tercer hijo, Eduardo Jorge, que además nació en el Día de Portugal.

-¿Y el peor?

-Afortunadamente no hemos tenido un momento extremadamente difícil. Tal vez el primer día, cuando llegamos hace cuatro años y medio a Sevilla. No conocíamos ni a una sola persona en la ciudad y eso siempre te provoca una sensación de fragilidad y de miedo. Pero poco a poco fuimos conociendo a gentes de todos los ámbitos...

-Desde luego aprovechó el tiempo...

-Quiero aprovechar hasta el último día de mi mandato como cónsul general. Una de las iniciativas más importantes de mi última etapa será la celebración, entre los días 5 y 7 de junio, del congreso internacional Sevilla Lusa. La nación portuguesa en el Reino de Sevilla en tiempos del Barroco, en el que participarán historiadores de primera talla. Lo auspiciamos desde el Consulado y lo organizan las universidades de Sevilla y Pablo de Olavide. Sevilla y Lisboa formaron un eje que las ubicó en el centro del mundo, como recuerda Frei José de Santa Rita Durao en estos versos: "Del Tajo a China el portugués impera/ de un polo a otro el castellano vuela/ y los extremos de la terrestre esfera/ depende de Sevilla y de Lisboa". Se va intentar proyectar la importancia que tuvo la presencia portuguesa en Sevilla en este periodo. Fue la comunidad extranjera más importante y dinámica en la sociedad sevillana, con una presencia muy importante en el comercio, pero también en la cultura. El alcaide de las Reales Atarazanas en los tiempos de Magallanes -cuando se preparaba la vuelta al mundo- era el portugués Diego Barbosa. Él fue el que permitió a Magallanes integrarse bien en la sociedad sevillana. Ahora, este año, el 20 de octubre, se conmemoran los quinientos años de la llegada de Magallanes a la ciudad para preparar la circunnavegación.

-Muy interesante. Díganos alguna figura más.

-Baltasar Gómez, el padre de Josefa de Ayala, que nació en Sevilla y que fue la mayor pintora del Barroco portugués y era ahijada de Francisco Herrera el Viejo. También Cayetano de Acosta, el mayor arquitecto de retablos del siglo XVIII, con obra extraordinaria en Sevilla, Lisboa y algunos sitios del Alentejo...

-El propio Velázquez tenía ascendentes portugueses...

-Sí, tenía sangre portuguesa por parte de padre. También me gustaría recordar el matrimonio de Isabel de Portugal con Carlos V aquí en Sevilla, o que en Triana existía la llamada Calle de los Portugueses.

-¿Dónde?

-Actualmente estamos intentando identificar su ubicación exacta. Del congreso queremos que salga una ruta cultural que tenga por nombre La Sevilla Lusa, un producto que el Ayuntamiento pueda ofrecer a los turistas que visitan la ciudad y a los propios sevillanos.

-Llama la atención que se perdiese esa memoria. Hoy en día, sin embargo, estamos recuperando el tiempo perdido, como demuestra también el ciclo que organiza la Facultad de Derecho y la Casa de los Poetas y las Letras de Sevilla, 'El sueño de Iberia'.

-Sí, como decía, la integración de los dos países en la Unión Europea ha permitido derribar esa barrera psicológica que nos separaba. Nunca hemos estado tan unidos como ahora. De hecho, España y Portugal, por el grado de comprenetración que han alcanzado entre ellos, pueden dar un ejemplo importante al resto de Europa en un momento como el actual.

-Dígame algún rincón de la ciudad en el que se le venga su país a la cabeza.

-Muchos. Por ejemplo, el Convento de Santa Paula, que es fruto de una donación de una familia portuguesa que vivía en Sevilla y que están enterrados allí...

-Para los sevillanos hay uno fundamental, este edificio en el que estamos, el Pabellón de Portugal de la Exposición Iberoamericana de 1929, de los arquitectos Carlos y Guilherme Rebelo de Andrade. Hubo un momento en el que la continuidad del Consulado General peligró debido a los recortes en el Ministerio de Exteriores portugués. ¿Podemos decir que el peligro se ha conjurado?

-Yo creo que sí. Es cierto que con la crisis económica hubo un momento muy difícil, pero hoy en día, con la importancia que está tomando la colaboración transfronteriza entre España y Portugal, creo que el Consulado de Sevilla, del que dependen Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla, está más vivo que nunca.

-¿Es cierto que ha salido de nazareno en la Soledad de San Buenaventura?

-Es cierto. Fue un verdadero privilegio por la relación que la Soledad tiene con Portugal.

-¿Cuál es esa relación?

-Nuestra última reina, doña Amelia de Orleans, venía mucho a la Semana Santa de Sevilla y le dio el título real a la hermandad. Asimismo, ésta la nombró camarera de honor. Por eso en el escudo de la hermandad figuran las armas de Portugal. Más de cien años después de la caída de la monarquía portuguesa, la relación continúa y me invitaron cariñosamente a salir. Poder disfrutar de la Semana Santa por dentro, con una hermandad antigua y con tradición, es un auténtico privilegio.

-Una de las cosas que ha hecho que mejoren las relaciones entre Portugal y España ha sido la llamada diplomacia cultural. Usted ha apostado por esta línea, especialmente por la literatura y el fado, género musical por el que los españoles sienten devoción.

-Cuanto más nos conocemos más nos apreciamos. La cultura es lo que permite derribar las barreras entre los pueblos, lo que permite que todo lo demás se pueda desarrollar con mayor intensidad. Para mí es un auténtico placer ver cómo la cultura portuguesa tiene tantos seguidores. Recientemente presentamos aquí en el Consulado la última traducción de Las lusiadas, de Luis de Camoens, por Aquilino Duque y dentro de poco presentaremos, en versión bilingüe, la Poesía completa de Màrio de Sá-Carneiro, uno de los grandes vanguardistas de Portugal, con la introducción y traducción de Manuel V. Rodríguez. Ambos libros han sido editados por Renacimiento. La Feria del Libro de Madrid, una de las más importantes de Europa, este año estará protagonizada por Portugal.

-Usted ha hecho mucho por la difusión del fado en Sevilla. Díganos un fadista poco conocido que haya que tener en cuenta.

-Hay varios, no podría dar sólo uno, porque es un género que me gusta mucho. Daré un nombre masculino y otro femenino. Entre los hombres destacaré a Ricardo Ribeiro, una de las voces masculinas más importantes de la generación actual, como Camané, que es mucho más conocido. Entre las mujeres diré Ana Moura o Carminho. Uno de mis principales orgullos en estos años ha sido poder traer a Sevilla a alguno de los nombres más importantes del fado... ¡António Zambujo! Otra voz masculina impresionante que le recomendaría. Es una voz muy sorprendente y fresca.

-Otro elemento de integración importante es el turismo. En los últimos años se han multiplicado las visitas de españoles a Portugal y viceversa. Sin embargo, seguimos obviando este aumento y en las explicaciones de los monumentos y en la señalética en general.

-Puede existir la falsa idea de que como más o menos se entienden... Es evidente de que en este campo todavía queda mucho por hacer. Creo que Portugal debería apostar más por la enseñanza del español y España por la del portugués. Sería una inversión muy rentable que permitiría un gran mercado cultural ibérico que facilitaría, por ejemplo, el que las compañías de teatro españolas y portuguesas pudiesen girar por todas las ciudades de Iberoamérica. Piense también en el cine, en las editoriales... El retorno de la inversión en la enseñanza de nuestros idiomas sería muy importante. Imagine cómo aumentarían la salida profesional de nuestros jóvenes.

-Ha sacado usted a colación la palabra Iberoamérica. La crisis económica y la llegada de algunos regímenes populistas a países americanos han hecho que se frene ese impulso de integración iberoamericana que sí se dio en décadas pasadas.

-En las relaciones entre estados hay ciclos que dependen mucho de la economía y de los agentes políticos de cada momento. La comunidad iberoamericana tiene mucho que ofrecer a sus componentes, más en estos tiempos convulsos y llenos de incertidumbres. Una vez más diré que la principal apuesta debe ser la cultura. Si creamos una verdadera comunidad cultural y lingüística todo lo demás fluirá de una forma mucho más natural.

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