Eterno retorno

De capa y cola (Un paréntesis en las vísperas)

Eterno retorno
Eterno retorno
Diego J. Geniz

16 de febrero 2010 - 16:45

Surge la llama de este coloso que empieza un miércoles marcado por el gris en la frente (o en la sien, al gusto siempre del clero). En el brasero termina lo que se crió en la sierra. Ilusiones de un domingo de estreno que se calcinan en un patio o azotea. Humos de vísperas que envuelven a la ciudad desde hace meses. Lo que debe ser el fin no es más que el principio. Los griegos ya lo dijeron hace tiempo. La realidad supera al mito. Eterno retorno a un tiempo que condensa el sentir de un pueblo. El poeta dijo que la vida eran siete días. Quizás un poco más: cuarenta y tantos. Cuestión de números. El rito y la regla marcan la época que desata los sentidos (e innumerables tópicos). La quema de la rama tiene también su ceremonial. El olivo muere para dar la vida. Gloriosa ceniza.

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