Moviendo Roma por Santiago

Fernando Gabardón de la Banda, entre sus capirotes de Servitas y la Cena.
Fernando Gabardón de la Banda, entre sus capirotes de Servitas y la Cena.

19 de abril 2011 - 01:00

ESOS dos capirotes simbolizan las dos cofradías con las que José Fernando Gabardón de la Banda sale de nazareno, la Cena y los Servitas. Con una, de la que fue fiscal segundo y cronista de sus avatares, abre la Semana Santa; con otra la cierra. Pero hoy toca hablar de un interludio. Si hoy es martes, esto es San Benito.

"Si algún día dejara de vivir en esta casa en la que nací hace 43 años, lo que más echaría de menos sería ver pasar San Benito todos los años". Una casa de la calle Santiago desde la que se ve un lateral de la abandonada Santa Catalina. Esta casa se incorpora al patrimonio familiar cuando en 1956 llegan sus abuelos maternos: José de la Banda Ruiz, administrador de seguros, y Amparo Vargas y Vargas, profesora de Piano. Llegan con sus dos hijos, Antonio de la Banda, que llegaría a ser presidente de la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, y Julia de la Banda, la madre de Fernando y de sus hermanos Jesús y Joaquín, que comparten un cuarto presidido por el Señor de Pasión. Jesús es prioste de la Cena; Joaquín, nazareno de los Servitas.

Fernando tiene un triple vínculo con su tío Antonio, el académico: además del parentesco, fue su padrino de bautizo y le dirigió la tesis doctoral en Historia del Arte sobre Iconografía de la Piedad en el Arte Hispalense. El sobrino no se quedó en eso. Antonio Merchant, decano de la Facultad de Derecho, le dirige una segunda tesis sobre el derecho del patrimonio histórico-artístico en la España liberal y no descarta una tercera tesis sobre Didáctica de las Ciencias Sociales que imparte en el CEU, Universidad de Bormujos.

El Martes Santo es un reloj de emociones. Se va a ver salir al Cerro. Nunca se pierde al Cristo de los Estudiantes por la plaza de la Contratación. "Si me quedo a ver la Virgen no llego a tiempo de ver a San Benito por el balcón de mi casa". Antes se acerca al Muro de los Navarros y en cuanto ve aparecer al Pilatos de Luis Montoto mete la quinta por cardenal Cervantes y se hace un sitio en su casa. "No es fácil. Nos juntamos cuarenta". Sobre las cinco y media. Hora de torrijas y buñuelos.

En ese momento, el doctor en Historia del Arte le gana el pulso al doctor en Derecho. "La Semana Santa tiene dos caras, la de abajo y la de arriba. Puede haber una interpretación social, pero yo estoy hablando de estética. Desde el balcón, tú te incorporas de igual al Cristo y a Pilatos. Eso es muy barroco. La imagen sale del marco y tú participas". En la escena, Cristo ha sido prendido y Pilatos se lo presenta al pueblo. "Le dice que no tiene jurisdicción ante el reo y se lava las manos". Vuelve a verlo de regreso por Águilas y Pilatos, hermosa redundancia.

Fernando Gabardón de la Banda ve un escenario donde "la Sevilla tradicional se une a la Sevilla moderna". Una fusión que se rompe en Imagen y en las setas. En días lectivos, se ven los atuendos de la plaza, los oficios: las hermanas de la Cruz -una pareja de religiosas acude todos los días para asistir a doña Julia-, empleadas de Lipasam, conductores de Tussam. Otra empresa municipal, Emasesa, le encargó al historiador un libro sobre el conjunto monumental del convento de los Terceros y palacio de los Ponce de León. El primero es un arcano de la Semana Santa: allí estuvo más de 200 años las Cigarreras; talló Juan de Mesa el Cristo del Amor y permanece la Exaltación, vulgo los Caballos, hasta que se resuelva lo de Santa Catalina.

"Santa Catalina es un ejemplo de la insidia de las autoridades. No tenía mucho sentido restaurar la capilla sacramental de una iglesia que iba a seguir cerrada. No estamos hablando de religión. Estamos hablando de patrimonio". Todos los miércoles, de octubre a mayo, imparte en Cajasol cursos sobra la Sevilla conventual.

La casa de los hermanos Gabardón de la Banda es un museo de vivencias familiares. Un árbol genealógico disperso. Dos cuadros remiten a una adelantada de su tiempo. Están firmados por Adelaida González Vargas. "Era prima hermana de mi abuela. Estudió cuatro carreras, hablaba cuatro idiomas. Se dice que fue la primera funcionaria del Ayuntamiento de Sevilla. Escribió un libro sobre el pendón de Sevilla. Hizo su tesis de Historia de América sobre la Chiapas colonial".

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