Sevilla

Fallece Jesús Silva Porto, un abogado comprometido con Sevilla

El pasado 13 de junio falleció en Madrid Jesús Silva Porto a los 85 años de edad. Aunque había nacido en Santiago de Compostela, Jesús Silva era un sevillano de adopción y de corazón. Estaba considerado un gran especialista en Derecho Penal. Tras cursar sus estudios de Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela, ingresó en la Carrera Fiscal, siendo Sevilla su primer destino profesional, donde llegó en 1955 y donde nacieron sus siete hijos. Se jubiló en 1992 como fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid. Pero durante su dilatada vida profesional compaginó su actividad en el ámbito judicial con periodos en los sectores público, privado y empresarial.

Desde su llegada a Sevilla, y durante los años 60, se involucró activamente en círculos monárquicos de apoyo a don Juan de Borbón, padre del actual Rey, por entonces exiliado en Portugal. Una vez restablecida la Monarquía en la figura de su hijo Juan Carlos I, fue uno de los impulsores y primer secretario general de la Fundación Institucional Española (FIES), una institución creada para fortalecer y divulgar las ventajas de la institución monárquica en España.

Su vocación por el servicio público y su amor por Sevilla se vieron reflejados en 1960, cuando se unió a un grupo de destacados jóvenes profesionales sevillanos seleccionados para integrar la Diputación de Sevilla por el entonces gobernador civil de Sevilla, el monárquico Hermenegildo Altozano. Con su empuje y compromiso por Sevilla aportaron un revulsivo a la ciudad e impulsaron ambiciosos proyectos urbanísticos y sociales que pretendieron modernizar Sevilla y aportar una visión vanguardista hasta entonces desconocida en la España franquista. En 1970 abandonó Sevilla para asumir el cargo en Madrid de comisario general del Patrimonio Artístico Nacional en el Ministerio de Educación.

Pero permaneció unido a Sevilla, donde mantuvo una casa a la que regresaba cada año hasta poco antes de su muerte. De su época al frente del patrimonio histórico dejó numerosos legados y trabajos de restauración en la rica imaginería de Sevilla. Pero quizás el logro del que se sentía más orgulloso fue la restauración del Cristo del Cachorro tras el incendio acaecido en su basílica trianera el 26 de febrero de 1973. La hermandad le nombró hermano de honor en señal de gratitud y él correspondió convirtiéndose en uno sus más fervorosos cofrades, saliendo ininterrumpidamente en procesión cada Viernes Santo durante más de 30 años, la última en 2007.

A principios de los 80 fue nombrado primer director general del Instituto Nacional de la Seguridad Social siendo ministro de Sanidad y Seguridad Social Juan Rovira Tarazona.

En sus últimos años siguió ejerciendo el Derecho como abogado y dedicó su espíritu emprendedor a la Fundación También, de la que era su presidente, institución dedicada al fomento de actividades deportivas para discapacitados que dirige su hija Teresa tras sufrir un accidente.

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