El almacén de las cosas olvidadas

La Oficina de Objetos Perdidos tiene en depósito 6.000 artículos que, si nadie reclama en dos años, serán para quienes los hallaron.

Juan Parejo

27 de diciembre 2011 - 05:03

Una dentadura postiza, un traje de novia, una cruz de mármol de una sepultura, una silla de ruedas, carros de bebé, muletas, cascos de moto... cada día llegan hasta la Oficina de Objetos Perdidos del Ayuntamiento de Sevilla las cosas más insospechadas. Los operarios municipales se encargan de inventariarlo todo y de realizar las pesquisas oportunas para tratar de encontrar al dueño y devolverle sus pertenencias. En los que va de año, ya se han recogido 6.029 objetos, de los cuales se han conseguido devolver 2.411.

La Oficina de Objetos Perdidos se encuentra en el número 3 de la calle Manuel Vázquez Sagastizábal, al lado de la estación de autobuses del Prado de San Sebastián. La actividad es incesante. No paran de entrar personas en busca de alguna pertenencia o para dejar aquello que se han encontrado. Funciona desde el año 1976, aunque entonces dependía del Negociado de Gobierno. Antes de llegar al Prado, estuvo en la calle Almansa y en el Pabellón Real. "Las personas suelen ser muy honradas. No existe la picaresca. Los taxistas, por ejemplo, entregan todo lo que se dejan los clientes", afirma José Antonio Suero, jefe de Estadística del Consistorio y responsable de la oficina.

El protocolo que se sigue está marcado. Se toman los datos de contacto de la persona que ha hallado el objeto. Si tiene algún elemento identificativo del dueño se ponen en comunicación con él de manera inmediata. Si no fuera así y nadie acudiera reclamar lo extraviado, se almacena por dos años. Transcurrido ese tiempo, llaman a la persona que se lo encontró para que se quede con el objeto. "Si el dueño viene a recogerlo, la ley establece que le tiene que dar un porcentaje, una gratificación, a quien lo ha traído". A los extranjeros se les mandan sus pertenencias a cobro revertido a través de los consulados acreditados en Sevilla. En caso de ser alimentos o material perecedero, se preparan lotes y se entregan a comedores o instituciones caritativas.

Son muchísimas las anécdotas que atesoran los trabajadores de esta oficina. "¡Durante una feria la Policía Local nos llegó a traer una yegua! Lógicamente la derivamos al zoosanitario". Hace pocas semanas, una persona entregó 2 iPad nuevos y un ordenador Apple aún plastificado. "Se localizó al dueño, que muy agradecido, le entregó una buena recompensa a este ciudadano".

Las épocas del año en las que se recogen más objetos coinciden con las fiestas, las de Primavera y la Navidad. "Hay quien se deja los regalos por ahí. También hemos tenido figuritas del Nacimiento, o trajes de gitana, en Feria. ¿Cómo se puede perder eso? ¡No me lo explico!". En los últimos años, el boom han sido los móviles de última generación, aunque las llaves y carteras siguen siendo un clásico. "Cuando vienen a recogerlas se les hacen unas preguntas para que las identifiquen", explica Máximo Lancharro, uno de los trabajadores.

Un taxista, Emilio Miguel Beltrán, acude hasta la oficina para entregar un ordenador que se ha dejado un cliente en el taxi: "Se lo dejó anoche, pero acabé de madrugada y hasta ahora no lo he podido traer. Lo entregamos todo". Tras un chequeo de los operarios encuentran, además, 550 euros en uno de los bolsillos del maletín.

Los años que más objetos se depositaron en esta oficina fueron los posteriores a la Expo: casi 15.000.

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