Tres diosas del baile en el epílogo

calle rioja

Terna. Junto a la estatua de Juan Belmonte, Matilde Coral, Cristina Hoyos y Pepa Montes le dieron un cierre de lujo a la Velá como jurado del concurso de sevillanas en el Altozano

Francisco Correal

28 de julio 2017 - 02:33

La penúltima es la aportación que hizo Sevilla para conseguir la eternidad. En geometría se les llama asíntotas, las líneas sin fin. La penúltima cayó en la caseta del Triana Fútbol Club. El ambiente del (pen)último día era formidable. En la caseta del Partido Comunista estaba de guardia Daniel González Rojas, joven munícipe de Izquierda Unida. Como estuvo en La Pecera. A su lado, las casetas del Partido Socialista y el Partido Popular.

El puente de Triana era en la Velá un fotocool permanente. Estampas familiares, postales foráneas. El encuadre perfecto. Un retén de la Policía Local se había apostado junto a la capillita del Carmen. El jaleo llegaba del Altozano. Un locutor iba presentando a los participantes en el concurso de baile por sevillanas, en las modalidades de niños y adultos.

Con la escultura de Jesús Gavira como faro de Triana, lo primero que impresionaba era la composición del jurado. Tres diosas del baile en el sanedrín del duende. A saber: Matilde Coral, Cristina Hoyos, Pepa Montes. Las parejas que salían al escenario, al final de su actuación, saludaban primero al público y después a las tres gracias de un Rubens trianero. La impresión era la misma que si uno viera juntos a Plácido Domingo, José Carreras y Pavarotti en el jurado de un concurso de ópera o a Zidane, Guardiola y Simeone deliberando en unas pruebas para entrenadores.

Ayer empezaron a desmontar la Velá, pero nadie se llevará los fogonazos de esa impresión. Tres generaciones de bailaoras. Matilde Coral nació en plena República, el segundo día del verano del año 1935 que el Betis se proclamó campeón de Liga, dos meses después de que naciera Rafael el Negro, su pareja de vida y de baile, que la dejó hace siete años. Cristina Hoyos es hija de la posguerra, el junio todavía primaveral de 1946, cuando las cartillas de racionamiento eran el best-seller de la vida cotidiana. De la década siguiente es Pepa Montes, hija de Las Cabezas de San Juan, donde nació en 1954. Estaba allí sentada, junto a la antigua cabina de los barcos Sevilla-Sanlúcar en la que dan las horas para Triana con toques de guitarra de Ricardo Miño, su marido.

Se cruzaban los concursantes en los lances con sevillanas de Amigos de Gines y Los Romeros de la Puebla, de los Cantores y Requiebros, y se cruzaban en la imaginación las vidas de estas sacerdotisas del compás. Cristina Hoyos y Pepa Montes bailaban sevillanas en esa variante del camarote de los hermanos Marx en Triana que es el bar El Ancla. La fotografía, con sus parejas, Ricardo Miño y Juan Antonio, la publica Ángel Vela en su libro Triana. La otra orilla del flamenco. 1970-2015. En el bar de Pagés del Corro que abrió en 1984 Manolo Sánchez, trianero de Aznalcóllar.

En cualquier teatro del mundo serían un cartel de lujo, impagable. Son humildes, solidarias, artistas. Bailan Matilde Coral y Cristina Hoyos cuando estas maestras insuperables, en una lección de sencillez que les honra, cerraron las respectivas listas electorales de andalucistas y socialistas en las municipales de 2003. Los homenajes no las endiosan, son humanas en su divinidad. Maestras que ayer aplaudían con vehemencia a los aprendices, de quienes siempre hay algu que aprender.

Pepa, Matilde y Cristina. Una terna de lujo junto a la estatua de Juan Belmonte que realizó Venancio Blanco. Matilde Coral fue académica en la calle Castilla y ahora es vecina de Pureza, su bata de cola todavía se aparece en revuelo de colores por las noches del patio de la Montería. Cristina Hoyos, que hace 25 años participaba en los actos de apertura de Barcelona 92, ha sido nombrada embajadora de la Unesco. Pepa Montes remontó el Guadalquivir desde las Cabezas de San Juan hasta Triana, ese trasiego que una vez hizo José el de la Tomasa con alma de barco.

El público aplaudía a los participantes y no dejaba de aplaudir al jurado. En primera fila, Alba Molina, hija de Lole y Manuel, acompañada de Andreas Lutz, el ex cantante de O'Funkillo que participa en el nuevo proyecto de la trianera, el disco Tucara. La Velá cerró ayer sus puertas. El baile dejó una ventana entornada para descubrir que la verdadera fiesta es la vida, y ésa nunca acaba. Como la penúltima en Betis.

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