Los empresarios de Puerto de Cuba denuncian su desalojo forzoso

Aumenta la tensión en el litigio que mantienen con la dueña de Río Grande

La terraza, con la presencia de vigilantes.
La terraza, con la presencia de vigilantes.
F. P. A.

02 de noviembre 2017 - 02:33

Los empresarios de Puerto de Cuba denunciaron ayer el desalojo forzoso de la terraza por parte de un grupo de entre diez y quince personas convocadas para tal fin. Los afectados acusan del desalojo a la propietaria de la finca, María del Carmen García Sánchez, dueña del restaurante Río Grande, que colinda con Puerto de Cuba. La titular de la finca tiene desde hace más de diez años alquilada la terraza a unos empresarios, si bien el contrato de alquiler que existe entre ellos es verbal. A mediados de octubre, la propietaria del local decidió rescindir unilateralmente este acuerdo. Desde entonces se han sucedido varios intentos de desalojo y cambios de cerradura que terminaron con el desalojo forzoso ocurrido la noche del martes, cuando un grupo de personas de una empresa de seguridad impidió el acceso por la fuerza a los empresarios de la conocida terraza de la calle Betis.

Los dueños de Puerto de Cuba han presentado dos denuncias ante la Policía Nacional y una en los juzgados. El representante legal de la empresa, el abogado José Manuel García Quiles, planteará mañana un pleito civil y solicitará medidas cautelares en los juzgados para que se restituya a sus clientes en sus funciones y puedan acceder a las instalaciones. El letrado explicó ayer que no ha visto nada similar a lo ocurrido la noche del martes en los 25 años que lleva ejerciendo la profesión. Aclaró que existe un contrato verbal refrendado por una serie de documentos como facturas, justificantes de pago o transferencias bancarias que acreditan la existencia del alquiler. Este contrato verbal está en vigor desde el año 2005.

Uno de los empresarios que dirige Puerto de Cuba, Pablo Castilla, denunció que las personas contratadas para impedirles el acceso a la terraza pintaron de negro las cámaras de videovigilancia y también el logotipo de la empresa. "Tenemos todo nuestro material dentro y no podemos acceder". El personal de seguridad contratado por Río Grande habría cortado y cambiado las cerraduras colocadas por Puerto de Cuba. Junto a estas líneas se reproduce un fotograma de un vídeo en el que una persona corta un candado en la puerta de la terraza.

En el fondo de este conflicto puede latir la intención de Río Grande de vender tanto el restaurante como la terraza. Este periódico contactó ayer con la dueña de Río Grande, María del Carmen García Sánchez, para tratar de recabar su versión de los hechos, pero declinó hacer cualquier declaración sobre lo ocurrido. La tarde de ayer podía verse desde el puente de San Telmo a un grupo de personas de la empresa de seguridad en el interior de la terraza, como puede apreciarse en una de las fotografías que ilustran esta página.

No es la primera vez que se registra un incidente entre ambas partes. El 16 de octubre, los empresarios de Puerto de Cuba denunciaron ante la Policía Nacional el cambio forzoso de cerraduras. El 25 y el 26 de octubre hubo otros dos episodios de cierta tensión. Tras la primera denuncia, los denunciantes se quejaban de la inacción de la Policía Nacional. El día 25, un inspector de este cuerpo, antiguo jefe de la Policía Judicial, se encontraba en compañía de la dueña de Río Grande cuando ésta insultó a los empresarios de Puerto de Cuba y trató de obstaculizar el trabajo de unos cerrajeros que éstos habían contratado para poder acceder a las instalaciones. En la denuncia que está en manos del juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla, los responsables de Puerto de Cuba apuntaban a que el inspector de la Policía llegó a sacar la placa en ese momento, "en actitud intimidatoria". Cuando intentaron darle las llaves de las nuevas cerraduras a la dueña de Río Grande, ésta manifestó que "nadie le iba a dar las llaves de su casa". Este cambio de cerraduras se produjo después de que la dueña de Río Grande hubiera cortado el suministro eléctrico a la terraza. La escalada de tensión derivó el martes en el desalojo forzoso.

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