"Mi hijo me entregó su tarjeta de donante"

Una familia que perdió a su hijo con 20 años y donó sus órganos narra las razones de su decisión

La familia Romero Rubio.
La familia Romero Rubio. / M. J. López
Noelia Márquez

14 de enero 2017 - 06:57

Ana María Rubio presintió que su hijo Fernando se iba. Sufrió una caída de una escalera, que le provocó una hemorragia cerebral y, tras una intervención y nueve días en la UCI, los médicos confirmaron su fallecimiento. Tenía 20 años. Un golpe terrible para una familia. Ocurrió hace once años, en noviembre de 2005, cuando la aceptación a la donación no batía los récords de hoy. “Presentí, cuando Fernando estaba en la UCI, que se iba. Fue entonces cuando busqué en un cajón donde tengo los documentos familiares, una tarjeta que mi hijo me entregó, la tarjeta de donante”.

Ana María lo recuerda como si hubiese ocurrido ayer. “Mi hijo era una persona especial, trabajó como voluntario en República Dominicana, estaba muy comprometido con los temas sociales. Tras una conferencia que ofreció el doctor José Pérez Bernal sobre trasplantes, mi hijo quedó impactado. Poco después me entregó la tarjeta de donante y me dijo: Mamá si me pasara algo algún día, conserva esto”. Cuando la enfermera de la Coordinación de Trasplantes planteó a la familia de Fernando la donación, Ana María le entregó la tarjeta de su hijo.

Donar los órganos de un ser querido resulta muy reconfortante para las familias. “Mi hijo continúa vivo”, explica esta madre sevillana, que tiene otros tres hijos. A pocos pasos del hogar de Ana María Rubio una calle está dedicada a los Donantes. Esta madre acudió el día que se descubrió el rótulo. En su casa guarda como un tesoro la carta de agradecimiento que recibió del equipo de trasplantes tras la donación; así como el Cartel de Semana Santa de 2008. “Emilio Díaz-Cantelar escribió un mensaje en uno de los cirios dedicado a los donantes en el cartel que creó para la Semana Santa”, recuerda Ana María, que también conserva el cirio dedicado que llevó La Amargura.

"Nunca dudé en donar para ayudar a mi hermano"

“Nunca dudé en donar para evitar que mi hermano entrara en diálisis. Por él y por sus hijos. Tengo otro hermano trasplantado”. Así de contundente se mostró Adelina Díaz, durante la presentación en el SAS del balance anual de trasplantes y donaciones. Esta mujer malagueña donó en septiembre un riñón a su hermano en la primer trasplante en Andalucía con grupo sanguíneo incompatible, que se realizó en septiembre en el Hospital Regional de Málaga, con buenos resultados.

Esta madre ha creado una asociación que lleva el nombre de su hijo, Asociación Benéfica Cultural (Asobecu) Fernando Romero Rubio. Entre otros proyectos, esta asociación ayuda a enfermos con escasos recursos que se encuentran en lista de espera para un trasplante. “Ante la tragedia, donar es absolutamente reconfortante; saber que tu hijo está de algún modo vivo aporta paz y tranquilidad de espíritu. La donación hace que la muerte no resulte inútil; pese a la tragedia de la pérdida”.

Auténticos héroes

Con apenas seis años, Sara Hernández ya había superado dos intervenciones de corazón por un problema congénito. Su infancia fue normal gracias a los esfuerzos de su familia. “Nunca me trataron como a una enferma, aunque lo estaba”, recuerda. Superó la adolescencia con normalidad, pero a los 30 años su corazón comenzó a fallar. “Las crisis, palpitaciones provocadas por una arritmia”, reseña. Fue sometida a varios tratamientos. Un problema eléctrico impedía el correcto funcionamiento del órgano vital.

Sometida a fuertes tratamientos, su aparado digestivo comenzó también a fallar. No podía comer. Se alimentaba con proteínas en polvo. La situación, que fue empeorando, la llevó a ingresar en lista de espera. “Aunque por una parte esperaba ese momento, tenía miedo”, recuerda. Fue en noviembre de 2012. “Estaba preocupada porque era interina de Educación y si rechazaba una sustitución podía perder mi puesto”, añade.

El mismo día que la llamaron para sustituir a un docente, también recibió la llamada del hospital. La intervención fue muy complicada porque la situación de Sara era más grave de lo que pensaban los médicos. Estuvo entre la vida y la muerte tras el trasplante que duró 12 horas. Pero su organismo reaccionó. Hoy es una mujer nueva. Destaca: “No tengo palabras para agradecer a la familia que me ha permitido sobrevivir. Mi donante me ha dado una vida nueva, no sólo me ha permitido seguir viva sino que me ha dado una calidad que nunca he conocido”.

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