Los tres inviernos del arzobispo

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Patrimonio eclesiástico. El Palacio Arzobispal de Sevilla cuenta con la primera 'Inmaculada' de Murillo y otra obra del pintor sevillano escoltada por dos 'zurbaranes'

Monseñor Asenjo en uno de los patios del Palacio Arzobispal.
Monseñor Asenjo en uno de los patios del Palacio Arzobispal. / José Ángel García
Francisco Correal

24 de enero 2017 - 02:36

Tres inviernos de Juan José Asenjo Pelegrina, arzobispo de Sevilla, a saber: el primero, el que vivió los días de Navidad que pasó en Sigüenza, su patria chica, pueblo con obispo y pueblo de este obispo que vivió los rigores invernales de los trece grados bajo cero; el segundo, los ejercicios espirituales que compartió con otros 33 obispos en la sierra de Guadarrama; el tercero, el despacho de invierno del Palacio Arzobispal, un rincón íntimo que monseñor mostró a un grupo de periodistas.

Ese despacho estacional tiene una mesa con ocho sillas. La posición de Asenjo en esa mesa rectangular cambió cuando pasó de ser obispo de Córdoba a arzobispo de Sevilla. Su anterior destino eclesiástico le permitía sentarse justo enfrente de un cuadro de Herrera el Viejo que ha sido objeto de un préstamo para una exposición. Al ser nombrado titular de la diócesis hispalense, pasó a presidir la mesa en las reuniones mensuales que celebran. El resto de las sillas los ocupan los obispos de Córdoba, Cádiz, Jerez, Huelva, Canarias, Tenerife y el obispo auxiliar de Sevilla, Santiago Gómez Sierra, toledano de Madridejos que se sienta justo enfrente a Asenjo.

La diócesis de Sevilla lleva 35 años regida por obispos del Atlético de Madrid

Ese despacho guarda la primera de las 19 Inmaculadas que pintó Murillo. El otro murillo del Palacio Arzobispal se encuentra en el llamado Salón de los Cuadros que el mariscal Soult convirtió en salón de Bailes. Es una obra escoltada por dos zurbaranes y formará parte de una de las numerosas exposiciones que se organizarán con motivo del centenario de Bartolomé Esteban Murillo. En el despacho de invierno hay un cuadro de David con la cabeza de Goliath y en el citado salón de los cuadros una imagen del Diluvio Universal que formó parte de una exposición por tierras de Castilla titulada Aqua.

Asenjo es un buen anfitrión del patrimonio eclesiástico. En el almuerzo, austero, sin alharacas, se sentó entre los periodistas Juan Miguel Vega y Alberto García Reyes, a quien le deseó todos los parabienes para el pregón de la Semana Santa que pronunciará en el teatro de la Maestranza el próximo 2 de abril. El 1 de abril Asenjo está en Roma y un venturoso adelanto de la agenda del papa Francisco le va a permitir coger un avión en el aeropuerto romano de Fiumicino para llegar a tiempo a Sevilla, la vieja Nova Roma, y escuchar el pregón del periodista nacido el 19 de abril de 1977, dos meses menos cuatro días antes de las primeras elecciones democráticas. Tiempos del cardenal Tarancón.

El arzobispo de Sevilla habló de Roma y de cine con Carlos Colón y se interesó por el próximo estreno de la película con motivo de la salida extraordinaria del Gran Poder con guión del pregonero de la Semana Santa que conoció la Ciudad Eterna de la mano del gran Federico Fellini. Lo fingido verdadero, casi nada. La estancia de Asenjo en Roma en la víspera del pregón obedece a una visita del papa Francisco al Colegio Español, del que por razones históricas son patronos los arzobispos de Sevilla y Toledo. Una vinculación que se remonta a la época de Marcelo Spínola y un mitrado que antes de ser titular de la diócesis de Toledo lo fue de La Habana antes del final de las colonias. La Librería Diocesana cuenta con la espléndida biografía de Spínola que escribió José María Javierre, periodista, sacerdote y pregonero de la Semana Santa.

Asenjo fue informado de la reciente visita a Sevilla de Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid. Vino como productor de cine para entregar uno de los premios Forqué a Antonio Pérez, el productor de Solas. Lo que probablemente no sabe Cerezo es que la diócesis de Sevilla lleva 35 años, desde 1982, regida por obispos que son seguidores del Atlético de Madrid. Lo es Carlos Amigo Vallejo y también lo es Juan José Asenjo. Jesús Gil sí lo sabía, cuando lo nombraron obispo de Toledo le envió a Asenjo una serie de regalos colchoneros. El Atleti de Simeone tuvo un Asenjo de portero que más de una vez parecía un Amigo. Pero ésa es otra historia.

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