...y 'Lo que el viento se llevó' entró en Sevilla

lo que el tiempo se llevó

cine palacio central5Tras haber sido teatro en el siglo XVIII y sala de fiestas después como Gran Kursaal, en 1941 pasó a llamarse Cine Palacio Central y tuvo la peculiaridad de ser la primera sala de cine refrigerada de Sevilla. A mediados de los años 80 cerró y el edificio fue restaurado para comercio en 2003

Luis Carlos Peris

23 de julio 2017 - 02:34

Toca hoy un cine desaparecido y no un cine cualquiera, sino el Palacio Central, el que primero refrigeró su sala de cuantos cines había en Sevilla, el cinematógrafo que traería Lo que el viento se llevó, un establecimiento que fue teatro en el siglo XVIII y luego salón de variedades para convertirse en cine en 1941 y tener el honor de que de un piso del edificio de los que daban a la calle O'Donnell saliese con los pies por delante un viernes de mayo de 1960 el que fuese prototipo de la genialidad taurina, el grandísimo Rafael el Gallo.

Un siglo después de que Miguel Mañara prohibiese el teatro en la ciudad y siendo asistente Pablo de Olavide surgió el Teatro Principal tras unas obras dirigidas por el arquitecto Melchor Cano entre 1830 y 1840 que le darían el aspecto que siempre tendría el Palacio Central, con sus cuatro plantas de butacas. Fue un edificio de pisos que tenía su puerta noble por calle O'Donnell y la del teatro en Pedro Caravaca. Todavía quedaba otra puerta en Sierpes, la que, a la larga, sería la de batalla para la entrada del público en el teatro.

En 1850, en la calle Tetuán se abrió el Teatro San Fernando, que competiría con el Principal hasta que éste cambió de registro, convirtiéndose en salón de variedades bajo el nombre de Kursaal. El Kursaal tendría como gran rival a la hora de programar variedades el cercano Teatro del Duque. El Kursaal tuvo una vida que iba a durar hasta la guerra civil para que poco después de acabar, justamente el 22 de febrero de 1941, se inaugurase el cine Palacio Central. El mecenas que posibilitó la conversión del salón de variedades en un cine a la altura de los mejores de Europa fue Mariano Borrero. Él financió la obra que dirigió el arquitecto Juan López Sáez, siendo el empresario Diego Salmerón.

Ese sábado 22 de febrero de 1941, el Palacio Central quedaba inaugurado con Vivir para gozar, una película de Columbia que protagonizaban dos actores de capital importancia en la historia del Séptimo Arte, el galán por antonomasia que fue Cary Grant y la eximia Katherine Hepburn. Se proyectaban tres sesiones diarias, a las seis de la tarde, a las ocho y a las diez de la noche.

En aquel tiempo, junto al Palacio Central programaban cine el Coliseo España, el Pathé, el Lloréns, el San Fernando, el Trajano y el Bécquer. Como puede comprobarse, ninguno existe ya como cine y sobrevive el Pathé, pero como teatro tras haber servido también de plató de televisión.

La historia del Palacio Central está plagada de grandes estrenos y así vemos cómo en ese año 1941 Capitanes intrépidos, Sin novedad en el Alcázar (la recaudación del estreno de esta película se destinó a las víctimas de la explosión del Cerro del Águila, según describe Carlos Colón en su libro El cine en Sevilla, 1929-1950), Horizontes perdidos o Ella, él y Asta.

Escuela de sirenas, Goyescas y la muy patriótica A mí la Legión polarizaron 1942 como Luz que agoniza, Suez, Macarena y Sólo los ángeles tienen alas el año 1943. En 1944 tuvieron un enorme éxito Sospecha, la extraordinaria cinta de John Ford ¡Qué verde era mi valle", y esa delicia para niños que creó Walt Disney en su factoría de ilusiones, Dumbo.

Pero el momento más glorioso del Palacio Central se haría esperar. Aunque el mundo ya conocía aquel milagro del cine que fue Lo que el viento se llevó, estrenada en 1939, hasta marzo de 1951 no se vio en España. Primero por la Segunda Guerra Mundial y luego por la implacable censura, esa película de películas tardó doce años en llegar a nuestras pantallas. Y en Sevilla le tocó ese premio gordo al Palacio Central. Las colas eran kilométricas en la calle Sierpes y se batieron todos los récords de taquilla.

Hasta mediados de los ochenta estuvo en activo el Palacio Central , cuatro lustros después, en 2003, fue restaurado el edificio para pisos y un amplio comercio en la planta baja. Fue un cine que llenó toda una época y al que le cupo el honor de que aquel milagro cinematográfico que fue Lo que el viento se llevó entrase en Sevilla por su pantalla.

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