celta - sevilla · La previa

No escucho y sigo

  • Como reza uno de los lemas preferidos de Sampaoli, abstraerse en este caso de los elogios por el éxito en la Champions será clave para recuperar las sensaciones en la Liga.

  • Un gran Celta espera en un duelo muy 'bielsista'.

Es una de estas semanas difíciles, como la que tocó vivir después de aquel partido loco ante el Espanyol en el que demasiado sevillismo descorchó champán no se sabe muy bien por qué. Está fresco el éxito alcanzado en la Champions y es justo y hasta beneficioso regodearse en él. Lo peligroso es perder la perspectiva y olvidar que es un éxito fruto de un camino andado en el tiempo, no de un solo partido. Porque Lyon, pese a todo, enseñó también carencias que este equipo que ha demostrado que sabe crecer a diario aún debe corregir. Como lo corrigió en la misma noche del miércoles en el tiempo que transcurrió del descanso a unos diez minutos de la segunda parte. Ésa sí es la medida y a lo que debe apelar el cuerpo técnico que exitosamente hasta el momento encabeza un Jorge Sampaoli que ha demostrado como mayor virtud saber adaptarse a las necesidades y a los problemas que su Sevilla, un equipo en construcción -no lo olvidemos-, va encontrando en el camino.

De la euforia, que vivan otros. Se da por supuesto que los profesionales están a lo suyo, pero también es importante refrescar el mensaje de cara al exterior para que la presión no incida negativamente en exceso. "No escucho y sigo". Es uno de los lemas preferidos del entrenador del Sevilla, un modo de vida como él lo califica y cuyas letras están tatuadas en su propia piel. Pero esa frase, que pudiera pensarse elegida para abstraerse de las críticas negativas ante los malos resultados, es igual de aplicable a los momentos de empalagamiento como vive ahora mismo el entorno sevillista tras el empate sin goles en Lyon. Pero que no olvidemos que son sensaciones vacías y materiales, sólo marcadas por el resultadismo. Porque, ¿quién duda que si dos de esos balones que Valbuena tiró a la madera hubieran entrado los tintes dramáticos y el pesimismo más oscuro dominarían hoy la actualidad de un equipo que venía de hacer el ridículo ante el colista y que salió en el campo del Lyon a defender el 0-0 sin delanteros en su once titular?

La carpeta de cartón satinado con las estrellitas de la Champions debe quedar cerrada hasta febrero porque la Liga sigue exigiendo a los de Sampaoli esfuerzos que tienen su vital importancia. Y en la Liga no toca visitar a un adversario fácil y tampoco precisamente está el cuadro nervionense marchando de sobrado con los de abajo de la tabla. La derrota ante un colista como el Granada que no había ganado aún en esta Liga ya está olvidada y tiene un pase, puesto que la mente estaba en lo de Lyon, pero anteriormente a eso, si nos quedamos con las sensaciones y no sólo con los resultados, el Sevilla derrotó a Deportivo y Valencia a regañadientes y sin demostrar en el campo las diferencias que marcaban la clasificación. Antes de esos dos encuentros pasaron por Nervión el Barça y la Juventus, dos colosos que bajaron de la nube a los que presumían de que el Sánchez-Pizjuán era una fortaleza inexpugnable.

Posibles alineaciones del partido. Posibles alineaciones del partido.

Posibles alineaciones del partido. / Dpto. de Infografía

Por eso digo que todos los partidos empiezan desde que el árbitro lanza el primer pitido, momento en el que ya no tiene ninguna influencia lo anterior, por grande que sea y reciente que esté.

Pero, bueno, como tampoco se trata de restar méritos a lo que es de justicia, digamos que este Sevilla se presenta en Balaídos en un atractivo duelo que enfrenta, curiosamente, a dos discípulos y admiradores -cada uno a su manera- de quien pudo una vez ser entrenador blanco, Marcelo Bielsa. Celta y Sevilla, haciéndolos extensivos al estilo de sus técnicos, tienen en su forma de entender el fútbol muchas reminiscencias bielsísticas, si bien más Berizzo que un Sampaoli que también bebe del icono Guardiola por veneración de Lillo y convicción propia, por supuesto. Pero esa forma de presionar y atacar, esos puntuales marcajes al hombre en determinadas zonas... hacen que el Celta, aparte de un rival peligroso, tenga un marcado acento entre argentino y chileno, las dos patrias futbolísticas tanto de Bielsa como de Sampaoli.

Será también -para qué negarlo- una causa especial para Iago Aspas, el excelente delantero que no se entendió con Emery y que está otra vez descollando en el club que le dio el pasaporte al Liverpool. Pero, sobre todo, será el día para poner a prueba esa filosofía de vida tatuada en un brazo de Sampaoli. "No escucho y sigo, porque mucho de lo que está prohibido me hace vivir" (Sic).

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