El lado femenino de la historia

Viento Sur estrena mañana, enmarcada en el FEST, la obra 'Mujeres reales'

Se trata de un proyecto colectivo que repasa la figura femenina a través de la historia

1. Unas 70 mujeres participan en la obra 'Mujeres reales'. 1. La pieza cuenta con 'performances'. 3. Una mujer en la piel de Santa Teresa.
1. Unas 70 mujeres participan en la obra 'Mujeres reales'. 1. La pieza cuenta con 'performances'. 3. Una mujer en la piel de Santa Teresa. / Reportaje Gráfico: Juanjo Palacios
Pilar Larrondo

21 de enero 2017 - 01:10

A pesar de ser un tema muy candente en la actualidad, la igualdad de género -todavía sin alcanzar- no siempre ha sido prioritaria en la sociedad. A lo largo de los siglos, no sólo no se ha trabajado a favor de ella, sino que, además, se ha fomentado un modelo de conducta masculina en el que la figura femenina quedaba pisoteada. Ahora, un proyecto teatral colectivo desarrollado por Viento Sur con vecinas de Triana hace una retrospectiva del papel de la mujer a lo largo de la historia. De nombre Mujeres reales y enmarcada dentro del Festival de Artes Escénicas de Sevilla, la obra hace balance de la evolución de la figura femenina a través de personajes históricos que, por determinadas circunstancias, han tenido un papel importante en la sociedad. Con dos pases de 35 minutos, Mujeres reales se estrena mañana a las 13:00.

Dirigida y escrita por Maite Lozano, directora de Viento Sur, Mujeres reales es mucho más que un proyecto teatral al uso. Lozano, acostumbrada a moverse por diversas esferas teatrales, cayó en la cuenta de que es un mundo en el que hay muchos más hombres que mujeres. Entonces pensó que debería emprender un proyecto en el que las mujeres no sólo fueran protagonistas, sino que, además, tuvieran voz y voto. Se puso manos a la obra con la dramaturgia y escogió a ocho mujeres emblemáticas de la historia. Clara Campoamor (impulsora de sufragio femenino durante la II República), Mariana Pineda (referente liberal en el siglo XIX), Hildegarda (figura relevante en la iglesia en el siglo XII), entre otras, son algunas de las mujeres que están presentes en la obra. Pero la directora de Viento Sur quiso ir un paso más allá y desarrollar un proyecto en el que pudieran participar mujeres de diversas edades y de distintos estratos sociales. Así que no lo dudó y se lo propuso a las alumnas de su escuela y a varias asociaciones de mujeres de Triana. Unas 70 mujeres se sumaron a la iniciativa, algunas familiarizadas con el teatro, otras sin noción alguna de artes escénicas.

"A la hora de trabajar resultó sencillo", apunta Lozano. Todas tenían en el cuerpo el gusanillo teatral y eso facilitó los ensayos. "Además, muchas han vivido la experiencia como una especie de terapia. Cada mujer tiene su propia historia y muchas cosas que contar al mundo. Aquí, en boca de sus personajes o al compartir con sus compañeras, lo ha podido hacer", señala la directora. Para ellas el producto artístico está por encima de cualquier cosa, por eso no les ha costado renunciar a cosas y dedicarle tiempo a Mujeres reales. Al menos así lo ve Mari Ángeles Gómez Castillo, la joven que se mete en la piel de Hildegarda. Ella pertenece a la escuela de teatro de Viento Sur, pero es la primera vez que realiza una obra colectiva de estas características. "Es muy enriquecedor poder trabajar con tantas mujeres a las que les apasiona el teatro; además, aprendes mucho de todas ellas", asegura la joven. Su opinión no dista mucho de la de María Corredera Carvajal, quien se mete en el papel de Clara Campoamor, a la que admira más si cabe después de meterse en su piel. Todas tienen ganas del estreno, aunque a algunas los nervios las traicionen, como a Lola Cobos Solís. Tiene 70 años y tablas para dar y regalar -todas las que la vida y sus altibajos le han dado-, pero dice ponerse nerviosa cuando le toca decir su frase. Ella no tiene un personaje específico, forma parte del coro que apoya a las mujeres históricas en cada escena.

Esta actividad, que supone una dinamización de la zona de la barriada del Carmen (Triana), es, además, una puesta en alza del teatro. Ese gran olvidado, e incluso menospreciado por muchos, es el elemento unificador de un grupo de mujeres que, conscientes de que todavía queda mucho por hacer -en materia teatral y en cuestiones femeninas- ven en el teatro la mejor herramienta de cambio y sociabilización

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