Andalucía es la región con menor proporción de mujeres funcionarias
Incluso en los sectores históricamente feminizados, como la sanidad y la educación, el porcentaje de hombres está entre los mayores del país en la clasificación por regiones
Es más probable que su hija tenga una maestra que un maestro. Como también lo es que sea una enfermera y no un enfermero quien le saca sangre para hacerse un análisis. Cuando va a cambiar la dirección en el padrón para poder votar cerca de casa, lo más normal es que sea una mujer quien registre los documentos necesarios en la ventanilla de su ayuntamiento. Hay más mujeres que hombres en la Administración pública en Andalucía. El 51,80% son trabajadoras frente a un 48,20% de trabajadores, según el Boletín Estadístico del Personal al servicio de las Administraciones Públicas. Sin embargo, Andalucía es la comunidad donde la proporción de mujeres es más baja, con porcentajes superiores sólo a los de Ceuta y Melilla y muy lejos del 61,96% de mujeres que trabajan en los servicios públicos de Navarra, que lidera esta clasificación.
Hay sectores de la Administración donde el porcentaje de hombres es superior al de mujeres, y es en estos ámbitos donde Andalucía presenta porcentajes más altos que otras regiones. Es lo que ocurre en los organismos dependientes del Estado con sede o delegación en la región, donde hay un 23% de trabajadoras. Sólo hay menos proporción de mujeres en Navarra y en Extremadura, mientras que la media del país se sitúa en el 30% y en Cataluña, que lidera la clasificación, alcanza el 40%.
En los ayuntamientos, diputaciones y otros organismos locales, la situación es similar. Casi el 45% de la plantilla es femenina, sólo tres puntos por debajo de la media estatal y con un dato superior a de otras cuatro comunidades, Madrid, La Rioja, Murcia y Cantabria. En las universidades, la proporción es parecida: un 44% de mujeres frente al 55% de hombres. La media nacional supera en dos puntos y medio a la andaluza, que sólo es mayor que la de Canarias, Extremadura, Cantabria y Ceuta.
Resulta llamativo que en la clasificación de comunidades en función del porcentaje de mujeres que trabajan en la Administración, Andalucía tenga su mejor dato en el sector con menor proporción de empleo femenino, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Con un 6,62% de mujeres del total de 22.075 empleados, el porcentaje supera los de Castilla-La Mancha, Murcia, Extremadura y las dos ciudades autónomas.
En los sectores históricamente más feminizados, como son la sanidad y la educación, la región se coloca la última. Dos tercios de los más de cien mil docentes -no universitarios- que trabajan en Andalucía son mujeres. Se trata del menor porcentaje del país, frente al 70% de la media nacional y el 75% de Cataluña y el 74% del País Vasco. Ocurre lo mismo con las trabajadoras sanitarias, que suponen el 69% de la plantilla regional, muy lejos del 81% de Navarra y cinco puntos menos que la media nacional. En la Administración de justicia, que emplea a funcionarios estatales y autonómicos, el porcentaje de mujeres también es alto (63%), pero sólo mayor en Andalucía que en Murcia.
Entre los trabajadores que dependen directamente de la Junta la situación es la misma, aunque hay una diferencia importante entre la proporción de hombres y mujeres que trabajan en la Administración regional y en lo que hacen lo propio en las consejerías y el resto de organismos auotónomos. En el primer caso el porcentaje de mujeres roza el 66% -sólo por encima de Extremadura y las dos ciudades autónomas-, mientras que en el segundo se queda en el 54%, superando el dato de Castilla-La Mancha, Ceuta y Melilla.
La Consejería de Hacienda y Administración Pública confirma estos números, pero declinó valorar el hecho de que Andalucía esté a la cola en la incorporación de la mujer a los empleos públicos. La empresa de formación Adams, encargada de realizar el informe sobre la proporción de mujeres que trabajan en la Administración, contempla la posibilidad de que "el interés" de las mujeres por lograr un puesto de funcionaria haya sido "más lento". La entidad alude a "razones históricas" que no se repiten en otros territorios, como pueden ser "el menor acceso a la educación" o la "mayor asunción de roles tradicionales" asignados a la mujer en Andalucía.
El diagnóstico de Adams coincide en parte con el que realiza Joaquín Álvarez, secretario de Acción Sindical de CSIF Andalucía, que también recuerda que la incorporación de la mujer al mundo laboral en la región ha sido más lenta que en zonas más prósperas económicamente como Madrid, Cataluña o el País Vasco. Pero para Álvarez hay otro impedimento que aún sigue vigente, la dificultad que tienen las mujeres para compaginar su carrera profesional y su vida familiar. "Hay mujeres que no pueden prepararse unas oposiciones porque son las responsables de cuidar de sus hijos o sus mayores", apunta el dirigente de CSIF. Entre las medidas que podrían paliar este problema, señala Álvarez, está el impulso a la Ley de Dependencia, que el Gobierno dejó casi en suspenso durante la crisis, o la puesta en marcha de mejores políticas de conciliación.
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