Francisco Serrano: "No queremos prebendas ni sillones, somos la última esperanza"

Vox en Andalucía

El partido que ha irrumpido en el mapa político andaluz descarta sentarse en el gobierno y apuesta por influir como grupo parlamentario en las políticas de un ejecutivo de PP y Cs

Francisco Serrano, líder de Vox en Andalucía
Francisco Serrano, líder de Vox en Andalucía / Belén Vargas

Sevilla/El despacho tiene vistas al río, una biblioteca dedicada a tomos de legislación, una vitrina con soldaditos de plomo y muchas placas honoríficas. Entre ellas, de Cáritas, la Cruz Roja, Anclaje y varias cofradías. En lugar preferente se exhibe una con un mensaje especial de una mujer que firma con su nombre de pila:“Por ser un juez valiente y comprometido con la sonrisa de los niños. Sevilla, 2003”.

En las paredes están los títulos de juez y de fiscal. Ganó las dos oposiciones. El teléfono no para de sonar. Por la calle hay conductores que tocan el claxon al verlo. Muchos viandantes lo miran, lo reconocen y hacen comentarios. Francisco Serrano, diputado electo por Vox, repasa con cierto vértigo los dos acontecimientos que han marcado su vida en los últimos meses: el retorno a la carrera judicial, donde quiso ejercer al menos dos meses como juez de Familia en Cataluña, y su ingreso en política como candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía. “Soy optimista y vitalista. Estoy acostumbrado a superar muchas dificultades. Es curioso todo, ¿verdad? Si no me hubieran inhabilitado como juez en un proceso kafkiano, porque lo fue y porque además ha sido calificado así por muchos profesionales del Derecho, hoy no estaríamos aquí... Ni a lo mejor hubiera ocurrido nada de lo que ha ocurrido. Por fortuna le gané la batalla al Estado y volví a ejercer como juez y, por cierto, conocí la legislación de Familia de Cataluña, que es muy interesante”.

Serrano es puro nervio. Tiene un punto pronunciado de hiperactividad que choca con la lentitud del ascensor que conduce a la cuarta planta de su despacho. Trabaja muy cerca de San Telmo y reside a poca distancia del Parlamento de Andalucía. Recuerda cuando no hace tantos años colaboraba con políticos del PSOE en propuestas de reformas legales. Ocuando fue el primer magistrado en aplicar una orden de alejamiento para proteger a una mujer en 1999. “Y años después fui represaliado por el lobbie de género... Pero quien no asume retos ni riesgos tiene una vida gris y mediocre. Si me hubiera convertido en un sectario hubiera conseguido ciertas metas, pero jamás me interesaron. No voy a cambiar mis ideas ni mis valores. A mi me dicen que estoy loco. Yo respondo siempre que sí, pero que soy un loco con encanto”.

Está orgulloso de que se le siga reconociendo por la profesión que dejó de ejercer al solicitar una excedencia: “Me llaman el juez Serrano. Incluso me llamaban así durante el tiempo que estuve inhabilitado. Es un vitola que llevo a mucha honra. Ahora seguiré luchando por los valores de siempre dentro de un partido con el que me encontré en el camino y donde me siento a gusto. Lucharemos contra la dictadura del pensamiento único, contra quienes tratan de imponernos la forma de pensar. No pienso cambiar, seré el portavoz de Vox con humildad”.

Descarta entrar en el gobierno andaluz, pese a los guiños del PP, lanzados desde la sede de Génova: “Mucha gente se ha dirigido a nosotros como la última esperanza, nos lo han dicho así. Y a esa gente la hemos abrazado. Soy un profesional que va a hacer política, no un profesional de la política. ¿Al frente de una Consejería? Yo donde me veo es en mi despacho. Pediré la compatibilidad para seguir en mi despacho profesional, donde defiendo a hombres y a mujeres”. Es especialmente rotundo en una afirmación: “No entraremos en peleas de sillones, ni de prebendas. No es nuestra guerra. Eso sí, nosotros somos el puente y tienen que pasar por este puente sí o sí. Que los señores del PP y de Ciudadanos tomen la iniciativa, que se pongan de acuerdo. Lo único seguro es que acabaremos con el régimen del PSOE y que defenderemos el cumplimiento del programa de Vox. No nos planteamos entrar o no en el gobierno”.

Vox aspira a dejar su sello en las políticas que ejecute el nuevo gobierno: “Queremos la supresión de los impuestos de sucesiones y donaciones y la reducción de muchos impuestos, una rebaja fiscal importante. Queremos la supresión de las subvenciones a organizaciones feministas y que haya una investigación de verdad del dinero público que han manejado en los últimos años... Aquí hay mucha gente que vive del maltrato. Hay que reconducir el dinero a cosas útiles para Andalucía. Queremos la derogación de la ley de la memoria histórica. La memoria ha de ser libre. Los que hablan tanto de libertad son al final unos liberticidas. ¡Que dejen a la gente comer jamón o ir a los toros! Y el que no quiera nada de eso, pues que no lo haga. ¡Pero dejen vivir a la gente! Somos el partido de la libertad”.

Francisco Serrano, en su despacho profesional
Francisco Serrano, en su despacho profesional / Belén Vargas

¿Y Canal Sur? “Hay que estudiar su viabilidad y la utilidad, donde se nos van 13 millones de euros al mes, un dinero con el que se podrían hacer hospitales”.

El resultado de las elecciones y el análisis de los trasvases de votos revela que gente que no es de derechas ha apostado por Vox: “Claro que nos han votado gente de izquierdas, como lo han hecho de barrios humildes donde están hartos de la inmigración ilegal que tiene terribles efectos. Mi director de campaña, por ejemplo, ha sido un inmigrante, un uruguayo. No somos el partido contra nadie. ¿Por qué no quieren conocernos de verdad? Queremos luchar contra las mafias que promueven la inmigración ilegal. Nosotros queremos inmigrantes con trabajo, con dignidad, trabajaremos por una inmigración reglada”.

La lucha contra la ideología de género es su estandarte: “Favoreceremos el modelo tradicional de familia y a las familia numerosa. Estamos totalmente en contra de la ideología de género. No queremos discriminaciones en ningún sentido. No queremos un Estado intrusista, no queremos un Estado que se meta en la cama de nadie, no queremos un Estado que se dedique al adoctrinamiento de niños y jóvenes. No queremos las dos últimas leyes LGTBI aprobadas por el Parlamento de Andalucía a finales del año pasado, ni la Ley de Violencia de Género andaluza que viene a ser como la estatal de 2004”.

Denuncia tergiversaciones en su discurso sobre los homosexuales: “Nosotros no estamos en contra de los homosexuales. Miente quien diga eso. Nuestro partido se basa en el respeto. Tengo amigos homosexuales y amigas lesbianas. Y delante de mi nadie les falta al respeto. ¡Igualdad de derechos y obligaciones para todos y respeto para todos! Lo que no estamos de acuerdo es con ciertas manifestaciones de mal gusto ni con el adoctrinamiento de los niños”.

En breve presentará un nuevo libro: Guía práctica para padres maltratados.

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