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Nuevos relevos y ceses

La Junta atribuye a su "permanente evaluación" el cese de tres altos cargos

  • Bendodo vincula los nuevos relevos de los puestos directivos a "la ambición por mejorar" de la Administración andaluza

Los consejeros Elías Bendodo y Rogelio Velasco, en el Palacio de San Telmo

Los consejeros Elías Bendodo y Rogelio Velasco, en el Palacio de San Telmo / Raúl Caro / Efe

La nueva Junta de Andalucía, la del cambio, es una máquina que devora altos cargos. A la ristra de dimisiones y ceses que ha tenido lugar en la Administración andaluza en los primeros meses de gobierno le ha seguido un negro comienzo de semana: tres relevos en tres días, empezando por el cese o destitución del director gerente del SAS, conocido el domingo y hecho oficial ayer, y seguido por los cambios de sendos puestos directivos en la Consejería de Hacienda y en la Consejería de Educación.

Esta circunstancia, lejos de inquietar a los gestores autonómicos, es explicado a la opinión pública con completa naturalidad, como hizo el día anterior. Según el portavoz de la Junta, Elías Bendodo, los ceses, destituciones o dimisiones se deben a cuestiones meramente procedimentales: "La Junta está en permanente ambición de mejorar y, para ello, es necesario que haya personas que entren y personas que salgan", afirmó el también consejero de Presidencia en la rueda de prensa posterior a la reunión semanal del Consejo de Gobierno, quien añadió que la "ambición permanente de mejorar nos obliga a la renovación permanente de los equipos".

Bendodo subrayó que cada consejero tiene la potestad y la autonomía de nombrar sus equipos y decidir cómo funcionan mejor. "No tiene más trascendencia que se produzcan estas renovaciones para mejorar la gestión, que es para lo que estamos aquí", zanjó el portavoz.

Además del cese del máximo responsable del SAS, cuestión que sigue supurando en las costuras de la Consejería de Salud, la Junta confirmó ayer dos nuevas sustituciones en las consejerías, que se añade a la larga nómina de recambios en plazas de gestión acumuladas por los actuales rectores.

De un lado, el Consejo de Gobierno confirmó ayer la dimisión de la directora general del Formación Profesional, Cristina Báez, quien llegó al cargo hace sólo dos meses para sustituir en el cargo a Paula Greciet, que abandonó el puesto por razones de género personal. Este abandono coincidió con la dimisión de la secretaria general de Industria, Energía y Minas, Natalia González.

No se conoce aún quién sustituirá a González, pero la transición en la Consejería de Juan Bravo se hará a partir de la creación de la Dirección General de Industria, Energía y Minas. En este ámbito hay varios casos judicializados abiertos, aunque fuentes de Hacienda negaron el cese a esta circunstancia.

En Educación, el cargo de Báez lo desempeña desde hoy María Victoria Oliver Vargas. Vargas (Adra, Almería, 1964) es licenciada en Derecho por la Universidad de Granada y pertenece al cuerpo de profesores de Secundaria, en la especialidad de Orientación Laboral desde 1990. Ha trabajado como jefa de servicio de Planificación y Escolarización en la delegación de Educación en Cádiz y tiene amplia experiencia en materia de FP dual, una de las prioridades de la consejería.

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