El nuevo mapa político de la capital

Las 279 mesas electorales que el pasado domingo recogieron el sentir de los ciudadanos han derramado una retahíla de datos que, bien interpretados, se convierten en un grito ciudadano que los políticos tendrían que tener muy en cuenta... les va el futuro en ello. Vaya por delante que los datos que aquí se plasman son una aproximación bastante fidedigna pero no exacta, puesto que hay colegios electorales que tienen votantes que no viven en el entorno del centro y que hay colegios en los que votan vecinos de varios distritos.

Con una participación del 59,78% (casi la mitad de la población decidió no votar); los 111.237 granadinos que sí se acercaron a su colegio electoral dibujaron un mapa político que dice adiós al bipartidismo.

La lectura más evidente de los datos revela una importante pérdida de votos del PP en todos los distritos pero, especialmente en el Zaidín, La Chana y el Albaicín. Tres barrios tradicionalmente de izquierdas que hace cuatro años dieron un voto de confianza al PP y que, decepcionados, han decidido quitárselo en este 2015 y volver a vestirse de rojo.

En el caso del Zaidín, el PP ha pasado de más de 8.000 votos a apenas unos 5.000, mientras que el PSOE pasa de los 7.400 a los 6.400. La Chana, castigada con la complicidad municipal de no soterrar el AVE pese a las promesas efectuadas, también ha retirado su apoyo a los 'populares'. Y es que si en 2011 alcanzó los 5.500 votos en 2015 apenas se ha quedado con 2.800.

Aunque siempre se ha dicho que los datos de las elecciones autonómicas no son extrapolables a las municipales, en el caso del Albaicín el voto ha seguido un patrón muy parecido a los últimos comicios. Vamos Granada se ha hecho fuerte en el barrio turístico por excelencia con 1.072 papeletas, a cuatro del PSOE con 1.077. El PP, sin embargo, se desploma casi a la mitad pasando de 1.567 votantes en 2011 a 783 en 2015. No han debido gustarle a los vecinos los vaivenes del transporte público que impuso en el barrio el equipo de gobierno en los últimos cuatro años y así se lo han hecho saber en las urnas.

El tradicional bastión 'popular' que suponía el Centro de la ciudad ha resistido el envite de los nuevos partidos pero también se ha resentido de ese hartazgo generalizado que inunda a los ciudadanos. Aunque sigue siendo un enclave afín al PP, el partido de gobierno ha perdido aquí más de 3.400 votantes. El 'ensayo' con la LAC tampoco parece haberse granjeado la simpatía de los vecinos del centro, y eso que en este distrito es donde mejor funciona el nuevo sistema de transporte.

Ronda también ha bajado su apoyo popular en 6.200 votos (pasando de 16.083 a 9.857), lo que ha permitido a Ciudadanos irrumpir con fuerza en el barrio con 3.127 votos.

En el caso del PSOE, aunque se ha mantenido con cierto pundonor en la mayoría de distritos (lo que le ha permitido 'salvar' sus 8 concejales) sí ha sufrido una considerable pérdida de votos en Beiro y en la zona Norte. En el primer caso ha dicho adiós a 1.650 votantes y en el segundo a 1.463.

Si nos centramos en los nuevos partidos emergentes que tendrán representación municipal durante los próximos cuatro años, hay que destacar la irrupción de Ciudadanos en Ronda, Beiro y Genil donde han conseguido 3.127, 3.223 y 2.881 papeletas. No convencen de igual manera en Norte, donde la formación de Luis Salvador apenas ha conseguido 561 votos, o el Albaicín, donde tan solo 418 personas han apostado por el nuevo partido.

Si miramos a Vamos Granada su irrupción ha sido bastante estable en todos los barrios, aunque Beiro (2.844 votantes) y Zaidín (2.313) son los que comparten con más fuerza los designios del nuevo partido que lidera Marta Gutiérrez.

El concejal que ha perdido IU ha dejado los números de la organización de izquierdas en cifras apenas testimoniales. Beiro es donde más votos ha recogido y apenas suman algo más de 1.200. Por contra en el Centro apenas consiguen 600 votos mientras que en el Albaicín, un foco fuerte de votos tradicionalmente, se han quedado con 368.

Tres días después de las elecciones municipales de 2015, los partidos no han analizado aún en detalle las causas de sus éxitos o fracaso. Quizas ni haya hecho falta, la obligación que les ha impuesto la ciudadanía de dialogar entre ellos para llegar a pactos que les permita gobernar el Ayuntamiento de Granada ya dice bastante del hartazgo de la ciudadanía. A partir de ahora los partidos políticos ponen el contador a cero para volver a empezar y ganarse la confianza de los ciudadanos. Está por ver si los nuevos son capaces de cambiar el color de los mapas para las próximas elecciones municipales. Pero eso ya será en 2019.