Los precios de los servicios funerarios varían hasta un 5.700%

La Cámara de Cuentas de Andalucía ha detectado grandes diferencias de los precios en los servicios funerarios que prestan las empresas públicas de las provincias de Cádiz, Granada, Córdoba, Málaga y el Ayuntamiento de Sevilla.

Los precios más altos en el suministro de los féretros se da en Málaga, 7.083,19 euros, y los más bajos en Granada, 121,57 euros, lo que supone una diferencia del 5.727,87%. En su informe de fiscalización de los servicios funerarios correspondiente a 2008, la Cámara ha constatado que hay diferencias de precios del 109,3% en las tarifas de las inhumaciones en panteones. Así, el precio más barato es de 234 euros en la empresa Cemabasa (Cádiz) y el más caro es de 489,84 euros en Cecosam (Córdoba). En las inhumaciones en nichos, Sevilla es la que tiene el precio más bajo con 90,86 euros; el más caro lo cobra Parcemasa (Málaga) -230,84-, una diferencia del 154%. La tarifa más barata por incineración está en Sevilla, con 174,73 euros, seguida de Córdoba, con 364,61; de Granada, con 481,41 y de (Málaga), con 453,27, frente a la más cara por 533 euros en Cemabasa (Cádiz). El precio más económico para el alquiler de salas de tanatorio se encuentra en Málaga, con 137,38 euros; el más caro se cobra en Cádiz con 700 euros por el alquiler de dos salas unidas que permiten un mayor aforo.

Según la información facilitada a la Cámara de Cuentas de Andalucía, el 51% de las empresas funerarias no cumplen con la obligación de comunicar sus precios a los respectivos ayuntamientos. En Sevilla un 78% de las empresas no han presentado sus tarifas vigentes para 2008. También se dan notables diferencias en la tramitación administrativa y la más cara se encuentra en Sevilla, con 443,49 euros, y la más barata en la provincia de Málaga por 80 euros.

En el análisis de eficacia y eficiencia, la Cámara de Cuentas concluye que la mejor proporción de hornos crematorios públicos está en Granada, con uno por cada 78.108 habitantes, mientras que en Córdoba se obtiene el peor resultado, pues hay un horno público por cada 164.214 ciudadanos.