Resistencia ante la crisis

Resistencia ante la crisis
Resistencia ante la crisis
Charo Ramos

19 de marzo 2010 - 18:16

Este año será recordado en Andalucía como crítico para la iniciativa privada en el arte contemporáneo. Se perdieron clientes, se cerraron salas y más de un creador optó por trasladar su estudio a Madrid. La Feria española de referencia, Arco, complicó aún más las cosas dejando fuera a todas las galerías andaluzas menos una, la de Rafael Ortiz. Por fortuna, en el caso de Sandunga, de Granada, y Alfredo Viñas, de Málaga, para regresar en 2010.

En el otro extremo, el Bellas Artes de Sevilla rebasó todas sus marcas gracias a la Duquesa de Alba, que cedió una selección de tesoros pictóricos y escultóricos de sus palacios de Liria (Madrid) y Dueñas (Sevilla). La exposición Colección Casa de Alba supuso no sólo el disfrute de primera mano de obras de Tiziano, Goya, Rubens o Murillo que apenas han salido de los muros palatinos sino también atraer a las salas temporales de la segunda pinacoteca de España a un público que no suele prodigarse por estos centros. Con 150.000 entradas, ha sido la exposición más vista en la historia de este museo, superando los récords alcanzados por Visión de España de Sorolla.

No tan publicitada, pero no por ello menos exquisita, la primera gran muestra española del artista letón Gustav Klucis ha permitido descubrir a una figura clave del constructivismo soviético, mucho menos conocida (en parte, por su condición de mártir político) que sus compañeros Rodchenko y Popova. De Klucis se ha visto el conjunto de su producción propagandística (fotomontajes, diseños, carteles y hasta maquetas de sus célebres tribunas de oradores) en una muestra que sobrecogió por su calidad en las salas Vimcorsa (que dirige en Córdoba el pintor José María Báez) y Cajasol e Imagen (coordinadas en Sevilla por el crítico de arte Francisco del Río).

En el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) la fotografía gozó, como en años anteriores, de un merecido protagonismo. Asistimos así al redescubrimiento de Miguel Trillo, inquieto cronista nacido en Jimena (Cádiz), que trabaja ahora en Barcelona tras haber captado con su cámara la movida madrileña de los años 80. La apasionante colección de tribus urbanas de Trillo, Identidades, mantuvo alto el listón en el antiguo monasterio de la Cartuja, donde también se presentaron las miradas a la arquitectura de Bleda y Rosa (en su primera exposición tras ganar el Nacional de Fotografía) y las estampas flamencas de Prohibido el cante. El fructífero diálogo con lo jondo vivió otro de sus hitos en 2009 con la inauguración de Flamenco Project, una selección de los registros (fotos, vídeos, grabaciones sonoras) que los alumnos extranjeros de Diego del Gastor preservaron de aquellos años de formación junto al tocaor en los pueblos del sur de Sevilla. Fruto del empeño personal del artista y guitarrista flamenco Steve Kahn, tiene sus grandes bazas en la originalidad del material y en su proximidad a los artistas, algunos de los cuales muestran por primera vez su temperamento excepcional a la cámara. El proyecto, impulsado por Cajasol y el director de Photovision, Ignacio González, se presentará en otras capitales andaluzas, además de en Francia y Estados Unidos.

En Málaga, la histórica compra por la Junta de Andalucía de 77 obras de distintas épocas de Pablo Picasso ha permitido duplicar la colección permanente del Museo dedicado al pintor, que cuenta ya con 233 piezas. Es uno de los resultados de la creación, en diciembre de 2009, de la Fundación Museo Picasso Málaga. Legado Paul, Christine y Bernard Ruiz-Picasso, que ha pasado a regir la pinacoteca. Un proyecto que también estrenó director artístico, el catalán José Lebrero, quien se despidió del CAAC tras ganar la plaza en un concurso público muy comentado. Antes de irse, inauguró en Sevilla la muestra Máquinas de mirar, tal vez su proyecto más redondo, en torno a las relaciones entre el arte contemporáneo y las técnicas pre-cinematográficas.

Fernando Francés, desde su Centro de Arte Contemporáneo (CAC Málaga), volvió a hospedar algunas de las citas inexcusables del calendario cultural. Por su apuesta por el arte andaluz, recordamos aquí la del sevillano Curro González, Estudio de noche, que descubrió las inquietudes estéticas que rondan a este maestro de la figuración cuando trabaja en su taller (con referencias que van desde Auden a Francis Bacon) y la del gaditano Chema Cobo, que regresó a lo grande con una treintena de obras firmadas en la última década.

El director del CAC Málaga fue también protagonista del Festival de cine documental de Cádiz, Alcances, como ponente de un nuevo ciclo dedicado a la videocreación. Coordinado por la galerista Lorena Benot, este foro permitió revisar los trabajos audiovisuales de Bill Viola, Marina Abramovich y Alberto García-Alix, entre otros. Y en Vejer, la Fundación Montenmedio NMAC, que dirige Jimena Blázquez, incorporó a su patrimonio la primera obra específica realizada en España por el artista californiano James Turell, Stupa, que tiene a la luz como materia prima.

Más allá de la polémica sobre su continuidad, el Centro José Guerrero abrió sus puertas a dos grandes artistas internacionales. De Martha Roslet se estrenó La casa, la calle, la cocina, un recorrido por su trayectoria desde los años 60 donde vídeos y fotografías ahondan con ironía en la interdependencia entre lo público y lo privado. La cita con las cuatro décadas de trabajo del argentino David Lamelas sirvió para reflexionar sobre los orígenes de la inclusión del cine en el ámbito museístico. La institución granadina lloró la pérdida de su gran valedora Lisa Guerrero, la hija del pintor, en un año que también vio marchar a la pionera del arte feminista Nancy Spero, cuya magnífica retrospectiva Disidanzas hizo escala, por fortuna, en el CAAC.

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