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Balance de la Bienal 2024: La ilusión viaja en tranvía
A Juan José Heredia, Niño Josele (Almería, 1974) las mil vueltas que ha dado por el mundo no le han borrado un acento almeriense que se nota al otro lado del teléfono y también en su toque, uno de los más versátiles e imaginativos de la guitarra flamenca. En la conversación también se deja sentir esa risa espontánea, de niño travieso con la que explora la música, en un viaje perpetuo que le ha llevado desde los océanos de El mar de mi ventana (2012) hasta las Galaxias, su último trabajo discográfico. Por medio, una carrera asociada a los nombres más importantes del flamenco y el jazz. Después de girar durante años con sus maestros Paco de Lucía y Enrique Morente, alcanzar el éxito mundial junto a Bebo Valdés y Diego el Cigala en aquel mítico Lágrimas Negras, y adentrarse en la música de Bill Evans o Chick Corea, su amigo y mentor Fernando Trueba prepara una película sobre él. Pero antes, recala en la Bienal este viernes 4 de octubre con Encuentro, un concierto junto a otra alma inquieta de la guitarra, Rycardo Moreno.
-¿Cómo surge un encuentro con un guitarrista como Rycardo Moreno?
-La idea surge de la propia Bienal, y a mí me pareció bien porque conozco a Rycardo y su música me encanta. Tocaremos temas propios y luego nos juntaremos, por eso el recital se llama Encuentro. A mí me encanta abrir por tarantas, que es el palo de mi tierra, Almería, y luego tengo en la cabeza tocar muy flamenco, porque mi maestro Enrique Morente siempre me decía que a Sevilla hay que venir a tocar muy flamenco. Al final nos uniremos en un guiño a Paco de Lucía.
-Las colaboraciones son una tónica general en su carrera.
-Sí, porque yo el flamenco lo tenía en casa, entonces a mí lo que me ha guiado es la inquietud de escuchar esos músicos geniales. La vida me ha ido poniendo en el camino de algunos de ellos, como Chick Corea, del que me hablaba Paco de Lucía como un ídolo y acabó tocando en uno de mis discos.
Quiero hacer una música lo más directa posible
-Ha tocado con músicos estelares, procedentes de muy distintos géneros, ¿qué les llamaba a ellos la atención del flamenco?
-Nuestro conocimiento de esta música, comprobar que podemos escuchar un tema de jazz e identificarlo con una soleá, por ejemplo. Además, alucinan con nuestra técnica. Para tocar esos temas hay que estar muy fino técnicamente, para poder fluir con ellos.
-Y eso que la mayoría de guitarristas flamencos no han pasado por el conservatorio.
-Exacto, es como una varita mágica que a ellos les sorprende, porque claro, no le pasa a todo el mundo.
-Usted ha explorado diferentes vertientes de la música, desde la labor de acompañamiento, la música afrocubana, el jazz de Bill Evans o el flamenco tradicional, ¿en qué punto de su carrera se encuentra ahora, qué le apetece expresar?
-Estoy en un momento de aplicar mi conocimiento a la expresión, a hacer una música lo más directa posible, que me permita comunicarme con la mayor fluidez. Esa es la madurez de un músico, contar con el poder de la música.
Me gusta pensar en qué hacer para que el flamenco no se estanque
-Su hijo, el pianista José Heredia, le acompaña en su carrera. Musicalmente hablando, ¿qué diferencias generacionales encuentra entre ustedes?
-Los de mi quinta crecimos sin internet, y a él siempre le digo que disfrute de la cantidad de información de la que dispone, pero que se centre en la calidad, porque Spotify es un arma de doble filo: está lo bueno y lo malo. Ellos lo tienen todo a su alcance, y con eso deben escribir el futuro. Yo no soy pesimista, no me gusta quedarme en una época que ya he vivido, me gusta pensar en qué podemos hacer para que el flamenco no se estanque.
-Por primera vez dirige la edición de 2024 del Festival Flamenco de Torrelodones ¿es más difícil dirigir que tocar?
-¡Qué va, tengo una ilusión! He creado un cartel que me encanta, con gente como Farruquito o Sandra Carrasco. Hay que apostar por programar cosas grandes, porque el público responde. Yo viajo por todo el mundo y lo tengo visto, a la gente le encanta el flamenco y la guitarra, solo que aquí parece que a los programadores les da miedo hacer cosas así. En especial con la guitarra, parecen antiguitarristas [risas].
-El festival al completo está dedicado a la figura de Paco de Lucía, con un espectáculo de clausura en el que ha juntado a buena parte de sus músicos. ¿Urgía un homenaje con su gente?
-Lo que se va a ver encima del escenario es una familia, es la vida de Paco a través de sus músicos. Porque nosotros nos conocemos de toda la vida, somos como hermanos. A Duquende, al Grilo, a Cañizares, los conozco de siempre y ellos son los que realmente han compartido con Paco. Estamos todos ilusionados, nos llamamos por teléfono sólo para contarnos las ganas que tenemos de que llegue la fecha de tocar todos juntos.
-Usted nunca ha tenido miedo a innovar. ¿Cómo se imagina la música flamenca del futuro?
-Hay que hacer algo para llevar la guitarra flamenca a los estadios, apoyarse en la tecnología para enriquecer los directos, hacerlos más atractivos para el gran público. En ese sentido, el de conquistar más audiencia, a los flamencos les pido sobre todo unión, trabajar juntos en una misma dirección.
-En ese sentido, ¿cuáles son sus siguientes pasos?
-Después de la Bienal me marcho de gira a Latinoamérica y me va a acompañar Fernando Trueba para rodar una película musical. Después de Calle 54 no ha hecho nada en esa línea y llevamos años hablando de este proyecto. Estoy con miedo pero a la vez con muchas ganas.
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