ROSS. Gran Sinfónico 1 | Crítica
Popular y aséptico comienzo para la Sinfónica
Berlinale 2020
Berlín/Irán cerró este viernes el desfile de aspirantes al Oso de la Berlinale con There is no Evil, presentado en ausencia de su director Mohammad Rasoulof por imperativos de Teherán, que le retiró el pasaporte en 2017. Una silla vacía y el letrero del nombre del director reprodujeron lo vivido con Jafar Panahi, ganador con Taxi del Oso de Oro en 2015. There is no Evil plantea el dilema entre decir no o ejecutar a través de cuatro verdugos y era la última película de la sección oficial, en una jornada compartida con la franco-camboyana Irradiés, de Rithy Panh, una denuncia del horror de la guerra.
Irradiés, único documental a competición en esta Berlinale, llevó al festival un ejercicio de maestría de Rithy Panh, que en 2003 sacudió al espectador con S-21: La máquina de matar de los jemeres rojos, su visión del exterminio camboyano entre 1975 y 1979. Ahora extiende la denuncia a otros genocidios del siglo XX a través de sus guerras.
"Tengo la impresión de que actualmente las imágenes van demasiado rápidas. No hay tiempo para mirar. Frente a eso apuesto por la repetición, o por dar espacio a la reflexión", explicó. Su película parte la pantalla en tres, con secuencias paralelas que confluyen entre sí, mayoritariamente en blanco y negro. Son imágenes de archivo reales, sean de bombardeos sobre Dresde o Hiroshima. "El cuerpo no olvida. Las quemaduras quedan de por vida al superviviente. Los descendientes heredarán el testimonio de los que murieron", recalcó Panh.
También te puede interesar
Lo último
La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El desgarro de la muerte en el Parlamento de Andalucía
VENGO DE MI EXTREMADURA | CRÍTICA
Guadiana y Juanfra Carrasco en la Bienal: El cante errante
Tribuna Económica
Carmen Pérez
É xito exportador