Estilizado thriller surcoreano

Tiempo de caza | Estreno en Netflix

Una imagen del estilizado thriller coreano 'Tiempo de caza'.
Una imagen del estilizado thriller coreano 'Tiempo de caza'.

Ficha

*** 'Tiempo de caza'. Thriller, Corea del Sur, 2020, 135 min. Dirección y guion: Yoon Sung-hyun. Fotografía: Won Geun Lim. Música: Primary. Intérpretes: Ahn Jae-hong, Lee Je-hoon, Hae-soo Park, Park Jung-min, Choi Woo-sik.

De premisa tan básica como fiel a las viejas dinámicas del género, desde la emergente cinematografía surcoreana llega a Netflix este thriller que cifra todos sus méritos a la consecución de unas atmósferas y una poderosa estilización visual que atraviesan en distintas tonalidades y ambientes el periplo de golpe, fuga y persecución de tres jóvenes amigos azotados por la crisis económica, el desarraigo y los sueños de prosperidad en una Corea apocalíptica y post-industrial.

La cinta que dirige Yoon Sung-hyun (Bleak night) y que protagoniza Woo-sik Choi, a quien reconocerán por su presencia en Parásitos, traza un camino bastante recto y despejado de los habituales malabares y trucos argumentales del cine de género surcoreano para estirar y dilatar sus escenas de acción, espera y persecución (una caza en toda regla, tal y como anuncia su título), afianzar los vínculos fraternales entre sus tres protagonistas y hacerlos pasar de pantalla a un ritmo pausado y preciso que deja disfrutar de los escenarios densos, brumosos, nocturnos y desolados que hacen de este film un ejercicio de estilo más pendiente de lo ambiental que de las motivaciones o la psicología de los personajes, incluido el implacable perseguidor, arquetipo del ronin sigiloso e invisible.

Con todo, Tiempo de caza no deja de exhibir en demasía ese gusto por la parafernalia paramilitar y cierto postureo juvenil parapetado detrás de metralletas y chalecos antibalas, enésima prueba de que, en ocasiones, ese cine coreano popular tan celebrado, hijo bastardo del blockbuster hollywoodiense y del espectáculo hiperviolento y masculinizado made in Hong Kong, suele preferir siempre los excesos pirotécnicos a quedarse corto de munición.

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