La barra antes que el restaurante

Los bares y hoteles perciben una caída del turismo extranjero. Los clientes locales acuden a las tabernas tradicionales, aunque ahora consumen menos.

D. J. G.

13 de abril 2009 - 13:32

Es la frase que mejor resume el gasto de los turistas y foráneos esta Semana Santa. El desembolso ha sido bastante moderado si se compara con el de ejercicios anteriores, cuando había bares en los que el acceso era casi imposible. Este año, por contra, se ha podido entrar en establecimientos de gran demanda en la ciudad a la hora en la que pasaba una cofradía por su puerta sin mayores problemas. El Domingo de Ramos, por ejemplo, cuando la Amargura cruzaba la Plaza del Salvador el bar la Alicantina se encontraba medio lleno, cuando en otras ocasiones no se podía pasar ni por la acera donde se encuentra.

La crisis ha sido, sin duda, un freno para el bolsillo. Autóctonos y foráneos se lo han pensado dos veces antes de gastar. A pesar de que hubiera bastante gente viendo las procesiones, los bares han notado que los clientes de estos días han sido más moderados a la hora de pedir. Sobre todo, en aquellos establecimientos que están ubicados en el casco histórico. Es el caso del restaurante que Enrique Becerra posee en la calle Gamazo, cerca de la Plaza Nueva, que ha mantenido su "clientela tradicional" estos días, pese a que han descendido los turistas extranjeros. "Lo que sí he visto es a muchos italianos, será porque el turismo religioso les atrae mucho", dice Becerra. Lo que también ha notado este profesional de la hostelería es que ha bajado mucho el gasto de los clientes. "Este año la gente ha pedido vinos más baratos y se han ahorrado en muchas ocasiones el postre, que encarece notablemente los precios", afirma este empresario.

Otro restaurante de gran tradición en Sevilla es Becerrita, en la calle Recaredo. Su propietario, Jesús Becerra, señala que "seguramente hemos superado el número de clientes de la Semana Santa de 2008, ya que entonces llovió y la gente no salió a la calle. El buen tiempo ha ayudado mucho -prosigue- aunque el turismo nacional y extranjero ha bajado bastante". Según Jesús Becerra, "el público local ha seguido con su tónica tradicional, ha llenado la barra del bar, aunque el restaurante, que es donde comen los guiris, ha estado más vacío que en otras ocasiones".

En el restaurante Barbiana, en pleno centro, los resultados, pese a ser bastante buenos, también siguen la misma evolución. Más gente en la barra que en el restaurante, que es adonde suele acudir el turista, por lo tanto, menos gastos, menos ingresos.

Juan Robles, presidente de los hosteleros sevillanos, ratifica esta tendencia: "Esperábamos que la cosa estuviera más floja este año por la coyuntura actual, pero el buen tiempo ha beneficiado a que los resultados sólo se reduzcan finalmente en algo más de un 10%. Todo un éxito en estos tiempos".

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