Corpus 2012

El comercio se pone 'guapo'

  • Decoran los escaparates con cualquier motivo eucarístico; desde el pan y las uvas, hasta un Niño Jesús o una custodia

Desde hace varios días, semanas, la ciudad ha ido transformándose poco a poco. Ha ido mudando de piel desde que se acabara la Semana Grande, pasara tras ella la Feria y continuase el mayo repleto de procesiones de Gloria. Todo ello hasta llegar al mes de junio en que se rinden honores a Jesús Sacramentado.

Sevilla se convierte en una ciudad efímera en la que su arquitectura va anunciando, como ya se hacía en la Edad Media, que algo va a ocurrir. Desde el siglo XIII se sabe de grandes arcos triunfales con motivo de la estancia en Sevilla de Alfonso XI y posteriormente Pedro I, siendo esta una de las causas del montaje de esta arquitectura, además de las montadas por visitas de personajes relevantes o por cuestiones litúrgicas. Es algo que se sigue manteniendo y que queda patente por los arcos de la plaza de San Francisco y las banderolas.

Pero no solo los arcos dan pistas de lo que está a punto de pasar, sino que el recorrer las calles del casco histórico completa el puzzle. Los comercios del centro ponen su mejor cara. Decoran los escaparates con cualquier motivo eucarístico; desde el pan y las uvas, hasta un Niño Jesús o una custodia. También las hermandades se movilizan y las priostías vuelven a trabajar a destajo. Hay que montar altares en la calle y en algunos casos, un paso de la procesión.

"Año tras año la festividad del Corpus se vive con ilusiones renovadas”, comenta Antonio Sánchez, Hermano Mayor de las Siete Palabras. Una hermandad que monta su altar de manera ininterrumpida desde hace exactamente 26 años, últimamente frente a San Juan de Dios. Sobre la posible motivación económica que podría suponer ganar el concurso, Sánchez matiza, ya que “el que diga que monta algo sin intención de ganar miente, y sobre todo teniendo en cuenta que a nuestra hermandad no le sobra precisamente el dinero. Sin embargo, lo que nos llevamos es la satisfacción personal de embellecer la ciudad”.

Y es que los premios del Ayuntamiento suelen ser cada vez más escasos y no llegan a sufragar unos gastos de transporte de enseres, exornos florales, cera y demás, que supone para las hermandades. Alrededor de mil euros suele costar levantar una estructura si contamos con el sueldo del guarda de seguridad que vigila el montaje durante la madrugada del jueves. Por otro lado, la crisis influye en todos los ámbitos y estamentos sociales y la iglesia no está exenta. Es por eso que este año veremos altares sin velas que será sustituidas por tubos de PVC.

Otros montajes, en este caso particulares, son los que se llevan a cabo en los balcones y fachadas de casas por las que pasa la procesión, entre las que se encuentra la casa ganadora del primer premio del concurso de balcones de 2011. “Es muy ilusionante poder decorar la casa año tras año como lo hacían mis antepasados, y si además te reconocen el enorme esfuerzo que conlleva, es una doble satisfacción”, comenta Concha Rodríguez, dueña del inmueble de la calle Francos. “Es del agrado de todo el mundo que el miércoles de vísperas, todo el que pase mire hacia arriba y admiren tu casa”.

Pero tanta parafernalia estaría vacía sin el carácter de profunda religiosidad que es intrínseco a esta festividad. Concretamente, la procesión del Corpus Christi, se inicia con la Contrarreforma para luchar y hacer entender al protestantismo, que Jesús Sacramentado es la base de la religión católica. “El Corpus es la realidad de nuestro Dios en la eucaristía. Es la procesión de procesiones. El culto a lo real y no a la imagen como en Semana Santa”, en palabras de Jose Antonio Escobar, párroco de Nuestra Señora de la Oliva. “Para Sevilla continúa siendo un día luminoso”. El párroco lleva saliendo en la procesión 14 años y anima a que todo creyente lo haga. “La imagen que más me estremece es cuando veo a unos padres diciéndoles a su hijo que se arrodille ante el Santísimo. Esa es la catequesis de la tradición familiar”.

El miércoles de pre Corpus es uno de esos días en que la ciudad se pone guapa y de los que hay que disfrutar durante toda la tarde y la noche, admirando y por qué no, descubriendo, verdaderas joyas expuestas a pie de calle sin perder detalle. Teniendo en cuenta, eso sí, que tras la belleza hay creencia.

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