La lluvia afectó a la mitad de las cofradías

Se completa un trienio negro, aunque la Semana Santa no ha sido tan mala como las de 2011 y 2012.

El Cristo de la Buena Muerte de la Hiniesta bajo la lluvia del Domingo de Ramos.
El Cristo de la Buena Muerte de la Hiniesta bajo la lluvia del Domingo de Ramos.
J. P.

31 de marzo 2013 - 10:44

2013 cierra un trienio negro para las cofradías. Aunque sin ser tan nefasto como 2011 y 2012, la mitad de las hermandades que hacen estación de penitencia a la Catedral se vieron afectadas, de una manera u otra por la lluvia: 30 de las 60, contando la última estación en suspenderse el Domingo de Resurección.

Sólo ha habido tres jornadas completas y sin sobresaltos: Lunes Santo, Jueves Santo y Sábado Santo. Se confirman como días nefastos el Martes Santo y el Viernes Santo. Ayer algún hermano mayor bromeaba con la idea de organizar un Martes Santo Magno con la Carretería y el Cachorro. Tres años llevan ya estas hermandades sin poder salir por la lluvia.

Un total de 21 cofradías se quedaron sin poner siquiera la cruz de guía en la calle: San Roque, la Amargura y el Amor, el Domingo de Ramos; el Cerro, los Javieres, San Esteban, los Estudiantes, San Benito, la Candelaria, la Bofetá y Santa Cruz, el Martes Santo; la Sed, San Bernardo y el Buen Fin, el Miércoles Santo; y la Carretería, la Soledad de San Buenaventura, el Cachorro, la O, San Isidoro, Montserrat y la Mortaja, el Viernes Santo.

Otras ocho se vieron sorprendidas por la lluvia en plena procesión. El Domingo de Ramos se mojaron la Borriquita, Jesús Despojado, la Paz, la Cena y la Hiniesta. Jesús Despojado y la Paz se refugiaron en la Anunciación y la Catedral antes de regresar a sus templos. El Miércoles Santo una leve lluvia propició que los Panaderos, cuando se disponía a entrar en la carrera oficial, suspendiera la procesión para regresar a su templo. En la Madrugada todas las cofradías se mojaron en mayor o menor medida. La que menos, el Silencio. Las que más, las de capa, que tuvieron que refugiarse. Curiosamente las otras dos de negro, el Gran Poder y el Calvario, continuaron su recorrido a sus templos sin descomponerse en ningún momento.

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