El turismo se mantiene gracias al buen tiempo, aunque se reducen los gastos

La ocupación hotelera fue del 80% el Jueves y Viernes Santo. El desembolso descendió un 20%. La ausencia de precipitaciones convierte a Sevilla en el destino principal de los españoles este año.

Diego J. Geniz

13 de abril 2009 - 13:31

El buen tiempo frente a la crisis. La bonanza climatológica se ha convertido esta Semana Santa en la aliada del turismo para que las cifras se mantengan en la misma tónica -e incluso superior- a la del año pasado. El número de visitas y clientes no ha descendido, aunque sí lo ha hecho el gasto medio por persona, que ha bajado casi un 20% respecto a ediciones anteriores. El Jueves y Viernes volvieron a ser los días de lleno completo en hoteles y restaurantes. Las reservas hoteleras de última hora experimentaron un gran aumento gracias a las predicciones meteorológicas que apuntaban a una semana sin riesgo de lluvia, como finalmente ha sucedido, un factor con el que la ciudad ha hecho frente a la actual situación económica.

El balance turístico y económico de esta Semana Santa está condicionado por las buenas temperaturas. Tras ocho años en los que la lluvia aguó las expectativas de negocio, la de 2009 ha sido una semana plena de cofradías que ha evitado el desplome de visitantes que los principales entes turísticos de la ciudad temían ante la actual coyuntura económica. "El descenso no ha sido tan acuciado como esperábamos", es la afirmación en la que coinciden los representantes de hoteles y restaurantes al analizar la Semana Santa que acaba de concluir. Incluso algunos se atreven a señalar que este año ha sido mejor que el pasado, cuando la lluvia estropeó el puente festivo, con precipitaciones el Miércoles, Jueves y Sábado Santo, lo que produjo una "estampida" de turistas hacia otras zonas de Andalucía, principalmente, la Costa del Sol.

Por tanto, la comparativa con 2008 es positiva por el tiempo, en tanto que la crisis no ha mermado el número de turistas. Los primeros días de la Semana Santa (de Domingo de Ramos a Miércoles Santo) la ocupación rondó el 70% -como en años anteriores- mientras que la última parte -de Jueves Santo a Domingo de Resurrección- los hoteles estaban al 80% de su ocupación, y en algunos se llegó al 100%. Estas cifras, según los representantes de los establecimientos hoteleros, contrastan con las del año pasado, cuando la lluvia estropeó los últimos días, lo que provocó que muchas personas que se encontraban alojadas interrumpieran sus vacaciones ante el mal tiempo y abandonasen la ciudad.

En cuanto al tipo de visitantes que ha pernoctado en la capital andaluza estos días predomina el turismo nacional -sobre todo de fuera de Andalucía-, muy por encima del extranjero, el grupo donde quizá más se haya notado la repercusión de la crisis, al ser el que ha experimentado un mayor descenso. También aquí la ausencia de precipitaciones ha beneficiado a Sevilla, que se ha convertido en uno de los principales destinos de los españoles para estas vacaciones ante el mal tiempo que ha reinado en otras comunidades, sobre todo, en el norte. Las predicciones meteorológicas han sido un factor fundamental en este sentido, ya que la mayoría de los visitantes han realizado sus reservas a última hora cuando tenían la certeza de que la lluvia no iba a estropear las procesiones, como años anteriores.

Donde sí ha tenido incidencia la crisis es en el gasto medio de los turistas, que ha descendido casi un 20% respecto a 2008. Visitantes y autóctonos se lo han pensado dos veces antes de sacar el dinero del bolsillo. Los turistas han elegido la habitación más económica y han optado más por el bocadillo que por comer a mesa y mantel.

Los sevillanos han seguido siendo fieles a la tradición: la barra mejor que el restaurante, pero han optado por las raciones más baratas (en Semana Santa son escasos los negocios que mantienen la tapa). La croqueta en lugar del jamón. En este apartado también hay que mencionar que muchos establecimientos decidieron a principios de temporada ofertar precios más baratos, que son a los que se han acogido, finalmente, la mayoría de los visitantes.

Por tanto, ha sido una Semana Santa positiva en cuanto al número de visitantes, que se mantiene en los mismos parámetros que años anteriores, todo un triunfo en las circunstancias actuales. Otra cuestión es el gasto realizado, bastante menor si se compara con otras ediciones. En suma, un balance positivo, a pesar de sus sombras. Ahora habrá que esperar a la Feria para saber si estas fiestas detienen la caída del turismo que comenzó en Sevilla a principios de año o, por el contrario, se trata sólo de un paréntesis primaveral.

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