La final de la Copa del Rey que disputará este sábado la Real Sociedad tiene uno de sus artífices y nombres propios en la persona de su técnico, Imanol Alguacil, quien ha alcanzado la elite del fútbol después de superar todos los escalafones en las instalaciones de Zubieta.

Alguacil, nacido el 4 julio de 1971, es natural de la pequeña localidad costera de Orio, donde es toda una institución, como se ha acreditado en el homenaje que le han rendido los vecinos de un pueblo que hasta ahora respiraban el remo por los cuatro costados y que han dejado un hueco al fútbol desde la llegada al primer equipo de su ilustre paisano.

Imanol fue un jugador profesional en la década de los 90 solvente y corajudo, virtudes que le valieron para estar siete temporadas en la Real y prolongar su carrera en Villarreal, Jaén, Cartagena y Burgos, antes de cambiar el uniforme corto por el chándal de entrenamiento en los campos de formación de Zubieta, primero con juveniles y luego, desde 2014, con los jóvenes que llaman a la puerta del primer equipo desde el filial.

El éxito le llegó a Imanol de forma disruptiva,  mientras cumplía etapas con la base, por estar en el lugar indicado en el momento en el que en la Real sufrió la peor crisis desde su ascenso a Primera en 2010, cuando los malos resultados acabaron con las carreras en el club txuriurdin de Eusebio Sacristán y del director deportivo Lorenzo Juarros "Loren".

Imanol, junto a otro guipuzcoano como Lopetegui.

El presidente, Jokin Aperribay, sacó un conejo de la chistera, al subir desde un filial que peleaba por el ascenso a Segunda al exjugador Imanol Alguacil, un tapado para el gran público y también para muchos de los técnicos de Zubieta que no anticipaban este movimiento.

Alguacil respondió y también su plantilla, que en 2018 dio la vuelta de forma inmediata a los adversos resultados antes de que, en un alarde de honestidad, el propio entrenador diera un paso atrás y volviera al segundo equipo hasta verse totalmente preparado para dirigir un transatlántico como era ya el buque txuriurdin y esperar el momento.

Su segunda y definitiva oportunidad no tardó en producirse, después de que Asier Garitano, entrenador más conservador en el juego, se estrellara cuatro meses después de comenzar la temporada 18/19. Aperribay volvió a recuperar a su cortafuegos en diciembre, convirtiéndose en el vigésimo técnico en 20 años. 

Su éxito fue casi inmediato y en esta fructífera etapa, en su segunda campaña, llevaría al equipo a la clasificación para la final de la Copa del Rey que un año después tiene lugar y a la fase grupos de Liga Europa, al clasificarse quinto en la Liga.

En la historia de técnicos blanquiazules es el octavo que más tiempo se ha sentado en el banquillo y supera a entrenadores importantes como Bernd Krauss, Philippe Montanier, Eusebio Sacristán o el mítico José Antonio Irulegui.

Los resultados de Alguacil son realmente notables, con él la Real ha firmado el mejor inicio de temporada de su historia en la presente campaña, cuando los guipuzcoanos lideraron la tabla, y también tiene en su poder el récord de victorias consecutivas en Anoeta, que es donde mejor se siente un técnico tan arraigado a la tierra como Imanol.

Su carácter pasional, su cercanía y su identificación con los valores y los colores de la Real Sociedad le han convertido en un técnico que ha calado hondo en la afición guipuzcoana, al tiempo que recaba elogios también fuera por la atractiva y moderna puesta en escena de su equipo.

La confianza en Alguacil por parte del Consejo de Administración, mientras los resultados den para ello, es total. De hecho, es el técnico que más tiempo se ha mantenido en el banquillo desde que Jokin Aperribay llegó a la presidencia en 2008.